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covid-19

Todos los expertos del presidente

El equipo de especialistas independientes reclutado por Puig para asesorarle durante la pandemia relata los momentos más duros de la crisis en el Palau y apuesta por extender este modelo de gobernanza a otras áreas

| 15/06/2021 | 3 min, 5 seg

VALÈNCIA.- Era el 31 de enero de 2020. Fernando Simón, coordinador de emergencias del Ministerio de Sanidad, no se mostró preocupado por el coronavirus. Acababa de lanzar un mensaje de tranquilidad: «España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado». 7 de febrero. Valencia se prepara para las Fallas. 19 de febrero: El Valencia Club de Fútbol juega una eliminatoria de Liga de Campeones contra el Atalanta de Bergamo, un equipo italiano. 1 de marzo. El Gobierno de España alienta la participación en la manifestación feminista del 8 de marzo —que acabaría celebrándose— mientras el PSOE y Podemos discuten en el Consejo de Ministros sobre la Ley de Libertad Sexual, aún en trámite más de un año después. Entonces, la covid-19 parecía una amenaza lejana y de materialización improbable, un «virus chino», en términos de Donald Trump.

Poco después las Fallas se suspendieron, se comprobó que los aficionados del Valencia habían traído masivamente el virus desde Bergamo y la celebración de los actos del 8 de marzo generó ríos de tinta. En poco más de un mes, un peligro difuso se había convertido en una catástrofe en ciernes. El 14 de marzo, el Gobierno decretó el estado de alarma y el confinamiento de la población. 

Un mes después, el 18 de abril, con casi todo el mundo encerrado en sus casas, Ximo Puig, el presidente de la Generalitat, acude a su despacho: su equipo ha organizado una reunión telemática con expertos de distintas disciplinas para intentar comprender los retos planteados por un fenómeno nuevo, sin precedentes, con una visión poliédrica. Al cónclave asisten ingenieros, economistas, médicos de diversas especialidades, como el psiquiatra Rafael Tabarés —recientemente nombrado comisionado de la Generalitat en Salud Mental—, una química de reputación universal como Pilar Mateo o la oncóloga con un grado en ingeniería y un doctorado en inteligencia artificial Aurelia Bustos. 

Los asistentes a las sucesivas reuniones serán casi siempre los mismos, aunque, en función de la agenda y otras circunstancias, hay expertos que van y vienen: Adela Cortina, catedrática de Ética, por ejemplo. O Xavier Querol, morellano como Puig, pero sobre todo una autoridad —premio Jaime I— en el estudio de la contaminación atmosférica. En concreto del aerosol atmosférico, un asunto clave en la transmisión del coronavirus. Las teleconferencias duran un par de horas, se celebran casi siempre con carácter quincenal y se abren con las aportaciones de algunos altos cargos de la Conselleria de Sanidad. 

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Este comité de expertos no tiene carácter formal. Es más bien una organización líquida, al estilo definido por el filósofo polaco Zygmunt Bauman: provisional, cambiante o adaptable, sin reglas del juego definidas. Y tiene que superar los recelos inherentes a los grupos de trabajo. Se le atribuye a Napoleón, el célebre militar francés, una frase lapidaria al respecto: «Cuando quiero que un asunto no se resuelva lo encomiendo a un comité». Sin embargo, varios de los participantes en las reuniones son muy positivos respecto a sus resultados. 

* Lea el artículo íntegramente en el número 80 (junio 2021) de la revista Plaza

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