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LAS SERIES Y LA VIDA 

Tenemos que hablar de 'El embarcadero'

23/02/2019 - 

VALÈNCIA. ¿Has visto El embarcadero? Sí, la de la Albufera. La del tipo que se muere y resulta que tiene dos mujeres. ¿Aún no? Oyoyoyoyoy. Es increíble. Entretenida es un rato, pero no te crees nada de lo que sucede. Te pasas la serie diciendo: pero ¿en serio? ¿cómo es posible? ¡Anda ya! Y el caso es que el final la vi entera. Era como “ya está bien, la dejo, de verdad, a otro bobo con ese cuento”, pero volvía. Es de eso que tú dices: esto es malo, pero mira, quiero saber si son capaces de hacer lo que creo que van a hacer. Y oye, lo hacen. ¡Ya lo creo que lo hacen! Saltarse el pacto de verosimilitud creo que lo llaman, que lo he buscado. Bueno, pues el pacto ese se lo saltan cada dos por tres.


La cosa empieza fuerte, con un tipo que se suicida. Fíjate que va el tío, el protagonista... sí, chica, el de La casa de papel, Álvaro Morte se llama el actor. Pues eso, que va el tío y resulta que tiene otra mujer, ¡con la que ha tenido una hija! Claro, su mujer, la de verdad, se entera cuando él se muere. El suicidio es al principio de la serie, en el primer capítulo, que ahí es donde arranca todo, pero que quieres que te diga, a mí eso no me huele muy bien. Pa mí que lo han matao. También te digo que eso canta desde el primer minuto, ahí hay gato encerrado seguro.

Pero vamos, que ese no es el tema y te da un poco igual si lo han matado o no, la verdad. El intríngulis es lo de las dos mujeres. He leído por ahí que va de poliamor. Sí, hombre, gente que tiene relaciones sexuales y amorosas con varias personas a la vez, con el consentimiento de todos, que lo he buscado en la wikipedia. Pero yo creo que no va de eso. Que esto no es poliamor, que esto es lo de siempre. Un tipo con dos mujeres, o con esposa y amante, como prefieras. En fin, te sigo contando.

Que es que dice el tío, Óscar se llama, ¡que las quiere a las dos! ¿Tú crees que eso puede ser? ¿Qué se puede estar enamorado de dos personas a la vez? Qué quieres que te diga, yo no lo veo. Además, me parece dificilísimo, todo el día mintiendo y recordando lo que has dicho a una y a otra para no meter la pata. Qué ganas de complicaciones eso de tener una doble vida. Y para los guionistas de la serie también, que tienen que esforzarse un poco en que nos lo creamos y a ratos cuesta, la verdad.

El caso es que, claro, tú entiendes que se enamore de Verónica, la de la Albufera. Esta es una actriz nueva, Irene Arcos se llama, y no lo hace nada mal. Verónica, además de guapa y sensual, tiene muchísima personalidad y una forma de ver la vida envidiable. A ver, no me mires así, no me vuelto hippie y eso de follar con cualquiera y liarse con hombres casados no me va, pero viéndola piensas: ¿y si no nos complicáramos tanto la vida y simplemente amáramos a la gente sin más, sin pedir explicaciones ni darlas? ¿Sin sentimiento de pertenencia ni posesión? La verdad es que te hace pensar. ¿A ti no? ¿Qué dices, que te parece muy difícil? Bueno, si lo piensas, también es muy difícil la monogamia y la pareja y mira cómo nos empeñamos en creer y hacer creer que es el único modo de amar y ser feliz. En fin, que no me parece mal que una serie nos cuente cosas así y nos haga pensar un poquito.

Luego está la otra. Bueno, no, la otra es esta, me refiero a su mujer, la legal. Alejandra se llama. La interpreta Verónica Sánchez y ya te digo yo que le cuesta un poquito, no la veo muy centrada. También es que el personaje se las trae, como cuando se pone creativa y reinventa la arquitectura, o cuando tiene que hacer creer a todo el mundo que es bióloga e investiga a los pájaros. ¿En serio, guionistas?, ni Cate Blanchett con todo su poderío salvaría eso. En fin, que me pierdo. Alejandra es arquitecta y lista y racional. Así como muy opuesta a la otra, tan salvaje ella, pegada a la naturaleza, muy libre y asilvestrada. Aunque, ahora que lo pienso, igual no es tan lista, porque vamos a ver, ¿cómo no sospecha algo? No por lo de la amante, sino por lo del trabajo. Que su marido dejó el trabajo hacía cinco años y se lo ocultó. ¿De verdad no notó nada? No sé, ¿no tienen cuentas conjuntas, no llegan nóminas, no ingresan menos dinero? ¿No hablan del trabajo? Teniendo en cuenta que se llevan genial, que se quieren mucho y se conocen tanto, me parece un poco difícil de tragar. ¿Tú que crees?

Vale, vale, ya sigo. Te has enganchado, ¿eh? Pero es que si no las visto no te quiero contar los oyoyoyoyoy. Muchos, además de que la trama es un poquito inverosímil, vienen de un problema. Y es que no te crees que estén las dos taaaaan enamoradas del prota. Que no tiene nada de especial, solo una bonita sonrisa. Es un tipo normal, sin ningún rasgo característico, ni particularmente brillante o atractivo, no sé, o ingenioso o irónico o muy inteligente o algo. No. Ni muy listo mi muy tonto. Ná, un tipo corriente. Y claro, así no hay modo de creerse que tenga a dos mujeres con personalidad, listas y fuertes enamoradas de él. ¡Si es que es el personaje menos interesante de la serie! Sí, tienes razón. Hay muchas pelis y series así, con mujeres interesantes enamoradas de hombres sin brillo ninguno. Si es que son demasiados años de historias contadas desde el punto de vista masculino. Cuesta cambiar el chip.

Eso sí, la Albufera preciosa, oye. Hay que ver que fotogénico es ese paisaje. Parece mentira que no veamos más pelis y series rodadas allí. Aquí la Albufera es como el espacio del amor, de la sensualidad, de los sentidos y está totalmente vinculado a Verónica. Es como si en ese paisaje no pasara el tiempo, que la chica hasta tiene un coche de los años 70, todo muy vintage, como de Verano azul. O de oficina de turismo. Si es que a veces parece que estás en un cuadro de Sorolla. Vale, no me meto con Sorolla, que pintaba maravillosamente, no te lo voy a discutir, pero igual en el siglo XXI no estaría mal salir un poquito del sorollismo, que menuda herencia pesada. Es el mito ese del Levante feliz, que no hay manera de escaparse de él. 

Y Valencia, porque la acción transcurre en Valencia, bien que lo dicen en los diálogos, da una imagen muy particular, tecnológica y modernísima, de acero y línea recta. Vamos, que no parece Valencia. Es verdad que a lo mejor no hace falta que cada conversación que pasa en la ciudad tenga como fondo la Ciudad de las Artes y las Ciencias, que no hay plano donde no salga. Pero bueno, supongo que así amortizamos algo el gasto y los sobrecostes. Por cierto, que mola bastante cuando en el primer capítulo dicen eso de “Chúpate esa, Calatrava”. Buen guiño.

Y qué más te puedo contar. Ah, sí. Me olvidaba. El personaje del guardia civil. Ay, el guardia civil. Que encima lo interpreta Roberto Enríquez, con lo que a mí me gusta este hombre y lo buen actor que es. Pero es que no hay quien lidie con un personaje así, ni Lawrence Olivier, ni Christian Bale, con su trauma, su palillo en los labios (era precís?) y su fondo macarra, como de ángel del infierno.

Oye, que cuando la veas quedamos para comentarla. Porque es que es una serie para comentar, con sus oyoyoyoyoy. A veces tiene sus cosas, como que los personajes digan “esto parece un telefilm o una serie”, frase que oímos en varias ocasiones, no sé si disculpándose por asumir el culebrón de un modo tan rotundo o porque son conscientes de que no hay quien se crea nada. Pero bueno, todo es resultón: la fotografía es chula, y también el montaje, con sus idas y vueltas del pasado al presente y de la Albufera a la ciudad. Y luego están los protas jóvenes y atractivos y el erotismo y el sexo. La música, más bien cargante y venga a subrayar. Ay, el polvo en el arroz, como me he podido olvidar del polvo en el arroz. Y el trío (otro trío). Y la arquitecta con sus libros de pájaros. Y la vagina de la hija de la amiga...

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