En 2016 los ciudadanos de Reino Unido han debatido y participado en la renovación de la Royal Charter, la carta que ley que marcará los próximos 10 años de la BBC. El proceso no ha estado exento de polémica
VALENCIA. Todo o casi todo. Esa sería la respuesta más sencilla a la pregunta imposible que enlaza a este texto. Es una pregunta tramposa, porque como quedó claro ayer en el debate La BBC, el eterno modelo para las televisiones públicas en España, son muchas las variables que distancian la situación social, política, económica, empresarial y cultural de la Comunitat Valenciana de la del Reino Unido. Con las participación de los académicos Ana Azurmendi (Universidad de Navarra), María Lamuedra (Universidad de Sevilla) y Manuel Fernández Salmerón (Universidad de Murcia), el profesor de la Universitat de València Carlos López Olano modero un debate en el que la foto fija de un grupo de comunicación en pleno proceso de transformación sigue con sus cimientos enterrados en unas bases deseables para cualquier radiotelevisión pública española.
López Olano es uno de los docentes de la UV que con mayor fidelidad sigue la evolución de la BBC, pero el momento escogido para impulsar la mesa de debate de este miércoles en La Nau no fue casual. El mismo promotor de la charla celebrada el pasado mes de febrero de Pablo Esparza, exredactor de Canal 9 y ahora trabajador de BBC World Service, programó el debate el mismo día que se publicaba el nombramiento de los miembros del Consejo rector de la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació y que, como tal, los gestores ideológicos de las bases de la futura Radiotelevisió Valenciana se reunían por primera vez. Gestores, ideólogos y, sobre todo, responsables de deshacer en primera instancia un marasmo legal de situaciones dispares.
No era el único factor de análisis en el espacio-tiempo para este debate: la BBC afronta a finales de 2016 la renovación de la ley fundamental que determinará el futuro de la corporación durante los próximos 10 años. La renovación de su popular Royal Charter ha sido elevada durante este curso a debate de Estado, con el consiguiente enfrentamiento político, pero con una serie de negociaciones -no exentas de polémica- que siguen dejando los estándares de creación, calidad, periodismo y desarrrollo de innovación audiovisual en la esfera de lo ambicional para las televisiones públicas españolas. Y si, casi como un mantra, la sociedad europea es capaz de repetir desde hace décadas -incluso sin verlos, escucharlos o consumirlos digitalmente- que los servicios informativos de la British Boradcasting Corporation son los de referencia para el continente, ¿cuáles son las razones? ¿Se pueden exportar algún mimbre de su modelo al proyecto de servicio público del audiovisual en ciernes?
Antes de aproximarse a algunos de los debates que ha suscitado la promoción de su nueva Royal Charter, es fundamental para comprender una distancia determinante: más allá de los estadios sociales o culturales ya citados, la BBC cuenta con unos recursos de 5.000 millones de libras anuales (3.200 vía tasa directa a los contribuyentes y 1.800 de explotación de sus servicios), la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals con 304,3 millones (con una solicitud de aumento denegada), la Radio Televisión de Andalucía, RTVA, con 164,2 millones (en pleno reajuste) Euskal Irrati Telebista, EiTB, con 129,8 millones (la que más ha incrementado su presupuesto en el último año). La futura RTVV (CVMC) partirá, según se ha previsto desde Presidència de la Generalitat, con un presupuesto anual de 50 millones de euros, de los que este año ya se han destinado partidas a una inicial readaptación técnica.
La profesora Azurmendi destacó en su intervención, dicho lo cual, cómo desde el pueblo del Reino Unido se han suscitado debates como nunca antes a colación de la reforma de la Royal Charter. Un debate que ha considerado "posiblemente influido por el Brexit", pero con la condicionante de que la consulta sobre sus variables tuvo la respuesta online de 192.000 contribuyentes que quisieron emitir su opinión vía telemática sobre lo que estaba sucediendo. Una consulta sin precedentes y que conecta con las declaraciones destacadas por Lamuedra: "los británicos decían que el país tenía muchos problemas, pero ese no era la BBC". De hecho, Azurmendi asegura que la participación ciudadana "minimizó" los efectos de la reforma que pretendía llevar a cabo el Gobierno conservador, que acaba de reeditar su mandato: "ellos querían hacer cambios mayores".
No obstante, Azurmendi destacó que algunos puntos han generado una fuerte reacción en todo tipo de medios. Por ejemplo, la Royal Charter prevé que a la tasa de 145 libras que anualmente aporta cada contribuyente (161 euros), ahora "se abre la posibilidad de incluir un pago por los servicios online. Los ciudadanos británicos se preguntan por qué han de pagar ellos un servicio que consume todo el mundo". Es uno de los conflictos más debatidos entre la opinión pública, pero uno debatido en un escenario más industrial, el de los sectores empresariales privados de las grandes corporaciones de comunicación británicas que han atenazado el proceso, tiene que ver con una nueva premisa para la BBC: "han creado un cortafuegos para programas baratos que generan audiencia y ponen como ejemplo La Voz", añade Azurmendi. No acudirán a 'esas pujas'.
Tanto o más polémico es el punto de partida con el cual la BBC resetea su propia identidad de cara a la externalización: "se abre a ésta con la excepción de los informativos y los contenidos documentales que se derivan de la actualidad", matiza Azurmendi. El cambio de régimen en este sentido marca un precedente que vuelve a generar un eterno debate: ¿es el entretenimiento un servicio público? La nueva Royal Charter que entrará en vigor en enero de 2017 marca un punto de ruptura preciso al respecto. Además, se marca un par de cuotas con respecto a los productores independientes: pueden ocupar hasta el 40% de la cuota hasta 2018, pero ese porcentaje irá progresivamente creciendo hasta que en 2028 puedan pugnar por el 100% de la cuota.
Más popular ha sido la decisión de que, a partir de la entrada en vigor de esta nueva ley fundamental, los salarios de los trabajadores por encima de 150.000 euros -y no solo de los directivos- sean públicos. En su propia web daban cancha a la noticia, con Claudia Winkleman y Gary Lineker como caras visibles -y esperadas- de la que será una lista sonada. Azurmendi utilizaba el caso también para señalar que los conflictos de opacidad también existen en la BBC, ya que en el caso de los salarios, hasta la fecha, esas cifras no estaban al alcance de la opinión pública. Es relevante también que la creación de su Board -su consejo de administración- también tendrá independientes entre los ciudadanos (cinco), aunque cuenta con nominados de partidos políticos (cinco) y ejecutivos independientes (cuatro).
Es también una rareza dentro del modelo que OFCOM, un conglomerado de intereses mediáticos privados, se convierta en el órgano de control de la BBC. Azurmendi advierte que es un ente "financiado por empresas del Reino Unido", por lo que su influencia podía ser indeseable en términos de independencia y libertad. En esta apertura mucho más liberal para el modelo de lo que será la BBC de los próximos 10 años, está totalmente previsto que se empiecen a generar ingresos a partir de contenidos en iPlayer, "incluso crear su propio iTunes". Esos servicios comerciales y de pago "no están financiados por las tasas. Se tienen que autofinanciar, pero han de redundar económicamente en un mejor servicio público de informativos". Con todo, Azurmendi sigue insistiendo en que "por ley no podrán distorsionar la competencia".
No obstante, la Royal Charter tiene rasgos mucho más amables y reconocibles del 'modelo BBC'. Por ejemplo, una idea macro que -prevista de alguna manera en la idea de las televisiones comarcales que presenta la nueva ley del audiovisual valenciano- "patrocinará" a 150 periodistas locales. Esos periodistas conformarán una suerte de agencia propia de noticias locales, ya que sus contenidos podrán utilizarse en todo tipo de webs de información. Un concepto que tendrá sus propias batallas con respecto al espacio de competencia que en Reino Unido mantiene estas estrategias siempre supervisadas, tal y como seguramente sucedería en España. Esa idea de agencia, como existe por ejemplo en Cataluña, está prevista en el desarrollo de la CVMC.
El proceso, influenciado sobre todo por la presión de la prensa privada, como los medios del grupo de Rupert Murdoch -dado que es con quien compite BBC en el caladero de la práctica del periodismo; es decir, en la búsqueda de noticias exclusivas y de una información propia y de calidad- es en el espacio de innovación donde mayor asombro mostraba la docente de la Universidad de Navarra. La Royal Charter limitará su crecimiento en este sentido, "algo que condicionará su futuro", agregó a preguntas del público, "y que no se entiende como se ha podido acotar". Por el momento, su crecimiento en espacios digitales es exponencial, con infinidad de 'cabeceras' tanto en Facebook como en Twitter y otras plataformas, además del necesario sentido de la creación de profesionales totalmente digitales: por ejemplo, "quieren que cada periodista tenga un blog donde pueda explicar las noticias".
En el espacio de innovación, ya dentro del debate, surgió el posible conflicto de identidad de la BBC con la aparición de Netflix en el espacio de consumo del Reino Unido. En ese mercado y en muchos otros, pero con el caso de la BBC con un difícil encaje en lo que puede ser su futuro a partir de los contenidos bajo demanda, donde opera como uno más, pero también donde el país ha permitido una permeabilidad total de este tipo de operadores cuando el ente británico podría haber mantenido -como ha sucedido en otros países- cierta resistencia a explotar una posición donde tecnológicamente tampoco anda a la zaga.
Los nuevos preceptos de la BBC para la próxima década tuvieron una respuesta alarmante por parte de la investigadora de la Universidad de Sevilla María Lamuedra. La analista comentó: "no puedo evitar hacer una analogía en el actual proceso de BBC con el momento de hace unos pocos años en España, con Radiotelevisión Española. Nosotros ya sabemos que hamos vivido un momento de regresión". La estudiosa de la facultad andaluza es una investigadora de RTVE, aunque ha realizado también trabajos en torno a la BBC y en profundidad con YLE, la televisión pública finalandesa que asegura tener un modelo "mejor" que el británico.
Lamuedra comentó como en su análisis de RTVE entre los años 2006 y 2008 los profesionales de la casa veían a BBC "como el referente absoluto". "Surgían todos estos adjetivos: rigor, calidad, modo sistemático de hacer las cosas...", añade. Era "un momento de esperanza", dentro de RTVE, y asegura que "podemos decir abiertamente que anduvo por el buen camino con el modelo de 2006 a 2011... pero nos quedamos en el camino".
Entre todos los análisis, y poniendo en valor las cifras ya citadas de presupuesto anual, para Lamuedra es fundamental -y cita trabajos de investigación académica, con referencias a su análisis concreto de YLE- "que un rasgo fundamental de garantías en el sistema periodístico es que el servicio de informativos sea muy fuerte. Otro, de hecho, es la fortaleza de la propia profesión periodística". Este rasgo es muy interesante a tener en cuenta dentro del espacio territorial de la Comunitat Valenciana. Si bien desde Presidència siempre se insiste en que la reapertura de RTVV tiene mucho que ver con "la creación de un ecosistema mediático fuerte", es posible que este sea uno de los sectores más arrasados y endebles de la región en la actualidad. Sobre todo con cualquier comparación con respecto a las décadas inmediatamente anteriores.
Con todo, Lamuedra analizó las similitudes que a día de hoy conecta a la BBC con RTVE: ambas tienen rasgos de referencia entre profesionales, ambas cuentan con fuertes presiones empresariales y ambas sufren recortes e inestabilidad con respecto a la financiación. ¿Las diferencias? Más notables si cabe: la BBC cuenta con una valoración histórica y de aprecio por parte de sus ciudadanos, especialmente de sus servicios informativos. Además, y ligado a ello, está el "historial de servicio a la nación, fuera de toda duda", en el que Lamuedra citó momentos complejos en el espacio tecnológico, pero incluso habría que añadir en momentos complicados a nivel informativo en cuestiones de Estado; por último, el estadio de credibilidad actual, "cinco veces superior al de su inmediato competidor".
Con referencias documentales y estadísticas, Lamuedra destacó también la elaboración del Libro Blanco, la antesala de la renovación de la Royal Charter. Un elemento fundamental y que sirve para entender como desde entro existen elementos de garantía para la práctica profesional. Mientras que ha sido muy discutida la posibilidad de que el Parlamento británico pueda vetar al Senior Independent Director, en España es el Gobierno si tiene mayoría absoluta quien hace y deshace en los órganos de dirección de RTVE tras la reforma de 2012. El citado Esparza, desde el público, puntualizó que además existen unas editorial guidlines de obligado cumplimiento de la plantilla, unido a otro acuerdo por el que "si manipulas o deformas la información puedes sufrir consecuencias desde el punto de vista legal". Algunas de esas cuestiones, recordaba Lamuedra, "se intentaron y más o menos empezaron a funcionar en RTVE, con el código deontológico, con el consejo informativo... ".
No obstante, "no siempre ha habido independencia total en la BBC". Lamuedra alude a la etapa Tatche, pero también a la de Blair con una pátina "positiva de la información". John Birt, no obstante, aseguró el pasado año que la presión se había "recrudecido" con respecto a la independencia de la BBC. El Former BBC Director General lo decía, so pena de que existen contrastados estudios que demuestran que una televisión pública robusta genera algunas virtudes como "la creación de un entretenimiento 'nacional', para todos" -se entiende-, "de una programación regional de calidad" y "también infantil". En este punto, Lamuedra matizó la "preocupante" participación de Clan, un canal propio de RTVE sumergido en la subasta con el resto de operadores privados de contenidos, "sin aportar una identidad propia" ni generar producción nacional, revirtiendo e invirtiendo en valores y márgenes de construcción de riqueza.
Los análisis académicos aportados por Lamuedra reflejaban que "los países con medios públicos fuertes", tienen:
1. Más libertad de prensa
2. Menor índice de abstención en elecciones
3. Menor nivel de extremismos de derecha
4. Más control de la corrupción
Además, en alusión a un estudio del año 2000 (Hallin y Mancini), son "una pieza clave del ecosistema social".
No obstante, las televisiones públicas se enfrentan al gran reto presente: "el paso del gatekeeping al gatewatching". Ese reto, activo desde hace unos años, está sobre la mesa de debate de muchos de estos medios, entre los que está BBC. "En la BBC tienen desde hace años una mesa central para sistematizar los mails y todos los mensajes que reciben", apuntaba Lamuedra, que aseguraba que actualmente en esa mesa de la redacción trabajan 23 periodistas que filtran una media de 10.000 mensajes diarios (con 30.000 mensajes como pico). Las cifras son bajas si se compara con los impactos sociales que pueden tener algunos programas de prime time, pero se entiende que se refieren únicamente al mail y al servicio Have Your Say, del que acaban elevando a posible contenido un 62%.
Sin embargo, el gran conflicto ha pasado a ser la interpretación de las audiencias: "se ha balanceado la cuestión de contenidos de qué necesita y quiere ver el espectador al qué quiere ver el espectador, únicamente". Ese reto se une a una estadística de Reuters imparable: el consumo de información a través de dispositivos móviles era del 37% en 2014; en 2015 era del 46% "y seguirá subiendo", apunta Lamuedra.
Ante esos retos, Lamuedra destacó como "algo se mueve" en el ámbito periodístico. Algo se "revuelve", que fue una conjugación que tanto Azurmendi como Lamuedra utilizaron para recordar la capacidad de reacción interna de los trabajadores y organismos de la BBC ante una situación como la de la nueva aprobación de la Royal Charter. "Helen Boaden, que dimitió hace nada como responsable de las radios de BBC, marcó algunas pistas sobre lo que verdaderamente le preocupaba del periodismo actual. En esa carta trataba de reflexionar de cómo podía influir negativamente el formato 24 horas, la excesiva atención a los clics, la tendencia a echar la culpa a los oprimidos de según que´cuestiones y la fragmentación de la atención".
Por su parte, el profesor Fernández Salmerón que había sido invitado por la Universitat de València a dar una charla por la mañana sobre licencias audiovisuales -tema en el que es experto-, aseguró que "a corto y medio plazo, las televisiones públicas deben replantearse su papel. Hacia dónde deben dirigirse dentro del movimiento de las televisiones en el mundo". Con distintas alusiones a los elementos fundamentales que imposibilitan una comparación entre los modelos británico y español -"la educación y la cultura"- destacó que, "pese a que la Unión Europea marcó en su día cómo debía ser el sistema de financiación de las televisiones públicas", "lo cierto es que no se ha llegado a un acuerdo real a este respecto". En esa situación, diferenció en positivo las ventajas que caben en "un sistema que tiene como base de financiación una tasa directa, mientras que RTVE está sujeta a una partida de los Presupuestos Generales del Estado".