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Los avances en el tratamiento del linfoma son constantes, lo que amplía las terapias y las posibilidades de curación 

Tratamiento del Linfoma en Quirónsalud Valencia

17/08/2023 - 

VALÈNCIA. «Linfoma» es una denominación genérica que se utiliza para definir un grupo diverso de enfermedades malignas onco-hematológicas que derivan de los linfocitos.

Los linfocitos son las células fundamentales del sistema linfático, constituido por los ganglios linfáticos, el bazo, el timo y la médula ósea, aunque también se encuentran de manera aislada en otros órganos.

Por lo tanto, el linfoma puede afectar prácticamente a cualquier parte u órgano del cuerpo.

¿Cuál es el papel de los linfocitos? ¿Qué supone su crecimiento “descontrolado”?

Los linfocitos son células que forman parte de los «glóbulos blancos» y que protegen al organismo ante infecciones, virus, hongos, bacterias o parásitos, creando respuestas inmunitarias.

Los linfocitos nacen en la médula ósea y, desde allí, se esparcen al resto del organismo a través del sistema circulatorio y el tejido linfático

Se estima que los linfocitos representan entre el 20 y el 40% del total de glóbulos blancos del torrente sanguíneo, pudiendo ser Células NK (linfocitos de mayor tamaño y que actúan más rápido), Linfocitos B (detectan sustancias invasoras o antígenos) y Linfocitos T (destruyen las células que alteran el funcionamiento del sistema inmunológico).

Cuando los niveles de linfocitos en sangre aumentan ligeramente (sus valores normales son 1,300 - 4,000 células/mcL), puede ser una respuesta natural a infecciones víricas o crónicas, o una reacción a determinados fármacos, traumatismos, cirugías mayores o situaciones de estrés.

Cuando el crecimiento de estas células es excesivamente anormal, puede ser indicativo de leucemias o linfomas.

¿Cuántos tipos de linfomas hay?

Los linfomas tienen múltiples variaciones que afectan a su diagnóstico y abordaje.

Según explica el Dr. Guillermo Cañigral, hematólogo de Quirónsalud Valencia, este tipo de tumores se clasifican según la célula de origen alterada/mutada (linfocito B, T o NK).

«Se distinguen dos grandes grupos: linfomas de células B y linfomas de células T/NK, siendo los primeros los más frecuentes. Dentro de los linfomas de células B, se distinguen dos subtipos según sus características histológicas: el «Linfoma de Hodgkin» (antes conocido como «enfermedad de Hodgkin») y el Linfoma no Hodgkin (el subtipo más frecuente)».

Los linfomas no Hodgkin abarcan, a su vez, una gran variedad de síndromes linfoproliferativos.

«Destacan por su frecuencia el linfoma folicular y el linfoma difuso de células grandes B. Otros subtipos son el linfoma de la zona marginal (MALT, esplénico o nodal), el linfoma de la zona del manto, el linfoma linfocítico/leucemia linfática crónica o el linfoma linfoplasmocítico/macroglobulinemia de Waldeström».

¿Qué síntomas puede presentar un linfoma? ¿Cuándo hay que consultar con el médico?

El crecimiento anormal de linfocitos no suele generar una sintomatología per se.

El Dr. Guillermo Cañigral comenta que la gran variedad de linfomas hace que su presentación clínica varíe mucho según el subtipo histológico y los órganos involucrados.

«Tenemos dos tipos de comportamientos clínicos: el indolente, propio de los linfomas con baja tasa o velocidad lenta de replicación del linfocito involucrado (como son usualmente el linfoma folicular o los linfomas de la zona marginal), y el agresivo, propio de linfomas con elevada tasa de replicación (como el linfoma difuso de células grandes B)».

El especialista de Quirónsalud Valencia añade que los signos y síntomas del linfoma pueden incluir «hinchazón indolora de los ganglios linfáticos en el cuello, las axilas o las ingles, aparición de un bulto en el abdomen u otra zona extraganglionar y una serie de síntomas denominados B, como son fiebre persistente no justificada por una infección, sudores nocturnos profusos, pérdida de peso sin causa aparente, fatiga, dificultad para respirar o picor generalizado». 

Esta variedad de síntomas generales propicia que, en muchas ocasiones, los linfomas de comportamiento clínico indolente suelan detectarse «como un hallazgo casual en una revisión rutinaria». 

Respecto a los linfomas de comportamiento agresivo, normalmente se presentan  con «crecimiento más rápido de ganglios y síntomas “B” más agudos», aunque no siempre ocurre así.

Factores de riesgo de linfoma: ¿cuál es su origen? ¿Existen causas hereditarias?

El linfoma acontece generalmente cuando un linfocito sufre una mutación en su material genético que hace que se multiplique de forma anormal, generándose muchos linfocitos enfermos que continúan multiplicándose y ocupando los órganos linfáticos, lo que aumenta su volumen y provoca los síntomas que acabamos de explicar.

Según el hematólogo Guillermo Cañigral, aunque existen algunas condiciones hereditarias que pueden predisponer a padecer linfoma, habitualmente se trata de una enfermedad adquirida.

«Entre los factores que comúnmente relacionamos con el riesgo de padecer linfoma se incluyen la edad, el sexo (algunos linfomas son más frecuentes en varones), la exposición a pesticidas, los quimioterápicos, la radiación, determinadas infecciones como el VIH, VHC, el virus de Epstein-Barr o el Helicobacter pylori o sufrir inmunodeficiencia y/o enfermedades inflamatorias crónicas».

Tratamiento del linfoma

Dependiendo del subtipo y estadio, el linfoma es una enfermedad tratable y potencialmente curable, para la que se dispone de numerosos tratamientos que, en las últimas décadas, se han desarrollado considerablemente.

«El concepto de tumor suele hacer referencia a neoplasias de origen “sólido” (cáncer de mama, de pulmón, de próstata, etc.). Sin embargo, los linfomas, aunque pueden dar lugar a la aparición de un bulto o tumor, en realidad se deben al crecimiento de células propias del sistema linfático o sanguíneo y, por tanto, su comportamiento suele ser diferente al de un tumor localizado. Dado que el sistema linfático está interconectado en todo el organismo, no es infrecuente encontrar que un linfoma se haya diseminado en varias partes del cuerpo, aunque eso no significa que no pueda ser tratable», expone el Dr. Guillermo Cañigral, de Quirónsalud Valencia.

El tratamiento dependerá del subtipo de linfoma, e incluye desde la observación (en algunos casos de linfomas indolentes), hasta la quimioterapia convencional, pasando por la inmunoterapia, la radioterapia, el trasplante de médula ósea y alguna combinación de varios de los tratamientos anteriores.

El especialista también insiste en que, actualmente, existen múltiples vías de investigación en esta área que amplían las disponibilidades terapéuticas, «mejorando con ello los resultados y las posibilidades de curación». 


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