Teatro y danza

JUNTO A MARTA SOFÍA GALLEGO

'Dolores, Remedios y Consuelo' bailan contra la soledad no deseada

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VALÈNCIA. Un 30% de las personas mayores de 65 años en España experimentan algún grado de soledad cada día. Soledad no deseada, espacios en los que quieren estar acompañadas y no pueden, huecos en los que una llamada llenaría de luz cualquier momento. Las personas mayores de Alfafar han encontrado un antídoto que se les suministra los sábados y domingos en el centro de día de mayores: bailar. 

Una medicina que viene prescrita por el movimiento y que les ayuda a encontrarse en la pista, entre los cuerpos y en un espacio en el que todo fluye entre ellas. Un movimiento que para la artista y creadora valenciana Marta Sofía Gallego es crucial a la hora de comprender esta lucha contra la soledad que sufrían sus abuelas: Dolores, Remedios y Consuelo que dan nombre a una de las piezas que forma parte de los Viveros de 2025 Russafa Escénica.

 

Su residencia, en Alfafar y junto a estas mujeres de edad madura, le sirve para comprender el sentido real de la soledad y para ver las artes escénicas como una vía para reivindicar los espacios compartidos. A lo largo del verano Gallego ha empezado a formar parte de este plan de fin de semana junto a sus nuevas compañeras para comprender cómo se lucha contra la soledad mientras se está en movimiento. Un movimiento que le conecta también con su historia familiar: “Lo que tienen en común mis abuelas conmigo es que nos hemos sentido solas durante mucho tiempo, siempre me ha interesado saber cómo se sostienen los cuerpos con los duelos, las rupturas y las ausencias dentro de esta sociedad”.

 

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“Me interesa comprender cómo se sostiene una mujer mayor cuando pierde a su marido que le ha acompañado toda su vida. Quiero llevar la soledad a un espacio en el que generar comunidad para sentirse acompañado”. Una investigación que cobra doble sentido por el espacio en el que se encuentra haciendo su residencia: Alfafar, uno de los municipios afectados por la fatídica Dana del pasado 29 de octubre. “Es un proyecto en el que se ve cómo está el pueblo y que necesita el pueblo, la danza ayuda a generar otro tipo de conexión”.

 

Con motivo de conocer la rutina de estas mujeres mayores, Gallego se “apunta” a las clases de los fines de semana y se deja enseñar por alumnas que han vivido “muchísimo más que ella”. “Llego y aprendo sobre la danza y en una comunidad en la que me acogen. Al principio no entendían muy bien el concepto de mediación -que le sirve para desarrollar su pieza- pero hacen un esfuerzo por entender que hace una chica de 26 años bailando con gente de 70 o de 80 años. En cuanto les explicamos lo que es la mediación escénica, se muestran encantadas de formar parte de ello”, destaca la creadora.

 

Así, el baile se cuela entre historias emocionales de las mujeres que se juntan los fines de semana a bailar. El movimiento se convierte en un remedio contra la soledad no deseada y les sirve para comprender los espacios compartidos, que son cada vez más necesarios que nunca. Además, formar parte de las residencias creativas del programa Via Escènica -vinculado a Russafa Escènica- les ayuda también a formar parte del proyecto de una forma activa. Algunas de las mujeres que han participado con Gallego como parte de su proceso creativo podrán acudir a València en septiembre a ver las otras piezas que forman parte de los Viveros creativos del festival y votar por sus favoritas.

 

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“Ellas se convierten también en programadoras de su municipio, para elegir las piezas ganadoras tienen que pensar no solo en lo que les gusta sino en lo que les puede gustar en Alfafar. Este es un trabajo también de democratización de la cultura y ayuda a ver que no solo las artistas somos las que podemos seleccionar piezas, sino que el pueblo tiene que elegir lo que le gusta al pueblo”, destaca Gallego, “hay una parte pedagógica en la elección y que muestra que aunque sean mayores pueden hacer muchas cosas”. 

 

De esta forma, las mujeres que inspiran a Gallego para conformar la pieza Dolores, Remedios y Consuelo también tendrán que, bajo su criterio, ver las piezas de los demás viveros y servir no solo como “musas” sino como programadoras. Lo hacen también habiendo estado en una mediación y llegando a formar parte de un espacio creativo en el que una pieza aún está en constante construcción, como es el caso de Dolores, Remedios y Consuelo que gracias al ayuntamiento de Alfafar Gallego puede seguir desarrollando durante el resto del verano: “He conseguido estar también en agosto trabajando en mi pieza, he tenido esa suerte de conseguir estar en el espacio porque unas semanas de creación no siempre posibilitan poder generar una pieza”.

 

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“Ahora mismo puedo permitirme profundizar en la historia y hacerlo en un espacio en el que puedo estar con aire acondicionado”, explica Gallego entre risas. Mientras tanto, las mujeres que le han acompañado este verano le servirán para seguir puliendo una parte de su historia familiar que luego se traduce en una pieza de danza contemporánea en la que los textiles también juegan un papel muy importante. Una pieza en la que Gallego se muestra sola sobre el escenario aunque bien acompañada de todas aquellas mujeres que le comparten su concepto propio de soledad, un espacio que conquista por primera vez enfrentándose “a su propio deseo” y haciéndolo “como le dé la gana” y bailando como solista, pero acompañada por un trabajo que le ha descubierto mucho sobre ella misma.

 

“Quiero hacer un solo y bailar con mi historia, aunque con esta pieza me doy cuenta de que cualquier trabajo tiene más sentido cuando estamos acompañadas. A nivel emocional ha sido un trabajo muy íntimo, esa sería la palabra”. Una intimidad compartida que toma sentido cuando se sube al escenario y se encienden las luces que dejan ver un público que quiere sentirse acompañado en la sala, aunque solo sea por un ratito.

 

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