Los expertos destacan la necesidad de que cuando un menor presenta fiebre se trate a la persona y "no al termómetro"
MADRID (EP). Pediatras del Hospital Nisa 9 de Octubre han destacado la necesidad de que cuando un menor presenta fiebre se trate a la persona y "no al termómetro", y han asegurado que tener 3,5 grados o 38 grados no debe ser motivo de consulta pediátrica.
Un estudio realizado entre pacientes de Pediatría de este hospital desvela que el principal motivo de asistencia a una consulta de pediatría sin cita previa es la fiebre, sobre todo entre los pacientes de 0 a 1 años.
Además, y aunque la mitad de los encuestados considera que la fiebre es una reacción beneficiosa para el organismo, cuando la fiebre aparece, una amplia mayoría de ellos admite tratarla con la administración de antitérmicos; las medidas físicas serían la segunda opción.
"Nos llama mucho la atención las opiniones contrapuestas que hemos observado en las conclusiones del estudio, pues a pesar de que una gran parte de los encuestados considera la fiebre como una reacción beneficiosa del organismo, la primera medida que toman frente a la misma es administrar un fármaco antitérmico, bien por prescripción facultativa o en la mayoría de casos por cuenta propia. Y esta automedicación muchas veces implica una mala administración de los fármacos con los consiguientes problemas que ello conlleva", ha explicado la supervisora del estudio, Mariam López.
Ahora bien, durante mucho tiempo, bajar la fiebre ha sido casi un dogma de fe incuestionable, especialmente en padres de niños pequeños. De hecho, cuando la temperatura sobrepasa los 37 grados, son muchos los que utilizan paracetamol y/o ibuprofeno que suelen almacenar en casa o acuden sin demora al pediatra.
En este sentido, la experta ha informado de que entre los profesionales médicos se está extendiendo cada vez más una posición racional y científica ante el tratamiento de la fiebre, lejos de los miedos sin fundamentos y generalizados en torno a ella.
"Es importante no olvidar que la fiebre es un mecanismo de defensa natural en respuesta a una infección. Por tanto, la fiebre en sí misma no tiene por qué ser mala"
"Es importante no olvidar que la fiebre es un mecanismo de defensa natural en respuesta a una infección. Por tanto, la fiebre en sí misma no tiene por qué ser mala. De hecho, distintos estudios concluyen que dificulta la proliferación de virus y bacterias y que mejora la respuesta del sistema inmune", ha comentado.
En concreto, existen determinados casos en los que el tratamiento de la fiebre está indicado como, por ejemplo, en niños con fiebre y evidente malestar general –"si se encuentran bien no es necesario"–, cuando se tiene una fiebre de 40 grados o superior o de larga duración y en determinados enfermos críticos o crónicos.
También, prosigue la experta, hay casos en los que el tratamiento de la fiebre está "fuera de toda duda": fiebre por encima de los 40 grados en cualquier persona, fiebre de 4 o más días de duración en niños o en bebés menores de tres meses.
"En los dos primeros casos, es necesario acudir al médico, en el caso de bebés, imprescindible acudir a Urgencias. No obstante, en casos de febrículas (hasta 37,5 grados) y fiebres no superiores a 38 grados, no hay que dejarse llevar por el miedo, identificar la causa que ha desencadenado la fiebre y actuar con sentido común frente a ello", ha zanjado.