VALÈNCIA. Oportunidades de negocio parece que hay bastantes, pero todos los emprendedores que se mueven en el mundo de la agrotecnología catalogan el sector como de “muy peculiar” y “bastante complicado”. Se refieren con ello a un sector muy atomizado, que se basa en propietarios de explotaciones pequeñas y muy reacios, sobre todo en el sector primario, a introducir innovaciones tecnológicas. De esta manera, la misión principal de las startups y empresas que se decantan por la agrotecnología es la evangelización. La segunda es lanzar productos a un coste accesible.
“Se puede decir que, en el sector primario del agro, está casi todo pendiente de digitalización. Oportunidades de negocio no faltan, pero tienen que ser soluciones con precios muy competitivos porque, además de ser un sector tradicional, trabajan con márgenes pequeños”, declara Victoria Iriarte Izcue, directora de Inversiones en Sodena, organismo responsable de la aceleradora Orizont.
Con el propósito de impulsar la modernización de la industria, surge la consultora Innovarum. Fundada por dos ingenieras agrónomas, Maya Hernando e Irene Paredes, se orientan, sobre todo, a captar ayudas para la financiación de empresas con un doble ingrediente: que sean innovadoras y que trabajen para el sector agroalimentario. Esto es, desde la parte primaria de producción vegetal, animal y pesquero hasta la elaboración de alimentos.
La oportunidad de negocio la vieron en el entonces recién aprobado programa marco de investigación e innovación de la Unión Europea Horizonte 2020, donde el sector de la agrotecnología cobraba cierto protagonismo. “Vimos que había fondos, pero que a España llegaban pocos porque no se solicitaban las ayudas, bien fuese por las barreras idiomáticas, bien por la complejidad burocrática”, comenta Maya Hernando. Informar a los emprendedores en este ámbito de las convocatorias de ayudas a la financiación de proyectos y aplicar a ellas es la principal razón de ser de Innovarum. Desde su nacimiento, en 2014, hasta ahora han logrado más de 31 millones de financiación para empresas del sector, tanto en España como en los 11 países de la Unión Europea en los que operan. Asimismo, han asesorado a 52 proyectos “de todo tipo, desde temas de bienestar animal, hasta de trazabilidad en la cadena de valor. De la sostenibilidad ni hablamos porque es algo que ya se da por sentado en cualquier empresa emergente relacionada con el sector”, dice Hernando.
Más allá de la innovación y la tecnología, existe otro problema de fondo, que es la falta de profesionales y mano de obra. Es la España vacía, de la que tanto se habla últimamente. Para superar este desafío sectorial, Hernando establece dos prioridades: la primera es hacerlo económicamente interesante. “El trabajador del campo o ganadero percibe un salario un 40% más bajo que cualquier otro perfil similar en la ciudad”. La segunda es mejorar la calidad de vida de las personas que habitan en las zonas rurales. “Tradicionalmente, la vida laboral en el campo ha exigido sacrificios que pocas personas están dispuestas a hacer hoy en día. Tenemos que demostrar que, gracias a la tecnología, se pueden automatizar los procesos. Ya no es necesario estar pendiente de la explotación las 24 horas de los 365 días del año”.
También en Pycno parecen depositar sus esperanzas en las nuevas generaciones. “La media de edad de las personas que asisten a nuestras reuniones es de 60 años. No es fácil hablarles del IoT o del big data ni convencerles de que pueden gestionar el campo desde el teléfono móvil, sin moverse de casa. La mayoría se fían más de la evolución de las nubes o de la dirección del viento”, dice Nahuel Lavino, cofundador, junto a Marios Georgiou, de Pycno.
Con sede en Valencia, Pycno se propone trasladar al campo la tecnología del Internet de las Cosas. En este empeño llevan cerca de tres años. El primer producto que lanzaron es Terra, una solución sencilla, de fácil instalación y económica basada en las instalación de sensores para recopilar datos y apoyar la toma de decisiones a tiempo real. Ahora se proponen lanzar un segundo producto que implementa y complementa al de Terra. Para ello abrirán, el próximo 20 de noviembre, una campaña de crowdfunding a través de Kickstarter.
Al envejecimiento de los profesionales como freno a la revolución Agrotech en España, Lavino añade otras razones. Una es estructural, con una prevalencia de minifundios donde una inversión tecnológica tiene un retorno bajo. El caso valenciano se agrava con la saturación del mercado con un solo producto “con el que ya nadie gana dinero”: la naranja. Asimismo, el hecho de que el agua en nuestro país continúe siendo relativamente barata, puede ser otro de los factores que inducen a despreciar soluciones que optimizan su consumo. “En Chile, por ejemplo, donde el agua está en manos de empresas privadas, se lo piensan mucho más”, dice Lavino. La suma de todas las referidas, podrían ser la causa por las que Pycno, presente ya en 27 países, tiene dificultades para abrirse mercado en España. Coinciden en esto con el equipo de Innovarum, que no logró despegar hasta conseguir su primer cliente en Holanda.
No obstante, Pycno es una startup que cuenta con reconocimientos internacionales. Además de ser seleccionada para el IMPACT Growth, fue considerada dentro de la iniciativa europea Start up Europe comes to Silicon Valley como una de las más interesantes para las aceleradoras. Muy celebradas, también, dentro del sector son la madrileña Digitanimal, con un sistema para la localización y vigilancia sanitaria de los animales y la navarra Fuvex, con drones capaces de ahorrar un 30% a las explotaciones agrícolas mediante el uso de sensores que recogen información de las plantas.
Es decir, que el hecho de que el mercado nacional para la agrotecnología sea todavía poco relevante, no impide la aparición de soluciones punteras para un problema que es global. Baste recordar las previsiones de 9.700 millones de personas en el planeta para 2050 de la ONU y, “al fin y al cabo, a todos los gusta comer al menos tres veces al día”, concluye Hernando.