La Generalitat ha ofrecido varios espacios en la provincia y ahora el Ministerio de Migraciones evaluará cuál es el más adecuado
Ya está prevista la llegada de 658 personas durante el primer trimestre del año desde países en conflicto
Este fin de semana me gustaría destacar dos citas que acontecen en Valencia por un mundo mejor. Dos citas que no deberíamos dejar pasar. Dos citas que sensibilizan y que ponen un granito de arena por un mundo mejor.
A veces pienso en él y me pregunto qué será de su vida, de sus trámites y de su estado de desamparo en el que se encontrará en estos momentos. Él es un refugiado que conocí hace unos meses, un tipo estupendo.
Un xicotet bar en ple centre financer de València dóna des de fa tres anys desdejunis, dinars i sopars a centenars de persones refugiades de diverses ONG en un ambient de diversitat social
El día a día no hay nada. Nada que hacer, desde la mañana a la noche. La vida en un campamento de refugiados es la nada. Cada uno intenta sobrevivir como puede. Nos adentramos en el día a día de un campamento griego
Mientras doy de mamar a mi hija con todas las comodidades que tengo a mi alrededor, pienso en esas mujeres que amamantan a sus bebes en contextos desfavorables, agresivos e inhumanos. Pienso en ellas en los campamentos de refugiados
No me gusta el frío. Por eso no elegiría nunca un país frío para vivir. Pero hay quienes no pueden elegir, quienes están obligados a vivir y sobrevivir al frío sin los recursos necesarios para ello… como el chico que pernocta bajo de mi casa
El número de refugiados que solicita asilo aumenta casi al mismo ritmo que las concesiones de protección disminuyen. Dejando atrás cada uno su tragedia, con un futuro incierto, cerca de trescientas personas pasan cada año por el Centro de Acogida de Refugiados de Mislata
Esta es Farhat. Farhat tiene 65 años.Farhat es afgana.Farhat está sola.Farhat llegó sola al campamento de Katsikas. Farhat tiene cuatros hijos, todos ellos están en Europa. Farhat es refugiada de segunda categoría, o de tercera.” Yo nunca he estado en un campo de refugiados, pero Yvonne Giménez Belmonte sí. Y éstas han sido sus crónicas desde allí.
Hace 24 años, España recibió por primera vez un contingente de 1.500 refugiados procedentes de la guerra de los Balcanes que fueron acogidos dentro de un programa costeado por gente de a pie. Cincuenta refugiados bosnios, 31 de ellos niños, encontraron cobijo en el albergue municipal de Biar (Alicante) gracias a la solidaridad de sus vecinos. Ésta es la historia de su increíble hazaña