Hoy el viernes vinoso llega bien goloso. Copa en mano, cómo no, pero en la mejor compañía, la de las letras que escriben un puñado de buenas recetas
Porque sí, nos toca hablar de libros de cocina que se alegran de lo lindo si los pones al lado de un blanco o un tinto, espumoso u oloroso. Poquitos en comparación con lo que ofrece el mercado, que son un montón y hay que hacer una selección. De cocina tradicional o más actual. De técnicas y productos. En España o de viaje. De cocineros o restaurantes. Todos nos gustan y todos son importantes. Y qué mejor que leerlos abriendo una serie de referencias variaditas en colores, texturas y sabores. Las que soñamos con ese plato que, una vez servido en la mesa, improvisa festejos cada día.
La tuya, la mía y empezando con el UBE Miraflores 2016 (Bodega Cota 45), que llega desde Sanlúcar de Barrameda despacito y con timidez después de años de silencio al fondo de la cava. Pero enseguida se deshace de corsés sacando a la luz más blanca sus lentejuelas. Echando la mirada desde el suelo hasta el cielo con intensidad implacable. Y reivindica su juventud con el libro que tanto nos enseñó en la chicatez, 1080 Recetas de Cocina de Simone Ortega, y con sus espinacas a la crema como ejemplo.
Continuamos mirando al pasado que sabe a futuro con el Valle del Río Vino de Parcela 2019 (Casa Aurora), porque es actualidad de revoltijo de variedades al modo de antaño. El Bierzo más auténtico de fruta desbordante y tan campante. Homenaje a esas señoras que nos acogen en el pueblo entre especias para hacer pucheros buenos. Y de postre esas cerezas y a chuperretear un poco de palulú, mira tú. Guateque de bodega en bodega para terminar asando un anca de corzo como nos explica El Practicón de Ángel Muro.
Retornamos al Cádiz más jerezano con el Fino en Rama Campanillero (Williams & Humbert). Vendimia 2012 y saca 2020 de discreción fresca y elegante para beber a discreción. Belleza de tradiciones de muchas generaciones y pureza que esperamos no se convierta en rareza. Trazo firme de tiza con altura de tacones y vestido largo o de zapas con su vaquerito, que nos gusta lo mismo. Porque cualquier ocasión es buena para celebrar el gran libro que es La Cocina y los Alimentos de Harold Mc. Gee, comiendo el kinilaw que menciona.
La Jefa 2018 (Matsu) nos pone firmes con su seriedad voluptuosa. Malvasía y otras cosas en armónico que suena con cada nota en su sitio. Flores grandotas que se pavonean sin excesos. Tanino en tono claro para que el recuerdo que nos deje sea compañero de largo rato. Que tenemos un trato, volver a aquel Celler que enamora sin vuelta de hoja. Y mientras llega el día soñado, cogemos el libro del maestro, Cocina con Joan Roca, para preparar su carpaccio de manitas de cerdo.
Vamos con las siempre necesarias gurbujas descorchando el Paul Déthune Grand Cru Brut (Champagne Paul Déthune). Pinot noir con su aquel de chardonnay que nos regala recorrido por pastelería de cuento con los bollitos recién horneados. Precisa complejidad que dice mucho a cambio de casi nada, monada. Finura que se eleva en bonitos espirales y que se alía de maravilla con el arroz meloso de erizo de mar y fresas a la plancha del libro Arroces Contemporáneos de Quique Dacosta.
Nos situamos en la Galicia más divertida con el Komokabras K-ÑO 2018 (Adega Entreosríos). Viaje deseado con largas caminatas por bosques mentolados. Vemos el río al fondo y nos acercamos raudos a su frescor, acariciando el musgo que hay alrededor. Y nos ayuda a ponernos una rebequita sobre los hombros con cariño, el mismo que pone al entrar en la cocina para preparar un clásico, los chipirones en su tinta de Casa Urola del libro La Cocina Vasca, una selección de Rafael García Santos.
Nos ponemos en plan oriental, que mira que echamos de menos lo del avión directo al chinorrismo. Y desde el Japón más lejano nos conquista el Rihaku “Taru Zake” (Rihaku Brewing Co.). Ramillete de felicidad en forma de capullitos rebonitos. Aromas a millones y todos sus matices rondando paladares. Seda con peso que te envuelve con arte desmedido. Y no medimos la cantidad cuando lo tomamos con los Dan dan noodles de Every grain of rice, obra de Fuschsia Dunlop.
Nos despedimos con poderío, el del Vignale di Cecilia Colli Euganei Covolo 2016 (Vignale di Cecilia). Merlot y cabernet sauvignon de fuerza sin complejos. Bayas vigorosas y masticables que crecen en una oscuridad repleta de violetas. Rellenito disfrutón que nos da mimos a porrón. Y aunque lo bebemos en plan señoritas, recibimos con gusto sus caricias por debajo de la mesa, mientras masticamos despacito un beef wellington clásico, el de Calum Franking del libro The Recipe, de Josh Emett. Un final que quizás sea hasta luego, que se nos han quedado demasiados libros en el tintero.