Teatro y danza

La memoria en movimiento de 'Ballant Ballant'

El musical que marcó a toda una generación vuelve al Teatre Micalet para celebrar las tres décadas de la compañía

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VALÈNCIA. En la pasada edición de Dansa València, el investigador, coreógrafo y bailarín Javier J. Hedrosa estrenó una nueva práctica artística en torno al archivo y la transmisión coreográfica, Lo memorable. La propuesta era una invitación al público para echar la vista atrás y, entre juegos, rememorar cuál había sido su primera experiencia escénica y los recuerdos asociados a aquella vivencia. Hubo tres funciones y no serán las últimas. La intención última es compilar los materiales recogidos para generar una memoria colectiva.

 

Si ese gran pensamiento nostálgico compartido hace justicia a la generación que se estrenaba en el teatro en la segunda mitad de los años noventa, de seguro habrá una obra que se repita. O al menos, será rescatada por la periodista que firma este artículo. El 14 de diciembre de 1996 se estrenaba en el Teatre Micalet Ballant Ballant, un musical donde sus 15 intérpretes, ocho hombres y siete mujeres, revisaban hechos históricos y personales, como no engaña el título, bailando.

 

La compañía que la puso en pie, Teatre Micalet, la repone ahora, hasta el próximo 29 de junio, en coincidencia con su 30 aniversario. A través del movimiento y de una cuidada selección de canciones, el espectáculo recorre un siglo de historia de València desde el interior de una sala de baile, espacio simbólico que muta y sobrevive a los cambios sociales, políticos y culturales que han marcado la ciudad desde los años veinte hasta nuestros días. 

 

“Es una manera lúdica y potente de acercar la memoria a los jóvenes y de activar los recuerdos en los mayores”, explica el director del montaje, Joan Peris, quien aspira tanto a atraer al público que ya se prendó de la propuesta en origen como a espectadores y espectadoras que se inicien en la experiencia.

 

Entre la audiencia que ya ha recalado en el teatro de la calle Guillem de Castro, Peris comparte que ya ha habido entusiastas que le han asegurado que Ballant Ballant fue la obra que les hizo amar el teatro. “Es algo de fans”, comenta entre risas. “Y sin embargo, en estas nuevas funciones, está pasando algo que no esperábamos: hay una nueva audiencia, y está reaccionando con una fuerza brutal. Gente en pie, gritando, aplaudiendo en mitad de las escenas. Un fenómeno. Un escándalo. Yo me esperaba que funcionara, pero no que emocionara tanto”.

 

De Bad Gyal al apagón, un musical continuamente renovado

 

El entusiasmo, sin embargo, no es fruto, o no del todo, de la añoranza. En parte, lo es de la vigencia del material. Esta reedición no solo rememora los tiempos pasados, también los conecta con el presente. De hecho, la obra se ha actualizado para incorporar acontecimientos históricos de los últimos cinco años: la pandemia, la dana e incluso el recientísimo apagón, que dejó sin luz a la compañía durante los ensayos. 

 

Así, aunque la pieza original ha sufrido algunos cambios desde su estreno –en una reposición en 2005 ya se introdujeron modificaciones–, la esencia permanece. “Ha sido difícil decidir qué dejar fuera. Teníamos seis semanas para tenerlo todo listo, y lo más complicado no ha sido el reparto, sino cerrar una estructura redonda”, confiesa Peris. El resultado es una obra pulida, que condensa un siglo de historia en poco más de hora y media de música, sentimiento e ironía.

 

Si algo distingue a Ballant Ballant son sus canciones. En la primera parte del montaje, los temas elegidos ayudan a trazar una línea histórica clara: los años veinte, las tensiones sociales, la Guerra Civil, la posguerra y, finalmente, la tímida apertura de los cincuenta. “Ahí hay un tono casi documental”, comenta su responsable. Pero en la segunda parte, todo cambia: comienzan los guateques, las bodas, las discotecas, y la relación del espectador con la música se hace mucho más personal.

 

“Les pedimos a los actores que trajeran tres canciones que les hubieran marcados en los últimos 20 años. Con ese material hicimos una especie de juego de elección. No han cambiado muchas desde entonces. Solo una o dos salieron y luego volvieron. Entró música internacional, sí, pero también temas muy nuestros. Y entre los artistas más recientes, canciones de Bad Gyal, Rosalía, Beyoncé…”.

 

De una media de 17 espectadores a representarse con éxito fuera de Valencia

 

En esta vuelta a los escenarios, ninguno de los actores originales forma parte del reparto. Pero al estreno acudieron casi todos los que se subieron a las tablas en los años noventa y al terminar la función salieron al escenario a saludar. 

 

Los nuevos intérpretes no son bailarines profesionales. “Son actores”, subraya el director de escena. “Lo importante no es solo mover el cuerpo, sino transmitir. Y estos se menean que no veas”.

 

  • Ballant Ballant, 1996 -

En sus orígenes, Ballant Ballant no fue un éxito inmediato. “Teníamos una media de 17 espectadores por función”, recuerda Joan Peris. “Había casi más gente trabajando en la función que público en la sala”. Pero poco a poco, el boca a boca fue haciendo su trabajo. La obra giró por toda España y se convirtió en la producción más vista de la compañía. “Fue la cuarta producción desde que abrimos la compañía, y representarla en valenciano era complicado. Éramos 15 actores, mucho dinero, mucho riesgo. Pero al final fue la obra que mejor nos representó”.

 

Aunque Ballant Ballant ha tenido una trayectoria más allá de su ciudad de origen, esta reposición no ha sido pensada con un objetivo de gira. “No está en nuestros planes moverla fuera. Es un espectáculo caro, con mucha gente, difícil de amortizar. Han surgido propuestas desde algunos pueblos, seguro que las aceptaremos. Pero de momento, nos quedamos aquí”.

 

Su trama está profundamente arraigada al territorio. Explica un siglo de vida valenciana a través de bailes, vestuarios y canciones. Por eso la han elegido en el Teatre Micalet para celebrar su aniversario. Porque Ballant Ballant no es solo un hito en la historia de la compañía. Es un referente del teatro valenciano. Una pieza que ha marcado a generaciones, que ha formado parte de la crónica sentimental de muchos, y aspira a incorporar savia nueva de espectadores a la memoria colectiva.

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