VALÈNCIA. En cualquier patio de colegio español se podría escuchar “La Tarara, sí; la tarara, no; la Tarara, niña, que la he visto yo”, de fondo, en unos juegos infantiles. Una canción aparentemente sencilla que Lorca musicalizó y que ahora da vida a una obra con el mismo nombre: La Tarara, de la autora y dramaturga alicantina Josi Alvarado y que se sube a las tablas del Teatro Círculo del 13 de febrero al 2 de marzo. En esta Alvarado se pone en las manos de la compañía valenciana Círculo del Arte en la Escena de Teatro Círculo para dar vida a una versión original y valenciana de su texto La Tarara contando con la dirección de Ana Campos del Alcázar.
En este la autora se entromete en la vida de una persona no binaria llamada La Tarara y su relación con una niña llamada Rosa. Esta historia le valió el Premio SGAE de Teatro Ana Diosdado en 2010 y el Premio de la Crítica Valenciana en 2020 lo que hizo que se subiera sobre las tablas del Teatre Principal en València el pasado 2022 aunque a manos de la compañía vasca Hika Teatroa. En esta nueva versión, dirigida por Ana Campos, buscan devolver a la obra de Alvarado la luz valenciana, dotarla de paisajes sonoros que acompañen la propuesta y ofrecer una propuesta dramatúrgica que comprenda la lectura completa de sus protagonistas: “Queremos que el espectador pueda construir la historia entre el pasado, el presente y el futuro como una especie de puzle en el que van encajando las piezas. El espectador es quien crea la historia y comprende lo que conecta a las protagonistas”, apunta la directora de la pieza.
- La Tarara -
- ALAIN DACHEUX
Para ello Alvarado se centra en la historia de “una madre sin hija y una hija sin madre” que vagan por el casco antiguo de Alicante mientras se buscan a ellas mismas. Entre cartas de amor, compositores como Liszt y Schubert, prostitutas y un poema musical que evoca a Federico García Lorca la autora busca generar un thriller a ritmo “almodovariano” en el que celebra el sentido de comunidad dentro de la ciudad: “El paisaje, como en la novela negra es una metáfora que nos sirve para hablar de una niña que se convierte en mujer en un momento en el que Alicante sale de las tinieblas y entra en una época de más luz”, apunta la autora, situando la obra en el final de la época franquista.
Con ello enmarca el paso de una etapa traumática a la edad adulta donde podría reinar el caos, pero donde ambos personajes se sienten acompañados. Para ello genera un diálogo abierto sobre el escenario en el que se debate sobre la crudeza de la maternidad, los cambios y los cuidados a través de una niña que da el salto a la madurez acompañada de La Tarara como guía: “Escribí esta obra cuando estaba amamantando a mi hijo y me hizo pensar en el miedo que da ser madre. La Tarara es este personaje que no hace de madre biológica como tal, pero sí como figura materna ante una niña que tiene que enfrentarse a un trauma que le marca por completo”.
- La Tarara -
- ALAIN DACHEUX
Sobre el escenario, tanto Rosa como La Tarara reflexionan sobre los abusos sexuales; la primera lo hace desde el seno familiar y la segunda desde su trabajo en la calle, generando así un debate abierto sobre el deseo y la sexualidad: “Generamos una obra de muchos colores y deseos humanos. El motor de esta pieza es el deseo en todas sus formas, las lícitas y las no lícitas y lo que buscamos es generar un diálogo abierto sobre quienes somos y que nos compone”.
Gracias a dar vida a la obra a través de un equipo valenciano Alvarado considera que con la representación y relectura de la compañía de Teatro Círculo consigue que su texto tire a volar gracias al aliento de los actores y las actrices que viajan a este Alicante de los años 80: “Trabajamos sobre el mismo texto pero con una compañía diferente -y valenciana- con lo que el texto puede adquirir nuevas tonalidades y potencialidad. Me interesa también generar comunidad y ubicar el texto en las calles de Alicante que es donde sucede todo, además de darle forma desde un equipo que comprende este espacio”.
- La Tarara -
- ALAIN DACHEUX
A pesar de la forma de drama que tiene este relato, Alvarado insiste que lejos de la tristeza La Tarara se conforma a ritmo de “thriller poético” que busca poner al espectador ante un enigma familiar, vital y personal: “El espectador tiene que ir resolviendo el enigma, uniendo las piezas de un puzle roto hasta llegar a un secreto que ha sido guardado durante mucho tiempo en el seno de una familia y de puertas para dentro”, apunta la autora, quien explica que parte de este relato se apoya también en el crecimiento, la madurez y en un alegato por la sexualidad y la libertad.
Tal y como apunta Ana Campos el relato sirve también para comprender la historia comunitaria e individual de las protagonistas, quienes a través de sus recuerdos, la música y el público permiten que este tema popular cobre un nuevo significado sobre las tablas. Con todo ello esperan que el público valenciano pueda resignificar la historia de La Tarara, que vaga por las calles en forma de canción, recuerdo y madre en busca de una hija.
