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sigue siendo un referente, que se ha ido adaptando a las nuevas modas y demandas

Tejidos La Francesa de Alcoy, un comercio de 120 años que peligra por jubilación

10/03/2024 - 

ALCOY. Uno de los comercios más emblemáticos de Alcoy es ‘Tejidos La Francesa’, que ha vestido y sigue vistiendo los hogares de varias generaciones. Es muy fácil que entre los cajones de un hogar haya sábanas, colchas o paños de cocina adquiridos en este establecimiento, al que siempre se acude en busca de calidad y asesoramiento, y que sigue siendo un referente. Son 120 años viendo pasar el devenir de la ciudad desde el establecimiento ubicado en la emblemática calle Sant Nicolau, muy cerca de la Plaça d’Espanya, si bien sus orígenes son anteriores.

Francisca, una vecina de Alzira cuyo esposo era francés, se trasladó a Alcoy para vender en el mercadillo que se montaba en la Plaça. Sus puntillas eran muy conocidas y apreciadas, y cuando alguien preguntaba a quién se las habían comprado, la respuesta era rotunda: a la francesa, que era como se le conocía por el origen de su marido. Tan bien le fue el negocio de venta de puntillas, que decidió abrir un comercio muy cerca de donde estaba el mercadillo, y localizó el local que aún sigue acogiendo a ‘Tejidos La Francesa’. 

Si todos la conocían como ‘La Francesa’ y los productos que vendía contaban con muy buena aceptación, qué mejor que llamar así al comercio, pues no habría duda de quién lo regentaba. Siempre ha mantenido este nombre, a excepción de unos años durante la época franquista en la que les obligaron a retirarlo del letrero exterior, pasando a poner ‘Tejidos’, únicamente. Pero enseguida que se pudo recuperar, ‘La Francesa’ volvió a la fachada, y hasta ahora.

El negocio fue creciendo hasta contar con dos dependientes más, Fernando y Emilio. Con la llegada de la Primera Guerra Mundial, el esposo de Francisca tuvo que marchar a Francia y ella se fue con él, dejando el negocio en manos de los dos dependientes que le ayudaban. Pasaron los años y el negocio pasó a la hija de uno de ellos, María, y finalmente a la propietaria actual, Mari Chelo Calbo, que entró como empleada en 1978 y hace un cuarto de siglo que está al frente de este centenario negocio alcoyano, que durante unos años contó con un segundo establecimiento en el barrio del Ensanche.

Durante este tiempo ha visto cómo han ido cambiando las modas, los gustos y los productos más demandados. “Al principio, el fuerte de la tienda eran las telas, que se cortaban y se confeccionaban a medida los artículos textiles para el hogar que pedía el cliente”, algo que quedó atrás hace ya tiempo, prefiriéndose los productos ya confeccionados. Curiosamente, “la única tela que cortamos ahora es con la que confeccionamos los cubre balcones que se colocan en Fiestas de Moros y Cristianos, con la cruz de San Jorge”. 

La moda del ajuar “ha cambiado mucho. Primero a las niñas, desde pequeñas, se les iban comprando sábanas, mantelerías… que además se bordaban. Después la familia de la novia realizaba estas compras cuando iba a celebrarse la boda, y ahora es habitual que venga la pareja a comprar lo que necesitan y les gusta”. También han cambiado los gustos, ahora se apunta a la funcionalidad-aunque sigue ofreciendo la posibilidad de personalizar los productos con bordados-, los blancos también han dejado paso al colorido en los tejidos para el hogar, y entre los productos más demandas están ahora las fundas de colchón, toallas y paños de cocina..

El establecimiento ha mantenido el sabor de antaño, con la madera como protagonista y detalles que demuestran los años de historia acumulados. Mari Chelo es feliz entre mantelerías, fundas nórdicas, toallas, sábanas… se nota que conoce el sector a la perfección y que disfruta con lo que hace. Al preguntarle cómo está el mercado actualmente, explica que “en todos los sitios hay de todo, en una gran superficie, además de alimentación, también encuentras ropa de hogar, o en una tienda de colchones también venden fundas. Pero La Francesa tiene unos clientes fieles, que siguen comprando aquí, y les agradezco que a lo largo de varias generaciones hayan confiado en este establecimiento”. Calidad, asesoramiento, trato directo y profesionalidad son rasgos que este comercio de proximidad ha mantenido a lo largo de su historia.

Mari Chelo se está acercando a la edad de jubilación, de hecho, sus planes pasan por jubilarse a final de año, “y me gustaría poder traspasar la tienda, y si fuera a alguien de la familia, mejor”. De esta manera, los más de cuarenta años que ha pasado tras ese mostrador, seguirían igual de vivos.

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