VALÈNCIA. Ha pasado más de un año de aquel fatídico 29 de octubre de 2024 pero su eco sigue siendo una cuestión diaria para los miles de afectados. Bien sea porque la actualidad manda, investigación mediante, porque las tareas de reconstrucción siguen en marcha o por las persianas bajadas, los recordatorios de la Dana continúan siendo una cosa cotidiana. Esos necesarios recuerdos, de pasado y de presente, son los que nutren Aldaia, l’empremta del barranc, una propuesta escénica que traducirá la experiencia de numerosos vecinos y vecinas de la localidad valenciana en una obra que es una catarsis.
“Evidentemente nos encontramos con muchos niveles de duelo todavía y muchos niveles de afectación. En general nos hemos encontrado que, más allá del nivel de afectación en lo material, hay mucha tristeza todavía. Por eso ha sido muy importante ese proceso de escucha ”, explica el dramaturgo Juli Disla quien, junto a Jaume Pérez Roldán, ha sido encargado de dar forma a este proyecto coral, tanto por el gran número de personas que han participado en un largo proceso de recogida de testimonios como en en la parte creativa.
Unos y otros han acabado dando forma a una pieza que se estrenará este domingo 23 de noviembre (18 horas) en el TAMA de Aldaia y que sumará alrededor de 70 personas sobre el escenario. La obra se enmarca en un programa más amplio desde el ayuntamiento de la localidad en torno a la recuperación emocional, un trabajo que parte de testimonios únicos que son, a su vez, universales, voces que reflejan las distintas maneras en las que se vivió el 29 de octubre entre los vecinos de la localidad pero entre las que se encuentran hilos invisibles que las conectan, entonces y ahora.

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- Foto: NACHO CARRASCOSA
El miedo a que se pueda repetir una tragedia como la de hace un año o la gratitud por la ayuda recibida por parte de organizaciones y voluntarios son algunos de esos elementos comunes que más se han repetido en estos meses de conversaciones, meses en los que la Dana ha sido una cuestión que ha marcado el día a día de los vecinos. “Es una obra coral que quiere ser una polifonía de voces, de sentimientos, de estados anímicos, de sensaciones provocadas, de etapas de duelo y de experiencia vivida”.
Los recuerdos siguen siendo dolorosos y ante el aluvión de imágenes, especialmente en estas últimas semanas en las que se ha cumplido el primer aniversario de la tragedia, se ha optado de manera consciente por no usar ninguna de ellas en el montaje, una pieza que habla de la tragedia pero, también, de esperanza. "Creemos que ha sido un proceso que ha aportado serenidad. La capacidad de hablar de lo que pasó, de ser escuchados y de decir muchas cosas que todavía no se habían dicho ha cohesionado mucho al grupo. Se han visto cuidados y ese también era el objetivo, además de ofrecer una pieza de teatro en comunidad para todo el pueblo”, incide Disla. “La gente tenía muchas ganas de ser escuchada”.
De esta forma, Aldaia, l’empremta del barranc nace para escuchar y para no olvidar, una obra que se nutre del diálogo con distintos colectivos, agentes sociales y afectados que han terminado dando forma a una obra que habla de las distintas etapas vividas desde ese 29 de octubre hasta el presente más inmediato desde lo íntimo y, también, la conciencia de colectivo. “Nos hemos encontrado un pueblo comprometido con voluntad de crecer y sobreponerse para encarar el futuro”.
Liderados por Juli Disla y Jaume Pérez Roldán, el proyecto reúne en su equipo a Marc Gonzalo y Carles Salvador, encargados del diseño de iluminación y música, o Nacho Carrascosa y Maria Almudéver, encargados de los visuales y el vestuario, un listado que suma una quincena de intérpretes: Amparo Añón, Mari Carmen Bilbo, Júlia García Roldán, Alberto Jiménez, Eva Lezcano, Iris Lezcano, Ruth Lezcano, Lolu Lucendo, Manuela Morales, Antonio Parrilla, Carmen Rodríguez, Fran Rodríguez, Joan Ruiz, Victoria Salinas y Trini Sánchez, además de la colaboración de la Escola Municipal de Dansa d’Aldaia , Escola Municipal de Teatre d’Aldaia y el Orfeó d’Aldaia.