CASTELLÓ (EFE).La pandemia de coronavirus ha echado el freno de mano a miles de vehículos que "duermen" en calles y garajes sin movilidad alguna desde el inicio del confinamiento, lo que ha dejado a talleres sin apenas trabajo y provocado que algunos se acojan a ERTE y otros, directamente, cierren sus persianas.
Es el caso de Jose Ortega, mecánico de un taller situado en Benicàssim (Castellón) que ha pasado de diecisiete empleados a dos, que continúan en plantilla y trabajan de guardia a puerta cerrada, pero el trabajo es casi nulo.
"Solo se salvan algunos vehículos de la Policía Local y de trabajadores de la localidad que necesitan batería tras tener su coche mucho tiempo sin arrancar", explica Ortega a EFE.
"Lo hemos tenido que cerrar todo porque el tema de recambios también está parado y se está trabajando bajo mínimos. Nosotros tenemos dos proveedores, que también han tenido que bajar la plantilla, uno de ellos tenía 90 trabajadores y se ha quedado con 15, pero tampoco hay recambios y en ese aspecto está todo muy parado", lamenta.
Este taller solía tener listas de espera para la reparación de vehículos, pero en la segunda semana del confinamiento fue cuando empezaron a notar el cambio de clientes, ya que durante la primera adelantaron el trabajo que tenían atrasado.
A pesar de que la gran mayoría de los coches permanece estacionados, Ortega recomienda que se arranque el motor una vez a la semana durante unos diez minutos y se circule un poco, "aunque sea salir del estacionamiento y volver a aparcarlo", para que la batería no se termine.
Esteban Trilles, mecánico de un taller situado en un pequeño barrio de Castelló, explica que empezaron a notar la bajada de clientela el 17 de marzo y continuaron trabajando hasta el 24, cuando tuvo que hacer un ERTE: "Y tuvo que ser en totalidad, porque yo soy autónomo y solo tenía un trabajador, no tenía otra opción", admite.
"Ahora mismo en mi caso estamos parados totalmente, sin entrar clientela ni nada", lamenta Trilles, quien añade: "Yo soy la tercera generación de trabajadores de este taller, situado en un pequeño barrio, y claro, la gente que viene es porque pasa con el coche; si no pasa gente, no hay coches".
La recomendación que da para que los vehículos puedan circular cuando se termine el estado de alarma es quitar el borne de la batería, "con lo que no se tendría ningún consumo y la batería se mantendría".
Al otro lado de Castelló está situado el taller Hermanos Pitarch, en el que Óscar, mecánico, declara que llevan casi medio mes cerrados porque no se les permite "abrir al público".
La bajada de clientela de este taller fue "un poco de golpe", ya que a mitad de mes continuaban con el trabajo normal, y en la ciudad coincidió con la fiesta local (la Magdalena). "Entonces la gente dejó de venir y tuvimos un par de clientes, poco más", recuerda.
La situación de este taller no ha provocado un ERTE debido a que todos son autónomos, pero han tenido que hacer un cese de la actividad y poner en sus puertas el cartel de "Cerrado": "Porque estar abiertos no tiene sentido", defiende.
Óscar también recomienda desconectar la batería para que no se consuma, "ya que la mayoría de los vehículos van a sufrir daños por la batería, y de esta forma no se gastará".
A pesar de que esta situación ha suprimido el número de ingresos económicos de estos talleres, los tres aseguran a EFE que cuando termine el estado de alarma el número de clientes y de trabajo será bastante elevado.
Y será o bien por la batería o por algún daño que haya sufrido el motor, pero "lo más preocupante", coinciden, será tener los materiales suficientes para poder repararlos.