MADRID. Las perspectivas económicas de la Eurozona huelen a primavera y hemos revisado al alza nuestras previsiones de crecimiento para 2023 hasta el 0,7% (desde el 0,2%), muy por encima de la previsión de consenso del 0,0%.
El indicador adelantado del índice PMI compuesto de enero (50,2) indica un crecimiento positivo por primera vez desde junio de 2022. Los componentes prospectivos de la encuesta, pero también otros indicadores (Sentix, ZEW) mejoraron significativamente, lo que sugiere que la producción no retrocederá en el primer trimestre. Creemos que este aumento de la confianza es sólido.
La preocupación por la interrupción del suministro energético casi se ha convertido en un riesgo de cola, ya que los depósitos de gas están bien abastecidos (todavía en torno al 80%). Esto contribuyó a un fuerte descenso de los precios de la energía y nos llevó a revisar nuestras perspectivas de inflación para 2023 al 5,5% (desde el 6,0%). En el segundo trimestre esperamos que la inflación retroceda de forma más acusada, arrastrando menos a los ingresos reales. También esperamos un repunte de la economía china.
Por otra parte, el problema de los cuellos de botella ya ha perdido parte de su intensidad y se suavizará aún más. El PMI mejoró hasta un nivel sólo ligeramente inferior al del 20 de enero, justo antes de la pandemia. Con un mercado laboral fuerte (la tasa de paro en un mínimo del 6,5%), la confianza de los consumidores y la actividad del consumo real mejorarán más de lo previsto.
Dicho esto, la actividad no se disparará. Las tasas de crecimiento trimestral no superarán el potencial (en torno al 0,3% intertrimestral), ya que el endurecimiento monetario está haciendo mella (por ejemplo, los préstamos a los hogares cayeron del 4,1% interanual al 3,8% en diciembre). Con todo, creemos que ha llegado el momento de pasar de un escenario dominado por la recesión y los riesgos a la baja a una visión de retorno del crecimiento.
Martin Wolburg es economista senior de Generali Investments