El Consell subvenciona un proyecto para diferenciar con un distintivo, además de incluir en un directorio, los comercios valencianoparlantes de toda la Comunitat
VALÈNCIA. ‘Açí t’entenem”. Un distintivo sobre la puerta del comercio advierte a los valencianoparlantes de que se encuentran en zona franca, de que pueden emplear su lengua con libertad, de que nadie espera que se guarezcan en el castellano. Los puntos están diseminados por toda la Comunitat. El proyecto Troballengua aspira a tejer una red de espacios, físicamente distanciados, pero culturalmente entrelazados, donde las cuerdas se aprietan en torno al uso de la lengua. No es tanto que te hablan, sino que te escuchen. Al final se conforma un registro de actividades profesionales, tanto da si hablamos de tiendas físicas, como de profesionales independientes o incluso entidades.
“Es busca d’eixa manera que les dos llengües siguen lloc de trobada permitint a usuaris i comerciants tindre una relació completament normalitzada”, explica Jordi Pérez, el nombre esencial tras esta iniciativa. Troballengua cuenta con más de 1.650 comercios y profesionales inscritos, además de haber recibido el respaldo de la Dirección General de Política Lingüística de la Conselleria de Educación. El Consell les concedió una ayuda de …. Durante la convocatoria de ayudas del pasado mes de diciembre. No son los únicos que han prestado apoyos, ya que también les ha respaldado la UPV o Turisme València.
A Rubén Trenzano, director de Política Lingüística de la Generalitat, le parece cuanto menos “interesante”. “Es un proyecto singular que hemos subvencionado desde el Consell, en tanto que promueve las dos lenguas oficiales”, explica. Tiene respuesta frente a posibles críticas: habla del “valor añadido”. “Coincidiremos en que en cualquier comercio que entres en València te atienden en castellano, pero eso no está garantizado igual para los valencianoparlantes. En la medida en la que Troballengua contribuya a igualar esa situación, podemos considerar que es un sello de calidad”, manifiesta.
Más allá del distintivo, se encuentra el registro. El siguiente desafío de Troballengua es generar un buscador online lo más completo posible que abarque todo el territorio autonómico. “Nosaltres telefonem als comerços i professionals i els oferim anunciar-se en la nostra web de manera gratuïta, ara i sempre, l’única condició es que entenguen el valencià. De cap manera els demanem que canvien d’idioma, només que ens entenguen”, explica Pérez. Una vez incluidos en el directorio, se les envía un adhesivo para su comercio o despacho, que implica la integración definitiva sin ningún coste.
Y no se limita a los negocios; ahora también se incluye información sobre los espacios naturales y bienes culturales, así como de todas las fiestas patronales. Es por ello que la colaboración con la Administración se plantea desde el primer momento, especialmente con los ayuntamientos, “perquè els ajudem a millora l’economia local”. La búsqueda es por población y comarca en las tres provincias. Los territorios se van cubriendo por fases, de modo que les faltan apenas unos cuantos espacios por abarcar.
Una relación, por tanto, “normalizada”, entre comerciantes y usuarios. Si el cliente puede expresarse en su lengua, siente “proximidad” y “confianza”. Pérez cree que de esta manera, se muestra más dispuesto a cerrar el intercambio. “La llengua no transmet només informació, la llengua materna transmet emocions i sentiments. Per tant és una forma senzilla de dirigir-se a un públic que se sent més a gust quan els atenen en valencià. La conclusió és que es fomenta l'activitat econòmica de la població”, argumenta, en lo que supone una confluencia de la actividad económica y cultural.
La idea parte de su experiencia personal. Criado en una familia valencianoparlante, sus padres se dirigían a otros en castellano. “Els valencianoparlants quan ens adrecem a una persona desconeguda canviem de llengua, sense saber si entén o parla el valencià. Més del 50 % dels valencians parlen el valencià i prop del 90 % l’entenen, aleshores, perquè canviem de llengua?”, reflexiona. Con la intención de revertir la tendencia, Pérez comienza a conformar su propia idea de equidad lingüística. En el verano de 2015, con el respaldo de un grupo de compañeros, decide impulsar Troballengua.
Y así, hasta el presente. “Mira este matí he pres un cafè i el cambrer que era estranger ha entès quan li he demanat un tallat, m’ha dit el preu en castellà i ens hem saludat ell ha dit adiós, jo adéu tots dos amb un somriure, on està el problema? Per què he parlar-li en castellà? Per què m’ha de parlar en valencià? Qui sòc jo per a suposar que ell no m’entén? No et sembla que es un prejudici? Què té que vore l’origen en parlar o entendre el valencià? Crec que ens equivoquem i que no som justos quan tractem als desconeguts com incapaços d’entendre el valencià”, relata el impulsor del proyecto.
Durante el pasado mes de marzo, la organización Empresaris de Catalunya (EC) se organizaba contra la Generalitat de Catalunya por impulsar una aplicación lingüística para móviles que señala a los comercios que no usan el catalán". Aunque el enfoque es distinto, no deja de ser comparable. "La misión de la Generalitat tendría que ser la de apoyar al comercio para que pueda ofrecer el mejor producto, servicio y precio a los usuarios y no generar conflictos separando establecimientos”, argumentaba EC.
¿Puede suceder lo mismo en la Comunitat? “Com he dit, la qüestió és comunicar-se i no importa en quina llengua parle cadascú”, responde Pérez. Opina de la misma manera Trenzano: “No estamos discriminando a los que hablen en castellano, solo señalando aquellos donde son capaces de emplear en igualdad ambas lenguas”.
El debate no es sencillo, y por supuesto, no termina aquí. “No deuria ser un problema parlar en valencià davant d’un jutge, un policia, un metge, un funcionari, un càrrec públic”, recuerda Jordi Pérez. La labor concienciadora para tejer el camino hacia la igualdad de las lenguas no termina aquí, ni mucho menos.