VALÈNCIA. El Año Berlanga ha superado esta semana otro hito con la celebración del primer Día del Cine Español. El Ayuntamiento de València colocó una placa en el antiguo Hotel Londres, residencia de la familia Berlanga en la ciudad. Al acto acudieron autoridades, familiares, y hasta una charanga. Puro Berlanga. También estaban Teresa Cebrián, Sol Carnicero y Rosana Pastor, las tres comisionadas de los grupos de trabajo del gran homenaje del director para el Ayuntamiento, la Academia de Cine y la Generalitat, respectivamente.
Culturplaza reúne a las tres en la Filmoteca para hablar de los actos conmemorativos y, por supuesto, también del cine del director.
- Si Berlanga pudiera ver lo que se está haciendo en su año conmemorativo, ¿qué pensaría?
- Sol Carnicero (S.C.): Estaría captando todas las imágenes para hacer luego una película en la que además, en la que además, se adelantaría a lo que se hubiera hecho. Berlanga nunca ha contado las cosas que suceden, siempre se ha adelantado tres o cuatro o más años. Lo que haría sería mirar, analizar y después hacer que nos rieramos con él.
- Teresa Cebrián (T.C.): Estoy segura que se lo tomaría a chiste profundo, ácido y bueno.
- Rosana Pastor (R.P.): Se reiría, se quejaría, diría que para qué tanto, que no hacía falta tanta parafernalia. Pero en el fondo, le gustaría. Le gustaría sentirse querido y notar el afecto y el cariño. Diciéndolo en palabras muy valencianas, despotricaría, pero en el fondo estaría encantado.
- La placa que se ha instalado finalmente no ha sido en su casa natalicia sino en el Hotel Londres. ¿Es una muestra de la flexibilidad que permite que haya personas de su máxima confianza aún vivas? ¿Es un signo de que hemos llegado a tiempo para honrarle de la mejor manera posible?
- S.C.: Yo creo que sí hemos llegado a tiempo porque lo estamos viviendo personas que hemos estado muy cerca de él y le queríamos mucho. En cuanto a lo de la placa, el cambio me parece acertadísimo. Porque aunque no es el sitio donde nació, es el en el que vivió muchos años, hasta que se marchó en Madrid, y sobre todo, es el lugar donde quedó toda la familia Berlanga hasta que se vendió el hotel. Todas las personas que nos acompañado hoy, que son sus sobrinos y sus nietos, han vivido allí hasta el último momento. Yo me he pasado con ellos allí 35 años en Fallas, fiestas familiares… Estaba el hotel, pero el octavo piso era su casa. Para mí, ese edificio es Berlanga.
- T.C.: Como comisionada del Ayuntamiento, me puse en contacto con la familia precisamente para hablarle de la colocación de la placa. Hicimos una pequeña labor de investigación junto a Vicente Muñoz Puelles para asegurarnos que la casa natalicia fuera -efectivamente- esa, porque hubo un cambio de callejero. Una vez confirmado, en conversaciones con la familia siempre salía esto que acaba de contar Sol, así que pensamos que había que atender estas cuestiones que son más profundas y emotivas, y que tienen mucho más que ver con la biografía que con el lugar donde simplemente nació.
- R.P.: Si hay un lugar en la ciudad que guarda la esencia de la familia Berlanga, es el Hotel Londres. Me parece que la placa está puesta en el lugar idóneo. Por otra parte, Chechu García-Berlanga me descubrió que ese hotel se lo encargó la madre de José Luis (Berlanga) a Francisco Javier Goerlich, que es considerado el arquitecto de la ciudad de València. Esto le da un atractivo añadido.
- S.C.: Ese edificio es una insignia que ha acogido a todos los cómicos cuando veníamos a València. Nos reuníamos, nos reíamos y nos pasábamos hasta las tantas de la mañana… ¡Berlanga puro! No solo Luis, sino toda la familia.
- Llevamos aproximadamente la mitad del Año Berlanga, que acabará en junio del 2022. Sois tres comisionadas de tres instituciones diferentes. ¿Cómo está yendo ese trabajo de coordinación, de evitar duplicidades pero hacer estas conmemoraciones lo más anchas posible?
- T.C.: Por un lado, nos comunicamos. Estamos en constante comunicación por lo de hoy pero también porque están los Goya por delante, y tanto Sol como Rosana están en la Academia. Por otro lado, podría haber alguna duplicidad si no nos coordináramos, pero en todo caso, cada institución tiene papeles y ámbitos de actuación diferentes y muy bien definidos. En lo que tenemos que coordinarnos, lo estamos haciendo.
- R.P.: Ha sido importante también el hecho de empezar a trabajar en tiempos distintos. En la prensa se ha llegado a cuestionar la proliferación de estos grupos de trabajo, pero yo animo a que se vean el calendario de actos. Están pautados, segmentados y todos tienen sentido.
- ¿Cómo se vive el Año Berlanga fuera de València?
- S.C.: Se está viviendo en toda España. Vengo de la proyección de El verdugo en Les coves del Drac, y se ha puesto una placa en la casa donde se rodaron las secuencias de la pensión. Ahora tengo que ir a La Rioja, a Arnedo, a Soria… Lo de Berlanga es como la pólvora y se le quiere en toda España. Te voy a contar una anécdota: Villar del Río era un pueblo que Berlanga sostenía que se lo había inventado él, que no existía, y lo discutía muchas veces. Hubo un día que, visitando a un amigo en Bretún, en la España vacía, me encontré con una señalización del pueblo. Nos había tomado el pelo a todos: Villar del Río está al lado del pueblo de la mujer de Berlanga, San Pedro Manrique. Ellos eran novios cuando hizo ¡Bienvenido, Mister Marshall! y, aunque quiso poner el nombre del pueblo de su novia, pero lo vió pomposo y, por el contrario, Villar del Río le parecía que servía como pueblo de cualquier lugar de España. Y lo convirtió en una coña.
La cosa es que en Villar del Río también se le va a hacer un homenaje. Se están poniendo sus películas en toda España, y eso es lo que más me gusta, que la gente que no le conoce pueda hacerlo a través de su cine.
- El cine de Berlanga se ha visto, pero hasta ahora había un vacío importante en la bilbiografía y en el estudio de su filmografía que ahora se llena. ¿El Año Berlanga tiene que servir para eso también, no?
- R.P.: Esa cuestión también es extensiva a otras figuras del cine español. El cine ha ido adquiriendo una importancia creciente, y que la sociedad ha dio dándose cuenta que el cine nos lleva contando nuestra vida desde hace más 100 años. Pero este principio de estudios tiene que ver con que el cine está entrando ya de lleno como objeto de estudio porque es otra manera de entendernos a nosotros mismos. Las películas de Berlanga, por ejemplo, son la mejor clase de historia para los jóvenes que no conocieron cómo era esa España de finales de los 50, los 60, los 70… Además de que ha coincido con su centenario, creo que también hay algo de habernos dado cuenta de la importante de pensar nuestro cine y su aportación a nuestro país, dentro y fuera de él.
- T.C.: Había pocos precedentes, alguna publicación de La Mostra de València, alguna biografía… Pero sí es verdad que en un acontecimiento como este, en el que finalmente surge el reconocimiento necesario al cineasta, los estudiosos de su obra y su figura aporten su grano de arena dentro de su terreno. Pienso que es normal que estén proliferando este tipo de publicaciones.
- S.C.: Berlanga es el mejor cronista del siglo XX del país. Y la imagen sustituyó en el siglo XX en muchos casos a la palabra. Deben ir juntas, pero la imagen se debe estudiar, y se debe hacer en los colegios. Porque los jóvenes están acostumbrados a ver imágenes pero sin digerirlas. En la Academia, por ejemplo, hemos coordinado una acción para ver y analizar en las escuelas las mejores películas de cine español del siglo XX. Y no solo para hablar de audiovisual, es que se puede aprender de geografía, de historia o de matemáticas a través de ellas.
- Me da la sensación, en este estudio y en estas lagunas que parece que el Año Berlanga va a resolver, una lectura positiva en clave de género de sus películas, cuando su contexto y su filmografía apuntan a lo contrario. ¿Se está forzando esta revisión?
- S.C.: Esta revisión la estamos forzando a todos los niveles. Y, en parte, me parece bien porque todo lo que sea estudio es bueno, pero creo que tampoco podemos sacar de contexto las cosas. Cuando Berlanga rodaba no había perspectiva de género; pero también es verdad que, normalmente, los hombres salen muchísimo peor parados que las mujeres en sus películas. Y esta perspectiva también es importante, no solo la que nos dicen que debemos adoptar. Berlanga no deja títere con cabeza a ningún ser humano ni institución.
- R.P.: La obra de Berlanga es la que es, no hay que adaptarla. En los años en los que rodó había una concepción de los roles de género que es inapelable. Berlanga rueda dentro de ese sistema de roles y estereotipos y las mujeres de su cine entran también ahí. Las feministas, y todo el mundo, tiene todo el derecho a leer el pasado desde los códigos actuales. Pero creo que lo que está pasando con Berlanga es contextualizar. Preguntarse qué pasaría si rodase la misma película hoy en día… Es que la rodó entonces.
En este sentido, creo que la lectura más acertada la hizo Josefina Molina, una de sus primeras alumnas. Además de retratar a esas mujeres, no hay que olvidar el hombre era Berlanga: provocador y socarrón. Me parece que está muy bien contextualizar la mirada de Berlanga, y que los estereotipos que estaban presentes cuando rodó sus películas los estamos desmontando.
- S.C.: Voy a decir más: en los rodajes ha demostrado lo respetuoso que ha sido con las mujeres. Él admiraba a la mujer, decía que le dábamos un poco de miedo. Le gustaba estar entre mujeres, pero como se sentía un poco acobardado, siempre contestaba con la provocación.
- ¿Qué quedará del Año Berlanga después de junio de 2022?
- S.C.: Va a quedar mucho. Se va a estudiar mucho más su figura, se van a ver mucho más sus películas, se está escribiendo mucho de él…
- T.C.: Se está formando toda una nueva generación de personas que hasta ahora no sabían quién es, y que van a descubrir todas sus películas, van a haber tenido charlas en sus centros de estudio, van a poder leer sobre él, etc.
- R.P.: Mi voluntad cuando decidí aceptar el encargo de ser comisionada es que el Año Berlanga no pasara por nosotros como si fuera el Espíritu Santo. Creo que lo que se está haciendo va a tener un poso fundamental: sus películas se están abriendo a gente que nunca habría visto sus películas. ¡Eso ya es importante!: que su cine se siga viendo y haya un enfásis en que siga siendo así, tanto dentro como fuera de España. En el caso de las actividades de la Generalitat, se está poniendo mucho énfasis en la cuestión generacional, en que la juventud entienda por qué es un autor clave de nuestra cinematografía.
- T.C.: Y creo también que, además del legado y su cinematografía, este es el año de los Goya en València. Y reivindicando a Berlanga como cineasta, también estamos reivindicando a todo un sector y a los colectivos que hacen posible el cine. Y esto también es muy importante: es Berlanga pero, por eso, es el cine el que está cobrando importancia. Tenemos la ocasión de dejar de pensar que cuatro personas hacen una peliculita y reivindicar a todo un sector. El ejemplo es este primer Día del Cine Español.
- S.C.: Berlanga no va a pasar como pasó el Plan Marshall. Berlanga queda.