Teatro y danza

El alumnado de la ESAD, en pie de guerra por la falta de profesores

Una campaña señala que el curso ha empezado con una veintena de asignatura sin docentes incorporados. La Conselleria responde que se están adjudicando las bajas

  • Dos alumnas en un aula de la ESAD, en una foto de archivo.
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VALÈNCIA. El calvario de estudiar en la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) de València no ha variado apenas desde que hace un año el alumnado y el profesorado se movilizara para que la Conselleria se hiciera cargo de las deficiencias del edificio. Pero la realidad material del centro no es lo único que hay que mejorar en la oferta académica. Desde hace años se arrastra un problema grave de falta de cuerpo docente que paraliza algunas asignaturas. 

Es lo que denuncia la plataforma L’Agonia, una campaña impulsada por el alumnado que señala que la ESAD ha empezado el curso con una veintena de asignaturas sin docencia. En el caso de una de las alumnas con las que ha podido hablar este diario, se ha matriculado y pagado en siete asignaturas; pero a fecha de 1 de octubre, solo dos tiene alguien que la imparta, por lo que apenas va siquiera al centro a la espera de que la Conselleria resuelva este problema.

Los casos más graves se encuentran en las titulaciones de Dirección Escénica y Escenografía. El problema de base es que, al menos hasta hoy, la Conselleria aún no ha formalizado el contrato de ninguno de los profesores especialistas, que son seis plazas a tiempo completo.

Pero no solo son ellos. Muchas plazas vacantes estructurales, que vienen de jubilaciones o que se sabe desde que acaba el curso anterior que se deberán cubrir todo el curso, se formalizaron el 16 de septiembre, un día antes de empezar el curso académico. “Si no se incorporan el 1 de septiembre, no tienen tiempo ni de desarrollar las guías docentes ni, en el caso de ser nuevo docente, conocer el centro y sus particularidades”, denuncian desde la plataforma.

En conversación con este diario, una profesora del mismo centro confirma esta realidad: “Creemos que, como empezamos el curso más tarde, no se ocuparon de nosotros hasta ese último día. Pero esto afecta a la realidad del centro y son plazas que se podrían haber cubierto con previsión el mismo 1 de septiembre”.

La realidad es que las bolsas para las plazas de la ESAD no se han abierto desde hace, al menos, una década. Se cubren, en su mayoría, a través de adjudicaciones de difícil cobertura. Pero todo esto atrasa mucho más el proceso.

Todo esto se cuenta a día de hoy porque desde la Conselleria de Universidades responden a esta situación que “en la adjudicación de mañana se van a cubrir las siete bajas más antiguas. El resto son bajas que se han producido esta misma semana y se cubrirán en las próximas adjudicaciones”. En todo caso, según las listas de ofertas de plazas interinas de esta semana, a las que concursan los docentes que están en bolsa, solo se están buscando tres plazas: una en Iluminación y dos en Interpretación en el Teatro de Texto.

Aunque estas tres plazas más las seis de los especialistas puedan parecer cifras pequeñas, la realidad es que el claustro de la ESAD lo forma, aproximadamente, una treintena de profesionales, por lo que estas vacantes suponen un agujero importante en la docencia.

Notas sin docencia

Uno de los casos más rocambolescos sucedió el año pasado en Dramaturgia. El profesor que daba la asignatura se jubiló a principios de año —es decir, una baja previsible. El laberinto de buscar primero en la bolsa de interinos y activar la búsuqeda en plazas de difícil cobertura después hizo que, en todo el semestre, el alumnado de la asignatura no tuviera docencia hasta la última semana, que fue cuando se incorporó el sustituto.

El alumnado se quejó formalmente y llego a pedir la devolución del dinero correspondiente a los créditos de la asignatura que no habían dado. Finalmente, la dirección del centro parcheó este problema con dos curso de tres semanas extracurriculares con profesionales de otras escuelas para compensar al alumnado. Pero, ¿cómo se evalúa una asignatura que no ha tenido docencia alguna ni prueba objetiva al final del semestre? Para evitar que el alumnado tuviera que volver a matricularse y pagar, les pusieron la nota media del semestre anterior. Este hecho ha sido confirmado tanto por parte del alumnado como del profesorado consultado por Culturplaza

Ante esta situación, que parece que se podría repetir este año, L’Agonia ha sido la ventana que han abierto para denunciar la situación. Han abierto una cuenta de Instagram para señalar cuáles son las asignaturas sin docencia, además de hacer un envío masivo correos trasladando sus quejas tanto al Conseller José Antonio Rovira, como a Francisca Blanch, directora del Instituto Superior de Enseñanzas Artísticas de la Comunidad Valenciana (ISEACV), como a Àngel Escutia, director de la ESAD. Solo les ha contestado este último.

La agonía de la ESAD

Todas las personas consultadas para este artículo coinciden en señalar que esta situación es un “suma y sigue” al momento crítico de la ESAD. “Da la sensación de que lo están dejando morir”, señala la alumna. “Provoca tristeza y desilusión. La situación se acaba compensando con el esfuerzo del profesorado, pero quienes más lo sufren son los alumnos”, apunta la profesora.

Desde STEPV, añaden que las condiciones laborales del personal especialista va además a verse afectado por una bajada drástica de horas y sueldo: la Conselleria solo les contrata este curso por las horas de docencia directa más un 20% de complementarias (es decir, 22 de un total de 37,5), lo que puede suponer una pérdida de hasta el 41% de su sueldo sin hacer ni una hora menos de clase.

A la falta de personal docente se le suma, ciertamente, la situación del edificio que comparten con la Escuela Superior de Danza y el Conservatorio Superior Nacho Duato. Suman 23 años con barracones y, desde la publicación del artículo que listaba las graves deficiencias, solo se han hecho intervenciones puntuales por seguridad.

El edificio además está pendiente de su venta a la Universitat Politècnica de València, pero ni el claustro ni el alumnado tienen conocimiento de dónde se ubicarían entonces sus estudios, lo que “añade incertidumbre y desilusión”: “estamos en una sensación de abandono”, coinciden en conversaciones diferentes los dos testimonios recogidos.

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