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un nuevo estudio histórico realza su valor patrimonial

Tras las huellas de Carceller, o el misterio del dossier perdido del cine Metropol

Foto: KIKE TABERNER
19/03/2019 - 

VALÈNCIA. Leer su sumario produce escalofríos. Lo dice el historiador David Sánchez. En rigor, Vicent Miquel Carceller fue torturado y fusilado por hacer reír, por contar chistes con su La Traca. Pese a ello, su nombre no ha sido reivindicado todo lo que se debiera. Al menos así lo sostienen historiadores como Antonio Laguna. Y es que la figura del editor y periodista valenciano tiene todos los ingredientes para ser un símbolo. Fue con humor con el que consiguió crear un pequeño imperio editorial y, gracias a su habilidad para gestionar los ingresos, llegó a detentar dos negocios de ocio y Cultura relevantes durante décadas en la vida pública valenciana.

Uno de ellos fue un cine, el Metropol, la última sala histórica de exhibición cinematográfica que queda en pie en la ciudad. Siguiendo los pasos del editor fusilado en el cementerio de Paterna, Sánchez se encontró con una sorpresa: el dossier oficial sobre el cine Metropol no existe. No hay documentación al respecto en los archivos municipales de València. Ni tan siquiera un folio con las licencias que a buen seguro se debieron pedir para una obra como esa. Porque el encargo que Carceller le realizó a Javier Goerlich, el arquitecto más prestigioso del momento, no era precisamente sencillo: convertir un edificio de viviendas al uso en una sala de cine moderna.

Foto: KIKE TABERNER

Cierto es que estamos hablando de los años treinta, pero Carceller era un personaje público con numerosos enemigos políticos. Y cuando el cine abrió sus puertas definitivamente el 27 de octubre de 1934, su apertura fue un evento social según recoge la prensa de la época. De ahí que Sánchez, muy a pesar de su escepticismo inveterado como historiador, haya de admitir que el hecho de que no exista un dossier oficial sobre el Metropol es una situación un tanto “anómala”. El expediente original no se ha localizado dónde debería estar. Una circunstancia de la que da cuenta en un estudio publicado en el número 27 de la revista Ars Longa que edita el departamento de Historia del Arte de la Universitat de València.

Titulado ‘El cine Metropol de València: un edificio para Vicente Miguel Carceller’, en él Sánchez incide en calificar el edificio como una obra “singular” y califica de “error” que el cine no haya sido incluido como obra protegida en el PGOU. Este hecho es el que permitiría a sus propietarios actuales demolerlo para construir en su lugar un hotel, como así han solicitado al Ayuntamiento de València. Para Sánchez el cine Metropol “tiene una importancia histórica muy destacable” por su promotor, ya que el edificio puede tomarse, según él, como un trasunto de su ideario republicano, que se plasmaría en su fachada y su rotulación decò, líneas asociadas al movimiento moderno. El historiador cree que esta sala es un “símbolo de la ciudad cosmopolita y moderna” que quería ser la València de los años 30.

Foto: VP

En la búsqueda del dossier original, Sánchez acudió al Archivo Histórico Municipal, al del Colegio de Arquitectos de València, y a los de colecciones particulares. No encontró nada. En el Archivo Histórico Municipal de València se conserva sólo un pequeño dossier de apenas cinco folios. En la carpeta perteneciente al Ensanche Histórico donde se encuentra la información disponible sobre los edificios del 7 y 9 de la calle, escrito a mano se señala: “El 9 se remodeló en 1929 (Cine Metropol). No hay expediente”.

Hay diferentes teorías al respecto. Sánchez no descarta que se haya traspapelado en alguna de las mudanzas del Archivo. Algunos apuntan a la posibilidad de que el dossier fuera sacado con motivo del proceso a Carceller, tras la Guerra Civil, pero Sánchez no lo tiene tan claro. Lo cierto es la mayor parte de la escasa información que se dispone no es estrictamente oficial sino pertenece a escritos del propio Goerlich y a las noticias que fueron apareciendo en la prensa del momento. Unos diarios, los de aquellos años, que ponían en valor el cine por su carácter simbólico, su afán de modernidad, y lo que suponía que alguien de clase humilde como Carceller emprendiera proyectos inmobiliarios de tanto valor. El Almanaque de Valencia del año 1933 le describía como ‘el periodista que se hizo millonario explotando su ingenio’. Ingenio y gracia, como una de las categorías de los premios de Fallas.

Foto: KIKE TABERNER

Por las declaraciones de Carceller en el proceso que siguió la dictadura contra él, como por diferentes testimonios de la época, sabemos hoy que para él el cine era una de sus cimas personales. Su apertura fue, de hecho, una de las últimas grandes citas sociales de la València prebélica, atendiendo a los encendidos elogios vertidos desde la prensa del momento. En El Mercantil Valenciano se calificaba al nuevo cine como “magnífico” y se alababa la decoración de una sala que se inauguró con una película de Laurel y Hardy, Compañeros de juerga. Mientras, en el almanaque de 1935 de Las Provincias se resaltaba que se trataba de una “sala de grandes proporciones y arquitectura modernísima y eficaz con todos los adelantos técnicos”.

Si algo corrobora la investigación de Sánchez es que, si se le preguntara a los contemporáneos a Carceller, éstos no tendrían dudas en cuanto al valor patrimonial del cine Metropol. Por su estilo, por sus diseñadores, y, sobre todo, por su promotor. “Es pues de justicia recuperar este espacio, y su profundo significado, como parte importante y memoria de nuestra lamentable historia reciente”, concluye en su trabajo Sánchez. Una recuperación que deberá hacerse sin la documentación original porque ésta, por ahora, no existe.

Foto: KIKE TABERNER

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