VALÈNCIA. Este lunes entra en vigor la prohibición de los teléfonos móviles en las aulas de colegios e institutos valencianos sustentados con fondos públicos, una medida con la que la Conselleria de Educación, según argumentó su propio responsable, José Antonio Rovira, pretende hacer frente al acoso y al ciberacoso mientras trata de mantener alejada, en horario lectivo, la atención del alumnado de dichos dispositivos. De hecho, y a la vez que se daba a conocer la medida, el área del Consell que dirige Rovira desvelaba también que ya en sexto de Primaria un 18% de los estudiantes utiliza el móvil durante más de tres horas diarias para usos lúdicos, y que en tercer curso de la misma etapa educativa el porcentaje es del 8%.
Más allá del tiempo de uso, tanto los datos anteriores como la propia decisión de la Generalitat Valenciana, a la que ya se habían avanzado muchos centros escolares de la autonomía, evidencian que el acceso a teléfonos móviles por parte de menores de edades tempranas es un fenómeno más que habitual. En el caso valenciano, casi tres de cada cuatro niños y niñas de entre 10 y 15 años dispone de ellos, lo que en la práctica supone que más de 245.000 menores en esta franja de edad poseen móvil, aunque existen diferencias en función de criterios como el nivel de renta o el número de miembros del hogar al que se pertenece.
Así lo atestigua la última encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de la información (TIC) en hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE), en cuyos resultados se observa además que el acceso al teléfono móvil por parte menores de entre 10 y 15 años, aquellos que estarían cursando algún nivel educativo entre el quinto curso de Primaria y el último de la Secundaria, ha pasado en España de situarse en el 58% de 2006 a alcanzar, de media y por primera vez, el 70% en 2023.
La Comunitat Valenciana, no obstante, se encontraría por encima de ese registro (73%) y, de hecho, solo en cuatro autonomías se arrojaría un porcentaje de menores con disponibilidad de teléfonos móviles más elevado. Son Extremadura (86%), La Rioja (82,5%), Baleares (75%) y Andalucía (74%), mientras que, en el lado opuesto, entre las regiones donde el porcentaje es más bajo, se encontrarían Navarra (64%), Cantabria (66%), Madrid (66%), Aragón (67%) y Castilla y León (67%).
No obstante, y como es habitual, existen algunos condicionantes que hacen oscilar la proporción de niños y niñas con acceso a estos dispositivos portátiles, como sucede con la renta. En el caso de la Comunitat Valenciana, y más allá del porcentaje global, en los hogares con ingresos mensuales netos de menos de 900 euros tan solo un 35% de quienes tienen entre 10 y 15 años dispone de móvil. En el resto de tramos, por el contrario, los porcentajes se sitúan siempre por encima del 70%, y son sobre todo elevados en rentas de entre 1.600 euros y 2.500 euros al mes (85%).
Del mismo modo, es también más frecuente encontrar a menores con teléfonos móviles en hogares que están compuestos por pocos miembros. Así pues, en aquellos formados por dos o tres personas más de un 75% de los menores posee teléfono móvil, a la vez que en los integrados por cuatro miembros el porcentaje es del 72%, un dato más o menos similar. Sin embargo, en núcleos familiares que superan o alcanzan los cinco convivientes la proporción cae hasta el 66% de los menores.
Por otro lado, los datos del INE demuestran que tanto en grandes ciudades o capitales de provincia como en localidades pequeñas hay más menores de entre 10 y 15 años con teléfonos móviles que sin ellos. En este sentido, tanto a nivel estatal como en el caso de la Comunitat Valenciana los porcentajes más elevados se dan en aquellas poblaciones que tienen menos de 10.000 vecinos. En el caso de la autonomía valenciana, en estos municipios ocho de cada diez menores disponen de móvil, mientras que en las ciudades de más de 100.000 habitantes es un 72%, un registro inferior al de las localidades de entre 20.000 y 50.000 residentes (77%) y al que arrojan los municipios de entre 50.000 y 100.000 personas (73%).
Si bien la encuesta sobre equipamiento y uso de TIC en hogares no ofrece resultados únicamente para los menores que tienen 16 y 17 años, a quienes enmarca en la franja etaria de entre 16 y 24 años, sí puntualiza que a estas edades el 100% de los valencianos usa un teléfono móvil. De ello se puede inferir que todos aquellos menores que podrían haber terminado la Secundaria tendrían a su disposición uno de estos dispositivos, si bien este porcentaje siempre ha sido muy elevado. Incluso en 2006, hace casi dos décadas, se ubicaba muy cerca del 94%.
Junto al anuncio de la prohibición de los teléfonos móviles en las aulas, la Conselleria de Educación informó también de los principales resultados relacionados con la evaluación de contexto del sistema educativo, una prueba realizada para conocer la situación académica, social, familiar y cultural del alumnado y en la que participaron más de 1.700 centros públicos, privados y concertados de la Comunitat Valenciana. Entre sus conclusiones, en las que se recogían datos sobre el uso de las TIC y los móviles, destacaba que el 8% de los estudiantes de tercer curso de Primaria afirmaba pasar más de tres horas al día con estos dispositivos, un porcentaje que crecía al 18% en sexto de Primaria y al 23% en cuarto de Secundaria.
En relación a este asunto, el coordinador de la Oficina de Salud Mental de la Comunitat Valenciana, Bartolomé Pérez, señaló que se han creado “unidades de detección precoz” que permiten orientar al profesorado y evitar “el exceso de burocracia que a veces hay para dar respuesta inmediata a los problemas en las aulas”.
Pero más allá de lo que sucede en los centros educativos, distintos expertos ponen también el acento en lo que sucede en el ámbito familiar y en la importancia de que los padres adquieran las mismas competencias digitales que sus hijos para poder hablar “de igual a igual”, como manifestó el catedrático de Psicología Social José Miguel Fernández Dols en la segunda sesión del Ciclo Adicciones de las Cátedras Fisabio-UV y QUAES-UPV celebrada hace unos días en València.
“No solamente tienen que entender, sino también transmitir modelos de comportamiento a niños y adolescentes, que quieren ser como los mayores”, argumentó. Fernández consideró igualmente que es “mucho más interesante” hablar de la calidad de “cómo se utiliza” un teléfono móvil frente a la “cantidad que una persona pasa delante” del dispositivo.
Del mismo modo, también la Asociación Española de Pediatría (AEP) hizo un llamamiento a finales del año pasado a los padres como “ejemplo del buen uso de las pantallas” para los menores, ya que considera a este grupo social “especialmente vulnerables” a su impacto.