VALÈNCIA. Crema, sudor y arena pegada en el cuerpo. Un autobús de más de dos plantas abarrotado, un hinchable enorme con forma de animal volando por la playa y quemaduras, casi de segundo grado. Una fina línea separa el turismo responsable del “invasor”, resulta difícil viajar sin convertirse en un agente gentrificador o en un visitante molesto, pero reside en la mirada y en la imitación, la barrera entre visitar con educación y hacerlo sin ella.
Atravesando esa fina línea, a través de su lente, el artista Omar Costas (que se esconde tras el nombre de Coquettto) revisa las conductas de los turistas “invasores” y casi bárbaros en Souvenir, un fanzine a todo color en el que viaja desde València hasta las costas italianas para capturar, a golpe de “flash” a aquellos turistas que ocupan el espacio al tuntún y sin mucho criterio.
Para ello genera una publicación que se puede leer tanto en forma de fanzine como de postal y póster en la que trabaja haciendo un “retrato de una sociedad con guía turístico”, un trabajo que se expone hasta la semana que viene en el espacio Dissident y que cuenta con el respaldo y visto bueno de Alejandro Álvarez de Fanzineología, uno de los "impulsores" del proyecto.
Para Costas el fanzine “lejos de ejercicios teóricos” busca replantearse la manera de conocer lo ajeno que se convierte en “inhabitable cuando la visita se convierte en invasión”, lo hace a través de fotografías en las que analiza lo absurdo de algunas dinámicas turísticas que ensombrecen el panorama de cualquier ciudad: “Pienso en la invasión de los espacios y en como el turismo masifica los lugares. Pienso también en aquellos que buscan encontrar la autenticidad allá donde van -siguiendo a cuentas de “arroba ciudad secreta”- y que buscan hacerse los originales. Al final contemplo lo que me rodea y cómo las ciudades se han convertido en una especie de parques de atracciones”.
Con motivo de capturarlos, pero sin convertirse en uno de ellos, Costas analiza a los personajes que le rodean y sus dinámicas. Se para a analizar sus movimientos y captura algunas nucas bronceadas y tatuadas, personajes que parecen sacados de un videojuego y algunos “palos selfie” que se cuelan en sus espacios. “De alguna manera, el turismo masificado hace que las ciudades se conviertan en un estampado de cartón piedra. En la ciudad nadie usa un tuk-tuk para desplazarse ni compra sus propios souvenirs, cuando veo una imagen que es demasiado bizarra es cuando veo que ahí hay una foto”.
Para criticar a los turistas que van a “lo loco” y al servicio de reírse un poco de los personajes que le rodean se motiva en darle forma a las vacaciones en fotografías que pasan desde las playas abarrotadas hasta las mascotas peludas y gigantes que ocupan las plazas para ofrecer una foto-no-tan-única. Aunque ojo, ninguna de las personas que aparece en el fanzine “conoce de su existencia”, al menos de la del documento claro… de la propia tal vez sí porque… ¿No se supone que viajar ensancha la mente?
Foto: OMAR COSTAS
