Una serie de cosas de este plato de la semana
Uno. La hispanización del nombre inglés “Hawaii” se escribe “Hawái” con tilde por ser aguda acabada en vocal.
Dos. Cuando pasé por primera vez por el bar Hawái de Iruña, esa descontextualización de un topónimo tropical en una ciudad que me regala un resfriado cada vez que la visito, me atrajo como los alquileres turísticos atraen fondos de inversión extranjeros.
Tres. Tortillas de patatas y compañía en el norte de la península hay muchas, pero en este formato, pocas. La del Hawái es alargada y hecha en el momento. Como la tortilla que te hace tu abuela un domingo por la noche para limpiar el reflujo de la discomóvil del pueblo.
Cuatro. A los sincebollistas esta tortilla no les gustará. El pintxo, además de llevar la patata bien frita, aumenta su punto dulzón con la cebolla pochada y el pimiento verde. (Un par de gildas para contrastar y arreglado).
Cinco. Mismo interiorismo que el Aquarium. Quítale los motivos marineros y ponle taurinos. La laca de la clientela es la misma.