MADRID, (EP). Superar la adicción a las drogas es posible pero no es fácil, algunas estimaciones muestran que más de un 60 por ciento de los pacientes están en riesgo de recaída cuando están en fase de tratamiento o después del tratamiento. Esta alta tasa de recaídas es uno de los problemas más importantes en el tratamiento de la adicción a las drogas.
El comprender la naturaleza de las recaídas y cuáles son los factores de riesgo o de protección es fundamental para desarrollar y valorar intervenciones eficaces. Por ese motivo, la experiencia con las drogas en primera persona ha demostrados que puede ser útil, la terapia realizada por profesionales adictos recuperados ha conseguido que más de un 80% de los pacientes consiga salir de su adicción.
Quizá este éxito es porque se trata desde la convicción de que se puede salir. "Los paciente recuperados conocemos perfectamente la enfermedad, lo que genera la adicción tanto al paciente como a la familia", explica en una entrevista a Europa Press, Francisco Carrillo, adicto al alcohol recuperado desde hace casi una década, fundador y promotor del Instituto Castelao, donde se produce esta alta tasa de recuperación.
"Claramente las claves terapéuticas están entre nosotros", sostiene, al tiempo que afirma que "entender esta enfermedad es vital para ayudar y tutelar en la recuperación de enfermos que, pese a su voluntad, se sienten incapaces de salir por sí mismos de esta encrucijada", afirma.
Confianza es una palabra clave, "la adición genera en los pacientes un patrón que es igual para todos: el enfermo adicto se convierte en un manipulador, prepotente, mentirosos, todo lo da la enfermedad. El adicto funciona así porque genera una muralla entre su enfermedad y el resto del mundo que le permite seguir consumiendo, con lo cual si puede te va a engañar siempre".
No obstante, Carrillo no es partidario de estigmatizar la recaída porque considera que los adictos son enfermos y como tal deben ser tratados. "Lo más importante es que la adicción sea abordado como una enfermedad y que la adicción sea aceptada como tal. Después que las familias lo traten con la naturalidad y que sepan que se trata de un enfermedad. Nadie se cura un enfermedad solamente con fuerza de voluntad", señala.
Asimismo, "estamos ante una enfermedad crónica, por eso que se recaiga no significa que no tengamos tratamiento". "Cuando alguien recae en una enfermedad crónica nadie piensa que el tratamiento es malo, los adictos nos dan por perdidos", se lamenta.
Y ante los datos no le falta razón: las tasas de recaída para las personas tratadas por abuso de sustancias (del 40 al 60%) se asimilan a las de las personas con enfermedades crónicas como la diabetes (de 30 al 50%), la hipertensión (50 al 60%) o el asma (50 al 70%). ¿Qué necesita un adicto? Carrillo lo tiene claro, al tratarse de una enfermedad mental y crónica, "requieren una desintoxicación de la sustancia química y luego terapia de grupo y terapia individual que es la que te recuperen y pongan en orden en tu cabeza".
El informe mundial sobre drogas de Naciones Unidas estima que más del 10% de los consumidores de drogas lo hacen como drogodependendientes, es decir más allá de un consumo esporádico. Actualmente, la media de años de consumo antes de acudir a tratamiento en alcohol son 19 años, en policonsumo de sustancias son 14,4 años, en cocaína 11,5, cannabis 9,5 y en heroína 12,5.
El tiempo de consumo condiciona la recuperación. Si se consume durante años no se puede pretender acabar con la adicción de la noche a la mañana. "No se es exadicto en un año. Los adictos recuperados estamos de acuerdo en que hasta los dos años no tenemos un pensamiento interiorizado, el que te dice que ya no compensa la adicción".
A su juicio son dos años lo que "cuesta cambiar las actitudes y cambiar el modo de funcionar después de muchos años", porque el patrón del adictos muestra que son muchos años los que se está consumiendo antes de dar la cara y ver el problema".
Carrillo fundó la clínica a finales de 2009, siendo 2010 el primer año operativo. Comenzó su implantación en Galicia, posteriormente abrió el centro en Málaga y, en fechas próximas, espera abrir un nuevo Centro Castelao en Levante.
El centro abre con el objetivo de dar cobertura a un vacío sanitario que afecta a miles de personas que padecen la enfermedad de la adicción y, como explica Carrillo, su origen surge tras el largo peregrinaje de su recuperación, hace ya unos cuantos años.
El perfil de los pacientes tratados en el Instituto Castelao es variado, siendo la cocaína (46%), alcohol (41%), cannabis y heroína (5%) y fármacos (2%), las sustancias más consumidas. Cuando los pacientes llegan al centro se encuentran "impotentes frente al consumo" y con el recorrido natural de haberlo intentado de manera ambulatoria, por lo que gran parte necesita ser internado en el centro.
Actualmente, las dos grandes organizaciones -Plan Nacional de Drogas y Fundación Proyecto Hombre-, con un volumen conjunto de aproximadamente 80.000 pacientes por año, "son incapaces de concretar el resultado final, ni siquiera de forma orientativa".
El Instituto Castelao trabaja la desintoxicación, ya que el paciente deja de consumir bajo una estrecha supervisión médica y con ayuda de medicación de apoyo para minimizar la aparición de síndromes de abstinencia; la deshabituación, identificando los hábitos y actitudes alterados por la adicción, tratando de sustituir por otras conductas que mejoran la calidad de vida; la rehabilitación, tratando de recuperar de las habilidades perdidas durante la enfermedad mediante terapias; y la reinserción, preparando la vuelta al entorno familiar y social, normalizando su vida.
"La adicción es un enfermedad muy singular y muy dura, este centro está pensado para cuando el paciente lo ha intentado ya por sus medios y no puede; cuando el paciente tiene que parar su vida y dedicarse un tiempo, son dos o tres meses, y hacer un plan de recuperación, sino no se sale", explica.
Los terapeutas del centro son adictos recuperados, formados para ejercer la coordinación de las terapias, pero los equipos además están formados por médicos, enfermeros y psiquiatras que asesoran y acompañan en la reintegración.
Una vez recuperado, concluye Carrillo, "el seguimiento del paciente se circunscribe al contacto derivado de la relación generada con nuestros equipos médicos y terapéuticos durante el proceso de rehabilitación. Esta relación es generalmente muy estrecha y, por lo tanto, el contacto posterior a la recuperación, muy frecuente".