¿Habrán encontrado un sitio los refugiados para comerse el turrón? ¿Los sintecho tendrán un lugar donde celebrar estas fiestas? ¿Los migrantes encerrados en los centros CIES podrán recibir alguna visita en estas fechas? ¿Y las personas deshauciadas habrán podido celebrar la Navidad?
VALENCIA. Se acaba el año, es momento de balances, recuerdos, reflexiones, etc, etc y etc. Un año con muchas lecturas, un año con interpretaciones de todo tipo, un año más…Este año 2015 ha sido muy intenso desde el punto de vista social también. Es complicado destacar un drama sobre otro pero la crisis de los refugiados ha sido uno de los capítulos más desagradables y peores de la historia de la humanidad. Un capítulo para olvidar , un capítulo que se ha olvidado pero no se ha resuelto, se ha aparcado sin solucionar el problema, sin haber puesto soluciones prácticas, sólo soluciones de palabra. Un problema que sigue, que continua aunque ahora ya nadie hable de ellos o nadie se acuerde.
Los atentados de París y las recientes elecciones han sido la excusa perfecta para pasar página. Pero yo no quiero olvidar, no quiero que hoy me cause indiferencia las imágenes que hace meses me impactaban y con las que tan indignados nos sentíamos. Esas caras, esas miradas, esos niños, esos ancianos, esas personas siguen buscando su sitio, siguen sufriendo… La diferencia es que ahora están olvidados. Y como ellos, muchos otros colectivos que al final nos pillan lejos, y por tanto , inevitablemente nos condicionan menos, una cuestión de ubicación geográfica. Así de triste , pero así de real.
Lo que no nos pilla tan lejos, al contrario, lo que nos pilla cerca son realidades del entorno valenciano como los colectivos discapacitados, los pensionistas, los deshauciados, las personas que acuden cada día a servicios sociales, a la Casa de la Caridad, los sintecho, los desempleados, los migrantes, los CIES, las mujeres maltratadas, los enfermos sin ayudas y muchos más colectivos que conviven con nosotros aunque a veces no los veamos, no los sintamos.
Hoy no es el día, quizá hoy no sea el día para hablar y recordar estas otras realidades porque estas fechas son momentos de evadirnos de todo, de centrarnos en la familia, de sentir las sonrisas de los niños y la ilusión de la Navidad y de los Reyes Magos. Fechas en las que necesitamos desconectar; pero es que hay tanta gente que no puede celebrar estas fiestas, tantos recortes, tantas miserias, tanto dolor… todo esto hace en muchas ocasiones que estas fechas sean para algunos más dolorosas que otra cosa.
Sólo nos queda la esperanza, la esperanza de un cambio. La esperanza de conseguir una mirada más social y más humana en todo lo que nos rodea. Un cambio social que pasa por un cambio político, si entendemos la política como una representación de la sociedad. Y este año 2015 en Valencia ya hemos empezado este cambio.
Un cambio de gobierno, un cambio que ya está teniendo su impacto social, un cambio que pasa por las personas discapacitadas, por ejemplo, que han empezado a recibir sus ayudas, las ayudas que siempre deberían haber recibido de manera más regular, siguen siendo escasas pero poco a poco se van consolidando.
Un cambio que pasa también por los colectivos de personas migrantes que empiezan a percibir un trato diferente, eso sí, siguen existiendo barbaridades como el mantenimiento de los centro CIES tal y como están funcionando desde hace ya demasiados años. Pero la actitud del gobierno municipal al menos ha cambiado y muestra de ello es la pancarta que se colgó en el balcón del Ayuntamiento donde se podía leer “ Por los derechos de las personas migrantes. Ningún ser humanos es ilegal”. Son gestos, pero gestos con los que empiezan los cambios, son los gestos del cambio.
Un cambio que pasa por los centros de asistencia social y servicios sociales que si bien todavía no cuentan con el presupuesto necesario para poder hacer su trabajo, si que tienen la actitud de conseguirlo.
Un cambio que también se demostró en las elecciones de la semana pasada. Un cambio donde aquel movimiento social que en 2011 salió a las calles con un formato determinado llamado 15M , con el tiempo, dándole forma y montando una determinada estructura ha conseguido al menos tambalear y cuestionar el mapa político tan obsoleto y rígido que desde hace años parecía que representaba a la sociedad española.
Una ciudadanía que ha despertado del letargo y del aburrimiento político al que nos tenían sometido, una ciudadanía que ha demostrado que quiere cambios aunque ahora ya sea una cuestión de voluntad, legal y burocrática para poderla llevar a cabo.
En fin, como vemos en una mirada amplia y sin entrar en detalle de realidades que nos rodean... aunque estemos en fiestas navideñas.