VALÈNCIA. “En cualquier estercolero salen flores”. La idea se repite una y otra vez al hablar de Al Anochecer, obra escrita por el autor valenciano Juli Disla que la recién creada compañía con el mismo nombre (Al Anochecer Producciones), compuesta por Pablo Díaz del Río y Helena Font, trae estos días a La Rambleta. Acompañados por Sergio Caballero, director de la pieza, y sus protagonistas actorales, ahondamos en las cuestiones de rabiosa actualidad que se desprenden de un texto tan sencillo como cautivador.
Al Anochecer gira en torno a Él y Ella (personajes anónimos, prácticamente universales) que noche tras noche bajan a tirar la basura. Un vertedero, el lugar menos oportuno para hablar sobre la belleza o el amor, se convierte en el escenario perfecto para compartir las miserias humanas que ambos afrontan, muchas veces, en silencio. “Son dos personas torpes e inútiles con las relaciones en general”, indica Díaz del Río. “La obra habla sobre la necesidad de ser amado, querido: entendido. De expresarse y comunicarse”, apostilla Font. Ello se vertebra en un ejercicio en el que han sabido despojarse de la poética del texto original para ofrecer una austeridad narrativa donde los sonidos de ambiente y la música cobran gran importancia.
Los tres profesionales, con un sólido bagaje en el sector, también tienen clara su mirada frente a lo que sucede en torno a las artes escénicas en València, donde esperan que Al Anochecer se convierta en una de las piezas recurrentes del circuito teatral (por lo pronto, el 10 de noviembre visitarán Vila-Real; y el 25 de enero, Almassora). Helena Font estrena dentro de poco No te vistas para cenar (en el Teatro Flumen) y un papel secundario en El Embarcadero (serie de Movistar+) con la que ha coincidido con Sergio Caballero, quien, a su vez, también está a la espera de estrenar La fossa, la primera coproducción entre À Punt y TV3. Pablo Díaz del Río, por otro lado, acaba de participar en una película de Berlanga, Viva la vida, que pronto verá la luz. A pesar de sus proyectos de futuro, sin embargo, el trío comparte la necesidad de avanzar en ciertos sentidos y apostar por perfiles nuevos en los formatos y soportes culturales que se desarrollan en la ciudad.
Pero, por el momento, apagamos las luces y dejamos que el anochecer nos suma en la más profunda oscuridad. Huele raro. Alguno diría que incluso es desagradable. Pero ¿acaso en las condiciones más adversas no pueden suceder cosas maravillosas? Estamos seguros de que este anochecer será muy diferente a otros. Y no por ello menos especial.
-Helena Font: No creo que València tenga una industria lo suficiente potente para mantener a los actores y actrices que somos de aquí: para dar un trabajo a todos. Al menos, por el momento. Hay unos pocos privilegiados que sí pueden vivir de ello únicamente, pero creo que consiste en un círculo muy pequeño de gente. Y fuera de ese círculo hay actores y actrices magníficos, válidos y meritorios que tienen que compaginar este trabajo con el de camarero, dependiente de tienda o lo que sea. Y al final lo hacemos porque prima el deseo por la profesión que te gusta y por la pasión que le tienes, pero la realidad es dura.
-Pablo Díaz del Río: Yo llevo 20 años en la profesión y nunca he podido dedicarme, en exclusiva, a esto.
-Sergio Caballero: Es una profesión muy puta. Muy gratificante, pero de fondo. Te lo tienes que currar: saber lo que quieres hacer y apostar (aunque te equivoques). En València, durante 24 años, nos han maltratado muchísimo: desapareció el Circuito de Teatro, cerraron la tele, quitaron las subvenciones (que sí había para las Fallas, pero no para las compañías) ... Una serie de cosas que daban a entender que nos querían apartar.
Ahora ha habido un cambio. Y cualquier cambio lleva implícito una necesidad: que todo salga ya. Pero hay que dar un tiempo para que germine. Llevábamos 24 años sin un convenio. Ahora por fin se ha firmado. Se ha llegado a un acuerdo entre instituciones, productoras, y teatros para dignificar la profesión. Muchas veces se nos tacha de que “queremos subvenciones”. Y para nada: yo he tenido dos compañías y, cuando no he tenido trabajo, me lo he generado yo. Y afortunadamente he podido vivir de ello.
Es verdad que esperábamos más de la política con el último cambio de gobierno. Todos estábamos demasiado ansiosos por que pasaran cosas. Y en parte han pasado: la tele hace medio año que ha abierto. No podemos exigirle ahora que tenga una audiencia inmediata. Se están haciendo programas muy dignos, posiblemente no del gusto de todos, pero quizá yo prefiero esta tele a la de antes, que era muy casposa. Y he trabajado también en el anterior formato.
Sí ha habido una mejoría, pero siempre lo digo: en València no hemos sabido ir codo con codo, sino a codazos. Por la necesidad de comerte el trozo de pastel más grande. Hay compañías que son intocables, reciben su parte de subvención y tienen su espacio. Yo no quiero ser como ellos: simplemente tener mi hueco. En el barco cabemos todos si todos si remamos.
-Pablo Díaz del Río: El otro día, en la gala de los premios de las artes escénicas La Coja Dansa, al recoger un galardón, dijo una frase que fue un dardo para todos: “Por cierto, compañías de teatro, las compañías de danza nos llevamos todas bien. Probadlo que…”.
-Sergio Caballero: A mí me encantó. Pero también es cierto que luego pregunté y me dijeron: “Las compañías de danza… cuidado”. A veces da la sensación de que cada uno hace su familia y las sinergias no existen.
-Helena Font: Quizá la gala no fue todo lo reivindicativa que tendría que haber sido. Lo que pasa es que se hizo mucho hincapié en estos últimos años y la esperanza del cambio.
-Pablo Díaz del Río: Hubo mucha presencia política, pero es cierto que tampoco hay que olvidar que son unos premios públicos que montan ellos.
-Sergio Caballero: A ver qué pasa el año que viene, que son elecciones. La primera vez, para cortar la cinta, estamos todos. Luego, para qué. Sí veo necesario que haya parte de la política allí. Te gusten o no, tienen que estar. Pero creo que se olvidó que son unos premios de celebración de las artes escénicas: del teatro, la danza y el circo. Parecía que había más hueco para los políticos y el mundo de la televisión (de caras que van siendo conocidas dentro de lo que es À Punt ahora) que para los que eran realmente protagonistas: los nominados, los premiados y la profesión. Los actores estábamos sentados en un palco como de gallinero. Y ojo, yo no quiero estar en primera fila, pero tampoco sentir que formo parte de estos premios y me tengo que situar al fondo.
-Pablo Díaz del Río: Igualmente (aunque quizá, eso sí, con menos presencia) se agradece que esté el alcalde. La señora que teníamos antes en la vida vino a estos eventos. A mí me gustó que hubiera allí perfiles públicos. A lo mejor con venir ya es suficiente, y no es necesario subir al escenario y demás. Pero por lo menos reconocen que hay un mundo artístico y lo apoyan.
-Helena Font: Creo que el audiovisual y la ficción que estamos empezando a ver en À Punt es de una calidad mucho mayor a lo que había antes. Eso es de agradecer. Ahora, a mí (que nunca he pertenecido a ese círculo de actrices), me parece que siguen estando los mismos profesionales que estaban. Hay pocos huecos en los que dices: me alegro. Gente que es de mi promoción, que ha estudiado conmigo, que sabes que ha currado muchísimo. Pero, ¿se podría ampliar un poco más el campo, por favor? Gracias.
-Pablo Díaz del Río: Han querido recuperar el star system que había… pero creo que también era el momento de ampliarlo. Todo el mundo tiene derecho a trabajar. Sergio [Caballero] es un ejemplo de ello: ha estado antes y ahora. Y dices: ¿Es preciso? [se ríen] Pues sí, también tendrá que comer. Pero creo que han sido un poco cerrados: los cuatro, cinco, diez que ya tenían… y dos huequecitos más. Era el momento de romper esa cosa que estaba instaurada.
-Helena Font: Tengamos esperanza. Y que poco a poco se vaya generando una industria valenciana que funcione, con espectadores, con segundas temporadas… Que todos tengamos ese hueco.
-Sergio Caballero: Yo he tenido la fortuna de haber trabajado en la etapa anterior y en esta. Escuchaba que se iban cerrando proyectos, cartas de compromiso… Y pensaba: a mí ya no me quieren. Al final te llaman porque que sigues haciendo cosas e imagino que están contentos con el resultado, pero también es lo que dicen: pan para hoy, hambre para mañana. Hay que gestionar las alegrías, el dinero, y las esperanzas. A veces se pone el listón muy alto y hay que ser realistas.
En algunas ocasiones se oye: “No tienen que repetir ciertos actores”. Hay algunos que hacen doblaje, están en cuatro series… Pasa lo mismo que pasaba antes. Y si no hemos aprendido… Yo lo que le pido a la tele es que sea en mi lengua, en valenciano; independiente a la hora de comunicar; honesta; con calidad; y, sí que es verdad, feminista. Agradezco que Empar Marco sea la directora. Es momento de que haya un cambio en muchas cosas.
-Pablo Díaz del Río: El público siempre ha sido un elemento muy importante para el teatro. Es cierto que ahora se interactúa más, pero es que el teatro no es cine. Aquí el público completa la obra. El camino que se está tomando parece que va por ahí, por introducir elementos que de alguna manera les muevan más de la butaca.
-Helena Font: Depende de lo que quieras hablar y de la compañía de teatro que sea. El teatro “clásico”, donde hay un espectador que no interviene y tiene frente a él unos actores, nunca no dejará de existir. Pero sí es cierto que puede haber un público más exigente, o con unas inquietudes diferentes que algunos artistas querrán satisfacer. O apostar en este sentido. También han aparecido nuevas tecnologías, nuevos lenguajes, y nuevas formas de hacer. Imagino que habrá siempre artistas y públicos que optarán por ir por ahí.
-Sergio Caballero: A veces parece que se inventan cosas y, en realidad, está todo inventado. Estamos hablando de sentimientos en una obra que se escribió hace 20 años [Al Anochecer], y pasa lo mismo con el teatro clásico o con Shakespeare o Beckett. Lo que se cuenta es lo mismo (el texto); lo que lo hace diferente es el enfoque o el creador que lo interpreta.
El audiovisual ha hecho mucho “daño” (aunque todo tiene su cosa buena y mala, que conste) porque cada vez queremos un realismo en el teatro más cercano al cine. Y no: el teatro es el teatro. Mientras haya verdad sobre el escenario, ya está. No se trata de ser creíble o no, sino de que haya un trabajo honesto y que este llegue al espectador. Estoy trabajando también en otra obra de Juli Disla, Carinyo, y en esta hay una concepción de espectáculo donde el público sí tiene que formar parte activa. Y eso no implica que se tenga que levantar o realizar un recorrido por el espacio; sino que el público tiene que formar parte de lo que está pasando.
Hay butacas en cines que se mueven.
-Helena Font: O te cae agua por encima…
-Sergio Caballero: Como experiencia es muy chula. Pero, para eso, te vas a hacer puénting. Nosotros buscamos otra cosa. Más intangible, quizá.
-Pablo Díaz del Río: La dictadura de la juventud la hay, pero, desgraciadamente, más hacia las mujeres. Hay un anuncio que he visto hace poco, de coches, en el que la madre tiene una hija adolescente… Y esta chica, la que hace de madre, no tendrá quizá ni 30. Parece que no tenga ni edad de concebir si quiera. Y piensas: qué fuerte y qué triste. Sigue estando esta concepción de la “mujer perfecta”; pero el hombre sí puede ser viejo, tener canas y arrugas, estar gordo… En cuanto a la dictadura de la felicidad, también se nos vende mucho el rollo Mr. Wonderful.
-Helena Font: Ves las redes sociales y te preguntas: ¿Realmente toda esta gente es tan feliz? ¿Hay tanta felicidad? También te produce una ansiedad por ser igual de feliz que esas personas que ves. Y no, hay que aceptarse: va a haber días buenos, días malos…
-Pablo Díaz del Río: Pero eso en las redes sociales no queda bonito…
-Helena Font: Publicar algo en plan: “Hoy ha sido un día fatídico. Me ha venido la regla y he tenido que ir a trabajar con dolor de ovarios. Y luego he chafado una caca y encima me han puesto una multa”. Eso no lo haces.
-Sergio Caballero: Para mí eso es mucho más real que el vender otras cosas, pero sí que es verdad que en nuestro gremio pasa: si se te ve, si haces cosas, si trabajas mucho; se te rifan, aunque luego seas mediocre. Y hay gente muy válida que no tiene esa oportunidad… Parece que hay que hacerse de notar.
Luego pasan los años. Te haces mayor: “Nunca más voy a poder hacer de Romeo”. Bueno, pero podrás hacer del padre de Romeo. Personajes de la edad. Es muy bonito ser joven, pero cuando veo abdominales pienso: “Ya llegarás, ya se te caerá el pelo”. Aprovéchalo, pero sanamente. No por lucir o porque brille todo. Esa necesidad de estar radiante para los demás. Muchos actores se suicidan o se tiran a las drogas (que pasa en todas las profesiones), y resulta muy triste.
La felicidad siempre se ha relacionado con lo que tienes: cuanto más posees, más feliz. Ello se ha extrapolado al tema de las redes: más likes, más seguidores… Y se queda todo en algo muy virtual. Hay empresas que ya se fijan en cuantos seguidores tienes para ver si te contratan. Pero yo no quiero formar parte de esto. Me da mucha pereza. Para mí lo importante es aceptarse, reconocerse y superarse. Y utilizar las redes sociales como la herramienta que son. Punto.
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