Utilizo la expresión que un tertuliano dijo el otro día cuando comentábamos en la radio los resultados de la encuesta que el pasado domingo publicó este diario y que certifica la renovación del Govern del Botànic.
En el mundo de la demoscopia y las encuestas hace ya muchos años, décadas quizá que se plantea la duda de si reflejan la opinión de los ciudadanos o la forman. Es evidente que por pura lógica de espacio y tiempo, una encuesta es una muestra representativa de la que se extraen unos resultados que se extrapolan al conjunto de la sociedad. Como ejemplo, de los más de tres millones y medio de valencianos que figuran en el censo electoral, la encuesta que pudimos leer el domingo entrevistó a casi 1.500 personas. Por supuesto hecha con los requisitos y garantías de fiabilidad, como la distribución por sexo, edad y territorial. Por lo tanto es muy difícil testar la opinión total con detalle y precisión de una sociedad.
Dejando al margen la cuestión obvia de que una encuesta siempre se basa en las respuestas de una minoría respecto al espectro global que representa, el factor tiempo es muy determinante y especialmente en la política actual dada a titulares y casos de supuesta corrupción que enojan al ciudadano, y provocan arrebatos que a pocos días de las elecciones pueden modificar el ánimo del votante y en muchos casos animarlo a quedarse en casa o marcharse a la playa.
La encuesta otorga de nuevo el gobierno a Compromís y PSPV quienes mantienen y parecen intercambiar los porcentajes, mientras la entrada de EUPV se puede interpretar fruto de un trasvase de votos de Podemos, que bajaría uno 5 diputados, justo los que obtendría el partido que en su día liderara Ignacio Blanco. Se dibuja un escenario con 4 partidos que de manera global y algo confusa denominaríamos de izquierdas: Compromís (aunque el Bloc no sea propiamente izquierda), PSPV-PSOE, Podemos y EUPV. Esta variedad y su importante presencia romperían el mito de que la izquierda no logra gobernar por falta de unidad, incluso dejarían sin mucha validez la máxima latina “divide et vinces”.
Por el otro lado, en la derecha, tendríamos un PPCV que baja entre 4-6 diputados que podrían ser los que aumenta, más o menos, el partido que lidera en Madrid Albert Rivera, Ciudadanos. Aquí quiero matizar que este partido para unos es muy de derechas por defender la Constitución en Cataluña y la legalidad vigente, pero para otros puede ser de izquierdas, más cercano a la socialdemocracia europea. Estos argumentos les sirven para presentarse como el auténtico centro, aunque a veces el centro puede ser la tierra de nadie, o sea, la nada, la indefinición calculada y vacía.
Con este panorama la frase de “un año es mucho tiempo” puede parecer muy simple y coloquial, pero sintetiza que aún queda mucho por ver, oír, leer y juzgar. Muchos son los factores que inciden en la decisión de voto en la ciudadanía actual, y la mayoría no tienen que ver con la marcha de la economía (frente a lo que cree Mariano Rajoy y sus ministros). Las noticias sobre casos de corrupción o acusación de cualquier tipo, sea o no punible y tenga o no recorrido judicial, generan sentimientos y sensaciones que pueden ser más útiles que toda una campaña electoral perfectamente planificada.
Un factor clave, importante e incluso a veces desestabilizador está en manos de los medios de comunicación. Lo que publican, destacan, resaltan, analizan o investigan coloca en el foco y por lo tanto en el debate público una serie de cuestiones y no otras. La intensidad de un titular, el tiempo que se dedica a una información, los programas especiales, las entrevistas o análisis pueden convertir cómo vemos estas semanas, un máster fraudulento otorgado de manera ilegal en un asunto de estado y una presunta trama de corrupción en la financiación de dos partidos en el gobierno de la tercera comunidad autónoma de España en un asunto casi de provincias con algunas inclusiones en la información de ámbito nacional.
El poder de los medios y el de las redes sociales que ejercen como medios será determinante, ahí reside en gran medida lo que vaya a suceder dentro de un año, y aprovecho para recordar que mucho tendrá que decir la nueva televisión pública valenciana Àpunt que hoy mismo, 25 de abril, comienza sus emisiones en prueba y a la que aprovecho para desear toda clase de éxitos en esta nueva andadura.