Las poderosas locomotoras valencianas y la gran cartera de pedidos de la industria de Albuixech, aspectos clave en su entrada como división de pleno derecho en el grupo suizo
VALENCIA. Vida nueva para la histórica fábrica de trenes y locomotoras de Albuixech. Con puntualidad suiza, el nuevo propietario -Peter Spuhler- quiso aprovechar el primer día laborable tras las fiestas navideñas para exhibir sus planes para la industria, a la que pinta como la pieza que faltaba en un puzzle ferroviario de 2.000 millones de euros -los que espera facturar el grupo Stadler Rail con la adquisición de la mercantil valenciana, cuya aportación será del 10% del total-.
Las caras eran de alivio y satisfacción entre los directivos de la antigua Vossloh España. Responsables como el recién nombrado presidente de Stadler Valencia y vicepresidente ejecutivo en Suiza, Íñigo Parra; o su vicepresidente Juan José Sanchís se mostraban exultantes. No era para menos. Al menos sobre el papel todo pinta de color de rosa para nueva "filial" -y a la par "división"- del grupo helvético: mantienen la plantilla de cerca de 900 empleados y la carga de trabajo a la par que abren nuevas vías de negocio, como la fabricación de bogies para todo el grupo y el amplio catálogo de productos que tendrán que ser capaces de ofrecer.
Spuhler hizo particular hincapié sobre esta cuestión. "Valencia encaja perfectamente con nuestra oferta", zanjó preguntado por el temor entre los empleados a que el actual negocio de Stadler entrara en competencia con los productos que ofrecía Vossloh España.
Sobre este aspecto concretó el que parece ser un aspecto clave en la compra de la industria valenciana: las poderosas locomotoras duales (diesel y eléctricas) con las que la firma de Albuixech alcanzó el liderazgo internacional. Stadler, más centrada en el tráfico de pasajeros, carecía hasta ahora de un producto competitivo de este tipo, que en Valencia es la especialidad de la casa. Tal circunstancia ha resultado fundamental para que la planta dirigida por Parra entre en el grupo como división de pleno derecho.
Hasta aquí el elogio esperado. ¿Pero qué pasa con los tranvías y metros que fabrica la planta de la Comunitat? Aquí radica el principal temor de los empleados de la industria por tratarse del negocio que más empleo genera en Albuixech y, a la vez, en el que Stadler es una de las firmas más especializadas del mercado.
Spuhler se pronunció tratando de disipar los miedos surgidos al respecto. "La oferta de Stadler Valencia completará la que ya existe, todos los modelos tienen cabida". Incluso garantizó la continuidad de los contratos de la firma valenciana en Alemania, donde reinan los productos de la firma suiza.
Avanzaban las explicaciones de Spuhler en alemán, y cuando el traductor las pronunciaba en español se prodigaban los asentimientos y sonrisas de Parra. "Stadler Valencia nos permitirá ser fuertes en África, America Latina y Centroamérica, mercados en los que el grupo no estaba".
En este sentido Parra apuntó que la cartera de pedidos de la planta garantiza el trabajo para los próximos dos años, independientemente de los nuevos contratos que logre de la mano del nuevo propietario.
"Habrá un aumento de la facturación, no cabe duda", dijo el máximo dirigente sin concretar el dato. Tampoco cifró los empleos ni la inversión que generarán el esperanzador horizonte que divisa Stadler Valencia, sin perjuicio de que, una vez más, como ocurrió bajo las enseñas de Alstom y Vossloh, la preciada insignia industrial de la Comunitat surgida de los históricos Talleres Devís logre brillar de nuevo bajo la batuta de la suiza Stadler.