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14 DISCOS EN 22 AÑOS

Un cómic sobre los Ramones revive la historia de la banda más malhumorada y genial del punk rock

Redbook Ediciones presenta en España la novela gráfica sobre la mítica banda neoyorquina a la que muchos adjudican la invención del punk rock. 170 páginas en blanco y negro en las que el historietista Jim McCarthy y el ilustrador Brian Williamson sintetizan la trayectoria musical plagada de éxitos, pero también de drogas, broncas y locura

15/02/2018 - 

VALÈNCIA. Eran feúchos, no sabían tocar y ni siquiera se llevaban bien. Nadie hubiera apostado por esos cuatro inadaptados cuyo único denominador común era que vivían en Forrest Hills, un barrio judío de Queens que de hecho no molaba por nada en particular. Bueno, les unía eso y su devoción por los Stooges. A veces, con eso es suficiente. 

El destino que se dibujaba ante Johnny, Joey, Dee Dee y Tommy Ramone a principios de los años setenta era oscuro y aburrido, pero consiguieron darle esquinazo. Juntos construyeron, a lo largo de 22 años de trayectoria musical, un legado mayestático cuyos tentáculos son en parte invisibles. Más allá de si fueron o no los creadores del punk rock –un mérito que en realidad es compartido puesto que forma parte del Zeitgeist de la época y no puede desligarse de la influencia de bandas previas como New York Dolls-; más allá de la popularidad y repercusión mediática que alcanzaron dentro del género –ya que en realidad otras bandas les hicieron el sorpasso-, el mayor logro de los Ramones fue quizás el de alentar de manera masiva a jóvenes de uno y otro lado del Atlántico a formar bandas aunque no supieran tocar ni una nota. La explosión británica del punk, con Sex Pistols, The Clash y The Damned a la cabeza, no hubiera sido posible sin la influencia diferida de la incipiente escena neoyorquina formada en torno al CBGB en la primera mitad de la década de los setenta. Los sets de quince minutos sin descanso o el downstroke de Johnny (técnica de guitarra que consiste básicamente en rasgar las cuerdas hacia abajo, pero nunca de vuelta hacia arriba), son otras de las grandes contribuciones de los Ramones a la historia.

Nada de esto es nuevo, porque la historia de los Ramones es un cuadro de genialidad, estupidez, locura, broncas, drogas y frustración sobre la que volvemos una y otra vez a través de películas, documentales, biografías y cómics. Lo cierto es que la imagen de banda callejera de los Ramones -cuidadosamente ideada por ellos mismos y celosamente protegida por Johnny a lo largo de los años- ha dado mucho juego a fotógrafos e ilustradores. De hecho, en apenas tres años se han publicado en España tres cómics protagonizados por la banda norteamericana. Norma Editorial tradujo al castellano en 2016 Archie conoce a los Ramones, una suerte de colisión espacio-temporal entre los adolescentes de la popular serie de cómics iniciada en los años cuarenta y los artífices de Leave Home y Rocket to Russia. En 2017, la historietista Soledad Romero y el dibujante venezolano Joe Padilla publicaron en la colección Band Records de Reservoir Books un libro ilustrado para niños sobre la historia de los Ramones. La última andanada en la biografía del grupo viene de la mano de Ma Non Troppo, sello de la editorial Redbook especializado en música, cine y divulgación científica. En este caso el destinatario es el público adulto, y los encargados de dar forma a esta biografía no edulcorada son el periodista Jim McCarthy y el ilustrador Brian Williamson. El mismo dúo británico que también se impuso la tarea de reducir a viñetas la historia de Nirvana, Metallica y Guns ‘n’ Roses. Bandas sin duda icónicas y fácilmente caricaturizables, pero… ¿cuál es la aportación real de este tipo de novelas gráficas?

La principal carencia que encuentro a esta que nos ocupa sobre los Ramones es precisamente la falta de fantasía. El imaginario colectivo de cualquier seguidor del punk está preñado de fotografías promocionales, videos de actuaciones en el CBGB e instantáneas robadas en la trastienda de los escenarios. Por eso, cualquier relato literario o gráfico de la biografía del grupo debería aprovecharse para colarse en las rendijas de aquellos detalles, por pequeños que sean, que no han salido a la luz. O para todo lo contrario: amplificar su leyenda mediante la fabulación; imaginar escenas y situaciones basadas en el conocimiento previo que hemos acumulado a lo largo del tiempo. Un ejemplo reciente de ello es la novela del periodista Rafa Cervera Lejos de todo, cuyo protagonista es un David Bowie relocalizado en la València posfranquista. 

La novela gráfica de McCarthy y Williamson es correcta y entretenida, pero está huérfana de sorpresas. El dramático estilo gráfico que se imprime al relato está basado en gran parte en documentos que cualquier fan de la banda ha visto una y mil veces, y muchos de los diálogos y las reflexiones que se reseñan están extraídas, palabra por palabra, del documental End of the Century, dirigido por Jim Fields y Michael Gramaglia en 2003. 

El cómic, en todo caso, tiene sus aciertos, sobre todo cuando se permite digresiones que rompen la narración cronológica. También contextualiza bien el entorno en el que se gestaron los Ramones; esos barrios de Manhattan semi-abandonado tras el masivo traslado de las familias a los suburbios residenciales. Una ciudad azotada por la crisis económica y habitada por prostitutas, violadores, delincuentes y yonquis. Apenas habían clubs, y las bandas que tocaban en directo se limitaban a hacer versiones. En la radio lo que mandaba era la música disco, y los coletazos de la época hippie habían desembocado en un rock progresivo de alambicados solos de guitarra que resultaba insufrible para adolescentes marginados como los Ramones, para los que el virtuosismo musical no era más que una muestra de pura autocomplacencia. 

Por suerte para los autores, hay anécdotas que por sí solas sostienen cualquier relato. Como las infernales sesiones de grabación de End of the Century (1980) con Phil Spector; la loca y fallida aventura de Dee Dee con el rap o la fatídica historia de desamor de Joey con su novia Linda, que le dejó por el guitarrista de su propio grupo, abriendo una brecha de odio mutuo e incomunicación entre los dos componentes de la banda que no pudieron redimir antes de la muerte del cantante en 2001. 

Los Ramones fueron una de las bandas peor avenidas y más malhumoradas de la historia del rock, pero también una de las más carismáticas y fructíferas para las generaciones posteriores. Recuerdo una conversación que tuve hace años con un músico profesional de formación clásica que me confesaba su incapacidad para apreciar la música de bandas de rock “simplonas” como los Ramones. Te aseguro –le dije-, que ninguno de tus conocimientos te puede salvar si te subes a un escenario a tocar Blitzkrieg Bop. Hay cosas que no se aprenden en la escuela, amigo.

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