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las claves, según sus autoras

Tras la pista del género ‘New Adult’: cuando la literatura juvenil se hace mayor

20/11/2022 - 

VALÈNCIA. La literatura juvenil también puede envejecer, aunque parezca una idea contradictoria. El ejemplo claro de esto se puede leer en las historias que pertenecen al género New Adult, que cuentan todo lo que rodea a las personas mayores de 30 años: amor, sexo, trabajo, relaciones de amistad, dramas… Esta realidad está volviendo a reflejarse en la literatura española, a través de autoras como María Martínez y Andrea Longarelados mujeres que relatan todas las etapas de la vida adulta a través de sus personajes. Ambas son referentes en la escena, y contemplan cómo ha avanzado el relato desde dentro, en un momento en el que vive una etapa de esplendor y está consiguiendo huir de los "prejuicios" que rodean al género.

Para comenzar, tal y como lo explica María Martínez muchas veces se cae en el error de intentar enmarcar el New Adult como “novela juvenil erótica”, lo que supone un error en sí mismo ya que el New Adult de por si no entiende demasiado de etiquetas: “No se trata de una novela erótica juvenil, esa idea está mal comprendida. Hablamos de personas que se definen a nivel personal a través de sus primeras relaciones serias, en el entorno laboral y a nivel personal”, explica. Tal y como explican desde la editorial Planeta el sexo aparece en las historias, al igual que el romance, por el hecho de que se trata de un elemento importante en el segmento de edad de sus protagonistas, pero para nada se trata del elemento principal. 

Longarela explica que muchas veces que para escribir sus libros se basa en lo que “ve en ella misma o en otras personas que la rodean”, para poder dar realidad a este relato, con el toque de novela romántica y juvenil: “La gente tiene que quitarse la barrera que hay en contra de este tipo de historias. Al final hablamos de la vida, el amor y los sentimientos y esto son historias que nos rodean a todos”, comenta la autora. Al final lo que hacen ambas autoras es tocar ese segmento de edad que estaba “olvidado” dentro de la literatura y darle ese mimo que se merece. Todo ello a través de una literatura que hace “ver y comprender la vida”, y que según Martínez genera el relato con todo lo que rodea a esta: amistades, familia, y otro tipo de relaciones que pueden vivir los personajes, y que hablan de la “definición personal” a través del universo que les rodea. 

Otro de los errores frente al género es considerar que el New Adult sería el lector que se acerca a la historia, y que se categoriza de forma errónea en una franja de edad entre los 25 y los 35 años, aproximadamente. Realmente en esta franja estarían los personajes del relato, el público objetivo va variando constantemente. Martínez cuenta que a sus firmas acuden “de abuelos a nietos”, y que al final la única categoría que comprende el concepto de la edad es la de los protagonistas, que forman parte del relato y si que tienen edades a partir de los 30 años. Longarela considera que etiquetar el género, en cualquier aspecto es un error grave: “Tenemos una tendencia a querer etiquetarlo todo, a veces es muy positivo pero otras veces en contraproducente, mis novelas se pueden leer desde los 14 años hasta los 100”, aclara. 

Una lectora modelo es Patricia Marín, de 39 años, quien busca este tipo de historias para ir desgranando las capas que conforman a los personajes: “No solo se tratan relaciones románticas, al final es lo de menos. Los temas personales también aparecen, enfermedades y cuestiones de familia también”. Marín confiesa que se “engancha mucho” con este tipo de historias, que al final es un tipo de literatura que cuenta también las historias del pasado: “Sus capas hacen a los personajes complejos, es uno de los factores que más me llama” confiesa, y anima a los lectores prejuiciosos que se liberen de toda la idea preconcebida que tengan de estas novelas: “Es un género que habla de vida, de personajes, de todo lo que pueda pasar. 

"Si o si el lector se encontrará como mínimo con un personaje con el que se sienta identificado”, explica la lectora. La historia llega a todo tipo de públicos, derribando los prejuicios con personajes jóvenes y “vivencias y las historias adultas”. En algo que a su vez va de eso, de las voces que lo cuentan: “Al final se trata de buscar las voces con la que te sientas más identificado, la literatura va de eso. Es cierto que la novela romántica y juvenil está más llena de prejuicios, entonces la gente se pone esa barrera, hablan de historias de sentimientos y de amor”, explica Longarela. Al final la clave es que son las autoras quienes, desde dentro, están dando forma al género y resignificándolo, contando toda la historia humana que rodea a sus personajes y conforman sus historias, tan simples y complejas como la vida misma.

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