También escribimos libros: cinco títulos obra de articulistas de 'Valencia Plaza'

VALENCIA. El oficio del periodismo y el de la escritura -entendida como escritura de obras literarias- son primos hermanos cuando no directamente dos caras de una misma voluntad; los límites entre uno y otro son difusos y en muchas ocasiones ni siquiera existen, como en el caso de la producción literaria nacida bajo el paraguas del Nuevo Periodismo. Esta cercanía -esta consanguineidad- hace que encontremos en muchas biografías aquello de “periodista y escritora”, como en el caso de Svetlana Aleksiévich, por citar un ejemplo, galardonada con el Premio Nobel de Literatura en dos mil quince. Lo uno y lo otro suelen latir dentro de la misma persona, que en muchas ocasiones se ha dedicado al periodismo por el afán de ganarse el pan juntando letras y palabras. En la redacción de Valencia Plaza trabajan muchos y muchas periodistas, y como no podía ser de otra manera, aquí también se ha dado el mismo fenómeno. Tanto es así que tenemos material suficiente para elaborar una lista de libros escritos por trabajadores de esta cabecera como la que sigue, que además, se pueden encontrar en nuestras librerías de confianza.

¿Vive Valencia de espaldas, o de cara al mar? ¿De dónde procede la expresión “València al mar”? Felip Bens (Valencia, 1969), autor del libro homónimo que ha sido editada por Llibres de la Drassana en valenciano y castellano, asegura que su pretensión a la hora de escribir esta obra sobre los valencianos que miran y han mirado siempre al mar era crear el libro que a él le hubiese gustado leer, firmado, por ejemplo, por alguien como Ryszard Kapuściński. “La mar sí es Valencia. ¡Por supuesto que lo es! Al menos desde que Jaume I fundó la Vilanova del Grau. Siempre, no obstante, ha habido dos ciudades: la que quería llegar al mar y la que miraba a la mar. El conflicto del Cabanyal y de la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez nace de esta dualidad: los que pensaban que tenían que llevar Valencia al mar y los que siempre habían estado allí, como unos valencianos más, mirando a la mar”. Un título muy útil para comprender la compleja relación de la capital del Turia con el Mediterráneo.

Tostons, cocotets, pericana, mentirons, alls durs, renyons de masero: la gastronomía propia de las comarcas del Comtat, l’Alcoià y la Vall d’Albaida bien merece ser recopilada en un libro. Si a las recetas, además, las acompañan piezas gastroliterarias -poemas, textos ensayísticos y de ficción, con la gastronomía como protagonista- de firmas de la zona como Vicent Baydal, Silvestre Vilaplana, Sergi Castillo, Amàlia Garrigós, Francesc Gisbert, Pepe Sastre, Ivan Carbonell, Mercè Climent, Pep Jordà y Francesc Jover, mejor que mejor: Quan més sucre, més dolç. La cuina de la Serra de Mariola. Receptes i gastroliteratura, de Mila Valls (Cocentaina,1956) y Ana Valls (Cocentaina, 1981), es un trabajo a cuatro manos de madre e hija que sale a la venta, como el libro de Bens, en una doble edición en valenciano y castellano a cargo de Llibres de la Drassana.

El tercer título de esta prolífica editorial local, que elabora sus libros con el mismo cuidado con que se fabricaban los barcos en las atarazanas medievales, es València no se acaba mai / Valencia no se acaba nunca, de Vicent Baydal (Valencia, 1979), quien a través de veintitrés episodios nos acercará a los hechos menos conocidos de una ciudad que si se conoce en detalle, tiene tanto que ofrecer como el París interminable de Vila-Matas. Más de dos mil años de existencia certifican que la localidad cuenta con material digno de ser divulgado: su renacimiento en época andalusí gracias a la construcción de la Huerta, la belleza del estrecho pasaje medieval que conducía a la Lonja de los Mercaderes, las violentas luchas entre los bandos que dominaban la ciudad en el siglo XVII, la expansión geográfica de las Fallas a lugares inesperados o la progresiva extensión urbanística de Valencia, en conflicto directo con la preservación de un patrimonio de gran valor. También conoceremos a personajes claves en la historia de Valencia, como la emperatriz bizantina Constanza de Hohenstaufen, el jurista y héroe popular Francesc de Vinatea, la tipógrafa humanista Jerónima Galés, el librero, editor y bibliófilo Vicente Salvá, el indiano José Rodrigo Botet o el arquitecto de la modernidad Javier Goerlich. Una entretenidísima guía que cambiará radicalmente lo que creíamos saber de la urbe.

Rock and roll y cine han ido de la mano desde que el primero se asociase a la cultura juvenil gestada en Estados Unidos al terminar la Segunda Guerra Mundial: eran tiempos de expansión económica y de bonanza para la industria del entretenimiento. El periodista Eduardo Guillot ha seleccionado medio centenar de títulos cinematográficos que ejemplifican la buena salud de esta relación en Sueños eléctricos. Cincuenta películas fundamentales de la cultura rock. Publicado por la editorial de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Guillot nos lleva del salto a la pantalla de Elvis Presley a la revolución de The Beatles, del rockumental a la ópera rock, del sueño hippie del festival Woodstock hasta su final, del nihilismo punk a la fiesta non-stop de las raves.

El quinto y último libro de esta lista va ya por su décima edición -una especial con tapa dura a todo color y que lleva de regalo una baraja de cartas especial con paellas, corbelles, gaiatos y botelles de cassalla para jugar al truc-. De categoria, de Vicent Marco, publicado por Editorial Sargantana, es todo un fenómeno editorial, un bestseller, y es que su fórmula lo tenía todo para alcanzar el éxito: en su repaso a las costumbres que caracterizan al valenciano de pro no faltan l'esmorzar, l'entrepà de sobaquillo a la fresca en verano, las diferencias entre una torrà y una barbacoa, el sucar el pan en la paella, un manual para insultar en valenciano, espardenyaes de todo tipo... Un compendio de explicaciones etimológicas, sociolingüísticas y del vocabulario que ha superado las expectativas del autor cautivando a un público de todas las edades y que promete tener todavía mucha vida por delante. ¿Sabías que las rosquilletas no existen en Madrid?