Marc y la Tieta acostumbraron a perderse entre la inmensidad de la playa de Zeeland, cerca de la ZonaZero-BRX, kilómetros y kilómetros de blanca arena que se fundían entre el azul del cielo y el gris del mar. Allí encontraron la intimidad necesaria para ocultar sus movimientos y su pensamientos a la primera app del eHealth, que estaba poniendo en marcha el gobierno del Territorio-Europa en el verano post-covid19 del AñoZero.
Desde aquella primavera fatídica en que el virus entró en la vida y en la muerte de los ciudadanos del mundo, los gobiernos se aprestaron a prevenir su control. La Unión Europea, la segunda potencia en ser golpeada masivamente por la pandemia, no tardó en reaccionar a las instrucciones de LaGranFábrica. En pleno confinamiento, comenzó a explorar las posibilidades de controlar los movimientos, contactos y sentimientos de sus ciudadanos. Una aplicación en un teléfono móvil, obligatoriamente geolocalizado, ayudaría a realizar el rastreo de los contagiados para apartarlos de la vida civil.
El 16 de abril de 2020, los Estados miembros de la Unión y la Comisión adoptaron una “toobox”, un conjunto de instrumentos para utilizar aplicaciones móviles de rastreo de contactos, en respuesta a la pandemia de coronavirus. El 13 de mayo de 2020, los Estados miembros adoptaron directrices de interoperabilidad para las aplicaciones móviles de rastreo de contactos autorizadas en la UE.
Uno de los principios fundamentales de las directrices era la interoperabilidad entre aplicaciones, dondequiera que los usuarios se encontrasen en el Territorio-Europa. Una aplicación de rastreo de contactos y envío de alertas se instalaba en el teléfono móvil que todos los ciudadanos llevaban consigo, con carácter voluntario y sólo para advertir a los usuarios en caso de que, durante cierto tiempo, hayan estado cerca de una persona que haya notificado haber dado positivo en una prueba de detección de la covid-19.
En caso de alerta, la aplicación podía proporcionar información útil de las autoridades sanitarias —por ejemplo, consejos para someterse a una prueba de detección o autoaislarse— y facilitar un punto de contacto. La utilización voluntaria a gran escala de aplicaciones de rastreo nacionales ayudaría a la flexibilización de las medidas de confinamiento y a la supresión de las restricciones a la libertad de circulación en todo el Territorio-Europa. La privacidad debía estar protegida…
La primera en llegar fue la eHealth Network, una red digital voluntaria, bajo cobertura legal del artículo 14 de la Directiva 2011/24/EU. Proveía a las autoridades competentes de los Estados miembros de una plataforma de sanidad digital. La Joint Action subsiguiente daba apoyo científico y técnico al eHealth Network con la eHAction. No obstante, en el “Anexo IV: Inventario de soluciones móviles contra el covid-19”, se decía que: “Actualmente, hay una falta de certificación comunes y una necesidad urgente de un marco de evaluación de calidad”. La etiqueta de calidad de la aplicación de salud CEN/ISO 82304-232 aún estaba en desarrollo para filtrar las aplicaciones fiables.
LasTec no tardaron en ofrecerse para hacer su trabajo. Por ello, en cuanto aparecieron las primeras aplicaciones de rastreo del AñoZero, la Tieta y Marc pasaron al OtroLado. Destacaba en aquellos momentos la PEPP-PT, el “Rastreo Paneuropeo de Proximidad para Preservar la Privacidad".
En el Territorio-Sur-Spain la app “Asistencia covid-19” permitía a los ciudadanos un autodiagnóstico y asistencia en caso de tener algún síntoma y daba información actualizada vía WhatsApp. Otros países siguieron el mismo camino, pese a la recomendación del gobierno de la Unión de una app única. Esta proliferación de app’s sin control ni certificación de seguridad permitió a LaResistencia seguir su lucha bajo el lema #MeDejoElMóvilEnCasa.
Cincuenta años después, un ejército de rastreadores vigila el movimiento de la población con el fin de seguir evitando el contagio masivo del Covid-19. Los drones se coordinan con los TTI -Test, Track, Isolate-. Siguen controlando que los ciudadanos estemos al día del test, coordinan el rastreo a través del chip -ya no se usa la obsoleta app del móvil- y ordenan el aislamiento si se constata la enfermedad.
-Aquella multiplicidad de app’s inicial es lo que nos permite ahora a nosotros desconectarnos de ELLA para conectarnos entre nosotros, David. Pero sigues igual de escéptico respecto a estas historias que heredé de la Tieta en la tarjeta SIM. Y eso que ya hemos podido llegar a pasear por la playa…, como en el Desescalado I posterior al Alarm State V.
-Lo sé Laura, pero no quiero problemas. Aún sigo bajo investigación por nuestro encuentro en la terraza… ¡sin la mascarilla! Esta vez me van a sancionar. Y no sé si podremos volver a vernos si me aplican el Decreto-Ley de confinamiento en Fase-0 o, peor, si me cambian la app. Ésta ya la tengo controlada con el chip en modo avión, como me dijiste que hiciera.
David y Laura se alejaron por la orilla, cuando descubrieron un dron del TTI sobrevolando sus cabezas…
*(NOTA DEL AUTOR): Esta información es completamente veraz y oficial, como puede comprobarse en los enlaces incluidos en el artículo que remiten a la nueva normativa de la Unión Europea.