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VALÈNCIA. La Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual encara su primer gran cambio de fase. Tras su nacimiento y primeros años, las elecciones, que tendrán lugar a lo largo de la semana que viene, se disputarán entre dos candidaturas. Las de José Luis Iborra y Teresa Cebrián. Culturplaza se sienta con cada uno de ellos para conocer más a fondo su proyecto y analizar la situación de la AVAV, con la mirada puesta en las perspectivas de futuro.
- Definid vuestra candidatura.
- Teresa Cebrián: La candidatura que llevamos tiene tres ejes fundamentales. Por un lado, todo lo que tiene que ver con la Acadèmia como institución que nos tiene que integrar a todos y recoger, por fin, al conjunto de profesionales del sector. En este punto, nuestro mayor compromiso es trabajar para hacer fuerte la Acadèmia, financiarla debidamente, profesionalizarla y que sea referente para las instituciones. Un segundo pilar sería el de dinamizar el sector, que tiene que ver con visibilizar el star sytem, con reconectar con el público, y especialmente a las nuevas generaciones y las nuevas maneras de consumir el audiovisual; y también la formación. Y el tercer pilar, que es el que hemos utilizado como eslogan de la candidatura, es el que habla de todo aquello a lo que no podemos darle la espalda, que parece el futuro pero tiene que existir ya. La Acadèmia tiene que ir en sintonía con el sector pero también con la sociedad.
- Hay una candidatura en la que hay mucha gente que venía de la junta anterior y otra que ninguna. A Juan Luis Iborra le pregunto si la suya es la del relevo de Pep Llopis. ¿La vuestra es la del giro de 180 grados?
- T.C.: Bueno, yo estuve en el equipo promotor de la Acadèmia. La fundé junto a Pep Llopis y formé parte de la junta provisional. Después, por razones profesionales, no pude continuar porque no podía dedicarle a la Acadèmia todo lo que necesitaba. Así que no estamos rompiendo nada, se trata de seguir desarrollando etapas que hagan evolucionar y crecer a la Acadèmia. Aquí no hay ruptura, aquí hay trabajo de todos, horizontal y conjunto. Agradeciendo todo el trabajo que se ha hecho hasta ahora, es verdad que, en los puntos fundamentales, compartimos prácticamente todo el programa. Lo que sí que hacemos nosotros es dar un paso más allá y atender a estos aspectos como la sostenibilidad o la diversidad.
- ¿Por qué a la tercera?
- T.C.: En mi caso, durante la primera y la segunda convocatoria era comisionada del Ayuntamiento de València para el Año Berlanga. Y aunque no era incompatible, no me parecía adecuado y era imposible abordarlo por la carga de trabajo que tenía. En esta tercera vez ya sí, y había que hacer un ejercicio de responsabilidad con el sector. No podemos, ahora que tenemos una Acadèmia que nos aglutina a todos por fin, dejarla sin ninguna candidatura. Ahora yo podía, el resto también, y por eso estamos aquí.
- El motor para que la Acadèmia funcione son los socios y socias. ¿Cómo generar ilusión para ampliar su número?
- Ricardo Macián: Tenemos que dar una imagen en la que la palabra audiovisual defina la Acadèmia. Siempre que hablamos de una “academia de cine”, pensamos en una como la nacional, dedicada únicamente a la cinematografía; pero esta academia aglutina a un colectivo mucho mayor. Tenemos que transmitir esa amplitud para que también se sume gente que trabaja en televisión, videojuegos… Tenemos una Acadèmia muy abierta, y aún queda mucho por avanzar. Si conseguimos convencer a estas personas, la Acadèmia tendrá más fuerza y podrá ser más independiente.
- T.C.: Para incrementar la base de socios también es importante que seamos capaces de comunicar cuan importante es para nuestro sector esta Acadèmia: es el único organismo que, de verdad, aglutina a todos los profesionales de todas las actividades. Somos los que, de verdad, vamos a poder ser referentes y tener legitimidad frente a todo. Cuando hablamos del audiovisual valenciano, tenemos que creer que eso es la Acadèmia. Si transmitimos esta cuestión a la gente que falta por sumar, podremos incrementar en mucho el número de asociados.
- Dos radiografías del momento actual. La primera: ¿En qué situación se encuentra la Acadèmia?
- Rafa Molés: Lo primero que tenemos que decir es que la Acadèmia fue una sorpresa muy positiva. Somos un sector que hemos crecido muy rápido pero que, al mismo tiempo, estaba muy atomizado. Cuando nació la Acadèmia, lo recibimos como algo muy bonito. Además, no es una asociación puramente profesional por sector, sino que nos pregunta qué queremos hacer en conjunto. Fue una gran noticia. Han pasado solo unos pocos años, y aunque la actividad se centre en los premios, sí que ha sido clave y útil para preguntarnos qué es y qué hacer con el audiovisual valenciano. Aunque muchos de nosotros pertenecemos a otras asociaciones profesionales, creo que la Acadèmia es el punto de encuentro en el que generar una identidad propia del sector.
Llegados a este punto, nosotros creemos que tenemos una sensibilidad más abierta y plural, y queremos superar esta fase: ya nos hemos visto, ya nos hemos subido al escenario y nos vemos la cara una vez al año. Ahora, vamos a hacer acciones. La Acadèmia tiene futuro, pero lo queremos abordar ya.
- La segunda: La Ciudad de la Luz, nuevas bases, film offices, cambios en la Ley del Cine y del Audiovisual… ¿En qué situación se encuentra el audiovisual valenciano?
- R. M.: Todas esas circunstancias que mencionas son iniciativas que surgen porque, en primer lugar, el sector ha trabajado mucho. De alguna manera, nos hemos creído un sector de verdad. Pero aún estamos algo desarmados, y por eso la Acadèmia tiene la tarea de armarlo. Se nos está ayudando a rodar fácil, que producciones grandes puedan venir aquí… ¿Cómo lo hacemos? Tenemos que saber utilizar los instrumentos que se nos dan desde las instituciones públicas pero porque nos las hemos ganado. Y hacerlo de manera conjunta, no atomizados, porque de manera natural somos la periferia de la periferia.
- Los Premis Berlanga son el gran activo de la Acadèmia hoy en día. Las dos candidaturas habláis de darle más proyección y hacerlos crecer. ¿Cómo?
- Nacho Navarro: De momento hay que tener en cuenta que este año la nueva junta entrará con los premios a tres meses vista y será difícil hacer algo más que llevarlos a cabo de la mejor manera posible. Pasemos este ciclo, y a partir de la próxima edición podremos consensuar con todos los académicos qué expectativas y qué queremos aportar a esos premios. A partir de ahí, hay que trabajar para darle una proyección, tanto nacional como internacional.
- La Acadèmia empezó con el empujón del Institut Valencià de Cultura pero estos años no ha salido de ahí, ¿qué papel debe jugar la Acadèmia con las instituciones públicas?
- T.C.: Yo creo que uno de los objetivos, sino el principal, tiene que ser conseguir que la Acadèmia sea independiente. Para esto, como decíamos antes, lo primero es hacer crecer la base de socios exponencialmente. Después, debemos de buscar otras complicidades. Pero, al final, todas las administraciones tienen que estar ahí también, decididamente. Si lo piensas, apoyar a la Acadèmia es apoyar a un sector que genera cultura. Y la cultura es una de las mayores riquezas de un país. Las instituciones no pueden darle la espalda a eso. Es importante remarcar que somos la Acadèmia estatal que menor apoyo económico público tiene. Pero, en todo caso, hay que lucha a la vez por tener cierta independencia.
- Planteáis establecer una sede estable y propia.
- T. C.: Esto es importantísimo. Actualmente estamos de prestado (y, ojo, muy agradecidos) en la sede de la SGAE, en un sitio que no es ni siquiera un despacho. Si queremos profesionalizar la Acadèmia, si queremos desarrollar una estructura sólida, si queremos un lugar que los académicos sientan como una casa, necesitamos una sede digna que reúna las condiciones necesarias para poder trabajar. Puede ser estableciendo convenios o, si vamos creciendo lo suficiente, tener un espacio propio.
- ¿Cuánto personal contratado necesita la Acadèmia?
- T. C.: El personal que pueda tener la Acadèmia dependerá de la financiación que pueda tener. Pero, como mínimo, debería haber dos personas: una con un perfil más enfocado a la gerencia, y otra más administrativa para que la junta pueda descargar carga de trabajo de todos los proyectos que hay que abordar. Cuantos más seamos y más hagamos, más personal necesitaremos.
- ¿Qué papel debe tener la Acadèmia en una hipotética futura Escuela de Cine?
- R. M.: Nosotros nos hemos estado moviendo en este tema desde hace tiempo y somos conscientes de que ya hay alguna propuesta que se están gestando. Sabemos que la Universitat de València está generando el embrión de un plan de formación. También hay organismos como Escola Valenciana que está implicándose para que esa idea crezca, y nosotros a nivel personal también les estamos dando apoyo. Es una necesidad que no es nueva. Ahora tiene que madurar, y la Acadèmia tiene que ser un referente para llenar de contenido esta propuesta. Para ello tenemos que tener una base social que nos dé legitimidad y nos permita, no ser una asociación, sino una institución. Vamos a ser una vía muy directa y muy clara para debatir a qué ha de educar, a quién se dirige, qué sectores y oficios hacen falta, qué problemas va a solucionar… Deberíamos ser un referente indiscutible.
Las dos escuelas estatales de referencia tienen un punto en común, y es que el profesorado lo forman profesionales. Y eso provoca que tu trabajo de final de carrera pueda llegar a ganar un Goya. La Acadèmia es un vivero en el que están todas esas referencias, tanto de la vanguardia como de la tradición, que tendría que ser este profesorado. Y una última cosa importante y diferencial es que la escuela tiene que ser estrictamente pública. Las escuelas de cine en Madrid y Barcelona son privadas. Eso hace que el alumnado tenga un estatus socioeconómico determinado, y eso determina la visión del mundo que acaba llegando a sus películas. Para nosotros, el cine tiene que ser diverso, y eso pasa porque cualquier persona pueda acceder a ello. Que la escuela sea pública será un polo de atracción para el talento de fuera y nos hará diferentes.
- Proponéis tres comisiones nuevas (sostenibilidad, igualdad e inclusión), una oficina para denunciar posibles casos de acoso y una guía de buenas prácticas medioambientales… ¿Por qué son necesarias estas acciones?
- T. C.: ¡Cómo para no abordarlo! Si se tiene un mínimo de conciencia, hay que abordar todas esas cuestiones. No concibo trabajar en ningún proyecto, la Acadèmia o cualquier otro, que no recoja estos aspectos. Será un paso más imprescindible que tiene que dar la Acadèmia, es fundamental.
El audiovisual calcula daños millonarios y se reivindican como parte de la solución para la reactivación económica de la zona