Tsipras dice gracias: a Merkel le va a pasar lo mismo que a Esperanza Aguirre
Los argumentos sobre causas y soluciones de la crisis griega están frecuentemente recorridos por la ideología, moviéndose en un marco estrecho en el que caben invocaciones al caos, enormes desastres si salen del euro, acusaciones de querer acabar con la soberanía griega y con un gobierno de izquierdas y razonamientos similares. Cuando uno se encuentra con ellos, sin tener información de primera mano y sin ser un experto economista, tiende a sentirse un poco perdido, porque gran parte de la información consiste en informes técnicos o en lecturas completamente políticas, en cifras y gráficos o en opiniones ideológicamente orientadas. Pero más allá de unas y otras, hay unos cuantos elementos de sentido común que suelen pasarse por alto y que sin embargo definen muy bien el problema de fondo griego [aquí puede seguir en directo toda la información sobre Grecia].
Más allá de quiénes fueran los causantes de la crisis y de los objetivos últimos que se persigan, hay que insistir en algo muy evidente, como es la pérdida de soberanía de los estados nación en un entorno global. En este contexto, y más aún en la Unión Europea, y más aún en los territorios fuertemente endeudados, los países están sometidos a una supervisión férrea de suspresupuestos por las instituciones internacionales, de modo que sus políticas económicas y fiscales quedan muy marcadas. La capacidad de acción de lospolíticos nacionales es muy escasa, convirtiéndose más en gestores de instrucciones ajenas que en dirigentes autónomos que toman sus propias decisiones.