VALÈNCIA. (EP) La Fundación SGAE, a través del Consejo Territorial de SGAE de la Comunitat Valenciana, ha inaugurado la primera sesión de su III Laboratorio de Escritura Teatral 'La memoria de nuestras calles'. Bajo el lema, FANG, este año las obras participantes giran en torno a las inundaciones provocadas por la dana que el 29 de octubre de 2024 sufrió Valencia.
Los proyectos seleccionados son La penúltima, de Arantxa Talón Cortés; La sangre de nuestras calles, de Marta Chust Jaén; El forn, de Rubén Rodríguez Lucas; y Arribà el silenci, de Samuel Sebastian Rodríguez.
Las y los autores elegidos tendrán la oportunidad de desarrollar sus propuestas, entre los meses de septiembre y noviembre, tutorizados por el dramaturgo y director teatral Jerónimo Cornelles. Al finalizar las sesiones de trabajo, los textos resultantes se estrenarán en formato de lectura dramatizada en diciembre de 2025.
El laboratorio 'La memoria de nuestras calles: FANG tiene como objetivo "impulsar la escritura de nuevos textos teatrales y apoyar a las y los creadores emergentes, así como explorar las posibilidades dramáticas que ofrece el teatro como herramienta de reflexión, denuncia y memoria", destaca la organización en un comunicado.
En esa línea, los responsables de seleccionar los textos participantes, Jerónimo Cornelles y el también autor y director teatral, además de miembro del Consejo Territorial de SGAE de la Comunidad Valenciana, Juan Luis Mira, subrayan "el compromiso de la dramaturgia valenciana frente a los hechos acaecidos en la dana y su repercusión social".
Además, han destacado el "alto nivel de todos los proyectos presentados y su diversidad tanto estilística como temática". El director de SGAE de la Comunitat Valenciana, Álvaro Oltra, por su parte, ha hecho especial hincapié en las graves consecuencias que la barrancada tuvo en el sector cultural y cómo la entidad se esforzó por "acompañar en esos trágicos momentos a nuestras socias y socios afectados, además de apoyarles mediante un programa específico de ayudas".
Respecto al laboratorio, ha animado a los participantes para que con sus textos "la memoria siga viva y queden como un testigo fiel de todo lo que se vivió durante aquellos días".
Las y los dramaturgos seleccionados coinciden en definir su participación en el laboratorio como una "experiencia enriquecedora y motivadora, que nos permitirá compartir ideas y sacar el máximo provecho a nuestros proyectos". Los cuatro recalcan también su voluntad de aunar la memoria, personal y colectiva, con la denuncia.
A Rubén Gutiérrez, por ejemplo, le satisface la posibilidad de "poner voz a un relato que jamás debería haber ocurrido". "Así que espero que mi texto esté a la altura de los protagonistas y de los sucesos vividos", apunta.
Arantxa Cortés, en similares términos, desea servir de altavoz para hablar sobre lo que ocurrió aquel fatídico 29 de octubre, ya que para ella el arte es "un arma de imaginar, crear y transformar, pero también una forma de denuncia".
Marta Chust, quien ha participado en esta primera sesión del laboratorio de forma telemática, ha señalado que quiere tener la oportunidad de "compartir una pequeña parte de lo que las personas damnificadas hemos vivido". En ese sentido, entiende su participación en el laboratorio como un "acto de liberación y consuelo, una forma de colocar una diminuta piedra en el muro de la justicia".
Por último, Samuel Sebastian aspira a que su obra "crezca tanto en el plano real como en el metafórico, como reflejo de una sociedad rota, y que dé voz a aquellas personas que tantas veces han quedado en silencio".