Vinos on line para tiempos difíciles

Tiendeo Gluglú

Hoy es viernes, viernes casero, pero viernes y hedonista. Como siempre, más que nunca y con vino, por supuesto, porque unos angelotes voladores nos lo traerán pitando. Andando

| 27/03/2020 | 5 min, 23 seg

Hablamos de ellas sí, esas tiendas capaces de hacernos felices con un puñado de botellas y en tan solo un clic. Las de encender el ordenador y provocar que hasta el menos ordenado haga su pedido preciso. O a lo loco, importa poco, que se trata de que, ahora que toca recluirse, podamos atracar sin miedo la cava sabiendo que nunca se acaba.

Así que vamos a tirar de fondo de armario, descorchando sin sonrojo cositas que están ricas, mientras hacemos que el tiempo pase tras un carrito dispuesto a llenarse de esperanzadoras esperanzas, que quitan la sed y alimentan el alma. Un paseo por esas tiendas de vino on line, salvadoras compañeras de ahora y siempre.

Así, sin timideces, nos disponemos a abrir lo que encontramos en el hogar mientras hacemos la lista de la compra. Empezando con una copa de Carchelo 2017 (Bodegas Carchelo), Jumilla de monastrell, tempranillo, syrah y cabernet sauvignon, salvajillo y divertido para jugar sin riesgo comiendo unos macarrones con chorizo. Y ante la pantalla luminosa abrimos grande los ojos, porque se llena de escaparates que nos muestran sus productos con orden variado. Que si blanco o tinto, por lugar de procedencia, precio o puntitos otorgados por importantes guruses y guías de condicionante condición. A veces acompañados de comentarios de compradores recurrentes u observaciones de sabios expertos, y con sugerencias en caso de regalo o de ser objeto de maridaje en comida de celebrar. Lugares que nos tientan con selecciones exclusivas, ventas privadas o cajas periódicas que llegarán a nuestras puertas ante nuestra ilusión de niño en día de Reyes. Y que además se acompañan en muchas ocasiones de productos gourmet y otro tipo de bebidas. Pero no, lo nuestro es el vino.

Seguimos saboreando el Granito Cru 2015 (Luis Seabra). Albariño portugués, de rocas pedregosas y cremosas, con limoncillos colgantes y miramos adelante, que le quedan años por vivir. Pero tenemos ansia de disfrutarlo ahora, porque es intenso y nos atrapa delante de un plato de garbanzos con langostinos. Y mientras tanto le damos al ratón para entrar en esas tiendas a las que nos encanta ir en persona, pero que también nos atrapan en línea. Las que aun con las puertas cerradas nos invitan a arrasar con estanterías en mente, repletas de proposiciones muy más que decentes. Así te atrapan los Lavinia, Coalla Gourmet, La Tintorería, Santa Cecilia o Vila Viniteca.

Un paseo por esas tiendas de vino on line, salvadoras compañeras de ahora y siempre

Pasan los minutos y seguimos copa en mano, ahora con un Siete Calles 2016 (La Tríada). Tempranillo, graciano y garnacha de La Rioja con preciosos aromas a campo fresco entre arbustos de hierbas y bastantes ganas de cocinar. Frutas rojas restallantes que acarician con chispa y nos llevan a comer un pollo al chilindrón y a visitar otras cuantas páginas, que no de cuaderno. Las de esos comercios por internet que ofrecen compendios especiales para momentos espaciales. Botellas de pequeños productores y deleite sin complejos o de bodegas que, aunque poco conocidas, nos llenarán de conocimiento. Sitios como Doowine, Bodega Abierta, UvaWine o Wineissocial, por ir poniendo algunos ejemplos.

A pesar de tanto pedido, no perdemos las ganas de seguir abriendo cositas y nos vamos a por el Pardevalles Albarín Blanco 2018 (Viñedos y Bodega Pardevalles). Albarín blanco de León repleto de peritas frescas, crujientes y nunca de agua. Expresivo y hablador en esa tan deseada caminata sobre hierba recién levantada. Interesante para llenarnos de sueños cuando hacemos un pisto con huevos fritos, y nos vamos de visita algunas distribuidoras que también venden a particulares a través de internet. Oportunidad de probar cosas diferentes y valientes como las de Vértigo Vino de Altura o un catálogo tan amplio y bonito como el de Cuvée 3000.

Continuamos con lo nuestro, vaciar el mueble bar para reponerlo con nuevas adquisiciones. Le damos al Nestarec Forks and Knives Tinto 2016 (Milan Nestarec), pinot noir de la Moravia más checa que despliega sus rústicos encantos de frutal rápido y ligero. Especias pequeñas y acidez mil que degustamos con unas lentejas viudas. Y con el estómago lleno visitamos parajes únicos a través de esas webs que se empeñan por difundir los vinos de su tierra. Las gallegas Vide Vide y Vida Vinícola, las portuguesas Garrafeira Nacional y Portugal Vineyards o la estupenda Alforins que, aunque tiene etiquetas de aquí y allá, muestra una excelente colección de la Comunidad Valenciana.

Con lo que llevamos pedido no tememos en absoluto bebernos la penúltima botella de Valdesil 2014 (Bodegas Valdesil). Godello de Valdeorras que fluye haciéndose el interesante porque sabe que gana con el tictac del reloj. La evolución ideal con unos boquerones adobados y fritos que lo ponen todo en su sitio antes de ir a las tiendas más convencionales. Las que ofrecen vinos para todos los públicos, en gran surtido y perfiles variados. Hablamos de Bodeboca, Ideavinos, Vivino, El Sumiller, Vinoselección, Grau on line, Vinísimus, Decántalo…

Y decantamos un Mantel Blanco 2016 (Álvarez y Díez) que nos recuerda que en los supermercados también hay vino, que ajolá más y mejor, pero que saca de un apuro en más de una ocasión. Como con este verdejo fermentado en barrica con su frutilla frescales, discreción y soltura, y una ensalada de pimientos asados y bacalao.

De tal modo alcanzamos el final, no sin antes darle al gurbujismo, más necesario que nunca. Y aplaudimos a A la Volé, un espacio en la red único e imprescindible, porque hace que el champagne se plante en nuestro salón para que todo se convierta en fiesta. Como ocurre con el Huré Frères Mémoire (Huré Frères), que nos da unas vueltas de noria alocada, descocada y desbocada. Porque es lo que nos hace falta para ser felices y sentirnos cerca, con un buen laterío de subsistencia, y brindando a distancia y bien cerquita. Y así nos despedimos, hasta muy pronto y con achuchones, amiguis.


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