Aunque el nivel de optimismo tanto de inversores como analistas se modere este año, los resultados pueden continuar dando soporte a la renta variable
MADRID. Muchas dudas acechan a los mercados de renta variable en el comienzo de 2022, especialmente después de haber vivido un 2021 con unos resultados tan espectaculares. Quizás, la mayor de todas la encontramos en el temor que analistas e inversores tienen a las consecuencias de una retirada de estímulos monetarios, más acelerada de lo que se venía anticipando por parte de los bancos centrales, especialmente después de un periodo tan largo de apoyo monetario a discreción.
Pensamos que, a pesar de las recientes declaraciones especialmente de los miembros de la Reserva Federal norteamericana (FED), finalmente el mensaje se modulará para evitar reacciones excesivamente adversas de los activos de riesgo, tan mal acostumbrados como han estado en los últimos años.
Es muy posible que los sectores más ligados al ciclo y con mayor correlación con las rentabilidades de la deuda sigan dando soporte a la renta variable -especialmente en los primeros meses de 2022-, pero claro está que será necesario que tanto la macro como la micro sigan dando apoyo.
Muchas son las razones que justifican la buena evolución de la renta variable en los últimos meses. La aplicación de políticas monetarias expansivas es una razón importante, pero también lo han sido las expectativas de recuperación económica y las sorpresas positivas en los resultados empresariales.
La capacidad de sorprender en sus publicaciones de resultados durante 2022 va a ser menor por parte de las empresas, ya que muchas de ellas van a encontrar dificultades para continuar ampliando sus márgenes, trasladando el aumento de costes que genera el actual contexto de inflación a sus clientes; pero si nos fijamos en Estados Unidos -donde la campaña de resultados ya ha comenzado-, parece que todavía queda espacio para ello.
En la campaña correspondiente al tercer trimestre, muchas corporaciones sorprendieron de forma positiva, manteniendo sus márgenes –e incluso haciéndolos crecer– en un entorno de alzas de costes y rotura de cadenas de suministros. Los analistas ahora se muestran más escépticos en cuanto a que esta circunstancia se pueda mantener, pero también es verdad que no ha habido colapso alguno en las cadenas de suministro durante las Navidades, incluso a pesar del repunte de la pandemia originado por Ómicron.
Hay otros aspectos negativos que habrá que tener en cuenta en la campaña de publicación de resultados, que está a punto de comenzar.
Pero también hay que contemplar aspectos positivos. Para esta campaña y después de varios trimestres en los que las empresas han reportado guías de resultados negativos en mínimo, los avisos de profit warning han repuntado, pero se siguen manteniendo en niveles muy bajos. Históricamente, un nivel de revisiones de resultados a la baja por parte de las empresas, suele ser preludio de una buena campaña, con sorpresas positivas elevadas. Y es que es habitual que las corporaciones 'rebajen' los niveles de estimaciones de los analistas antes de las publicaciones para conseguir un mejor impacto durante la presentación de cuentas, al no ser las cifras tan negativas como se había trasladado.
Pensamos que, aunque el nivel de optimismo tanto de inversores como analistas pueda moderarse durante 2022, los resultados empresariales pueden continuar dando soporte a la renta variable; especialmente si la pandemia da signos de relajación, permitiendo a sectores como el financiero o el de los valores relacionados con los viajes y el turismo tomar el relevo de otros que lo han hecho bien hasta ahora, pero que podrían estar cotizando a niveles muy exigentes.
Antonio Castelo es estratega de iBroker
El bajo crecimiento de la productividad en la Eurozona conduce a una mayor presión inflacionaria que en Estados Unidos, según explica el analista
Se trata de una decisión crítica para los planes de inversión a largo plazo, que afecta tanto a la renta variable como a la renta fija