VALÈNCIA. El escritor suizo Joël Dicker ha participado en el festival VLC Negra con una conferencia. Es un escritor precoz, que fundó una con solo diez años la 'Gazette des Animaux', una revista sobre naturaleza. Ha publicado varios libros como 'Le Tigre', 'La verdad sobre el caso Harry Quebert' y 'El libro de los Baltimor'. Con más de seis millones de ventas, las obras del suizo se han traducido a 40 idiomas.
En su comparecencia ante los medios de comunicación, Joël Dicker ha declarado que está "muy honrado de participar en este festival. Es un orgullo que me hayan invitado porque los lectores españoles han honrado mis libros, y el hecho de venir a este festival supone una ocasión importante para mí de acercarme a ellos. Pienso venir siempre que me llamen".
Preguntado por si considera su obra de género negro, ha calificado como "muy importante luchar contra las etiquetas, porque no han de existir géneros aislados ni muros infranqueables, y la prueba es este festival: hay que darle un nombre para que el público se sienta atraído, y Valencia Negra acoge todo tipo de literatura".
El éxito persigue a Dicker desde sus inicios como escritor: ha vendido más de seis millones de libros con solo tres novelas publicadas. Preguntado por este hecho, ha declarado que sufre un poco "sobre la diferencia que existe entre la imagen que se tiene de mí y la realidad: que he tenido éxito pronto y que vendo muchos libros, y eso contradice que el éxito está garantizado por la experiencia. Yo creo que el éxito lo garantiza el trabajo que hay detrás".
El escritor suizo ha confesado que no lee a autores españoles: "Leo sobre todo literatura francesa y rusa. Los escritores rusos me dan toda la fuerza para escribir, con esa intensidad y nivel de descripción. Los leo con pasión total, la literatura rusa me ha marcado profundamente. También la literatura estadounidense porque he vivido allí y eso te conecta mucho con la tierra".
Dicker ha confesado que a veces los lectores le preguntan sobre paralelismos que encuentran entre su obra y las de otros autores y no sabe cuál es la mejor respuesta: "Cuando la gente me dice que estoy inspirado o tengo un punto de partida que ha aparecido en otras novelas que no conozco, me pregunto si es mejor decir que lo he leído todo o quedar como un ignorante. Las ganas nos llegan con historias que hemos leído. Pero la historia casi siempre es banal y se repite constantemente: chica asesinada, desaparecida, y es algo de lo que hemos oído hablar, incluso en nuestro entorno podemos conocer un caso similar. La literatura descansa en dos pilares que atraen al público: la banalidad y el ambiente. Eso te pone en un estado en el que te apoyas y te dan ganas de leer ese libro. Nuestra vida es banal y necesitamos algo como la literatura que nos lleve a otra dimensión".
Pero también hay que dejar espacio para la imaginación del lector. Y ha puesto un ejemplo: ha contado una breve historia en la que citaba Suiza y el frío. Después ha preguntado cuántos habíamos imaginado la nieve. Cuatro manos levantadas: "A eso me refiero: yo no he citado la nieve, pero los cuatro que han levantado la mano la han añadido. Creo que esa es la fuerza de una novela, porque es el lector el que también crea el relato. En cine se pone todo en imágenes y no deja espacio para la imaginación; la literatura da al lector la oportunidad de crear su propio relato, y eso le da mucha fuerza".
Preguntado sobre sus obsesiones literarias, ha asegurado que no las tiene: "Creo que soy autor demasiado joven para que haya obsesiones que aparezcan una y otra vez. En estos momentos soy como un niño que ha encontrado un juguete nuevo y disfruta mucho con la literatura, pero voy un poco a ciegas, no sé lo que me va a traer el futuro. Aún no estoy seguro de lo que puedo o no puedo hacer y hay novelas que puedo escribir y hay otras que no me gustan nada".
También ha reconocido que sus primeras novelas tienen algo de autobiográfico: "Pero me he dado cuenta de que eso no me interesaba y he podido entender que lo que me gustaba de verdad era hacer literatura de ficción, un género de aventuras más amplio".
Sobre su relación con la literatura la ha definido como "personal, mi placer de la creatividad es un poco el mismo placer que tengo cuando dibujo o hago música, y la felicidad me la da la construcción. Son memorias mías y las quiero compartir mediante un libro terminado, impreso y que existe. Cuando lo escribes no puedes saber lo que ocurrirá, saber si va a tener éxito es imposible, pero el placer de escribirlo siempre es el mismo".