VALÈNCIA. El transporte es el origen principal de las emisiones de CO2 en las ciudades. Especialmente en las grandes, donde las distancias son más largas y las conexión por transporte terrestre con las localidades de las áreas metropolitanas constituye uno de los principales retos en este sentido. La Ley de Cambio Climático de 2021, en ese sentido, obliga a las grandes urbes a implantar antes de que finalice el año 2023 sus Zonas de Bajas Emisiones (ZBE).
La medida supone restringir el acceso a determinados vehículos en función de sus emisiones y permitir la entrada de los más limpios, a grandes rasgos. Y en la ciudad de València, la concejalía de Movilidad Sostenible, que dirige Giuseppe Grezzi, ya ha sacado a concurso por más de 10 millones de euros todo el sistema de cámaras que controlará el cumplimiento de esta restricción en un futuro a medio plazo. Pero, ¿es esta la herramienta más adecuada para reducir la contaminación en las ciudades? Hay otras ideas, como los 'ecopeajes'.
Es lo que plantea de manera paralela la Asociación Mesura, que en colaboración con la concejalía de Innovación del Ayuntamiento de València y en el marco de las 'Missions Valencia 2030', está trabajando en un proyecto piloto que pondrá sobre la mesa varias alternativas sobre cómo se podría implantar en la capital una iniciativa de ese tipo. Será entonces cuando el consistorio estudie si aplicarla o no.
En ese sentido, el técnico de Mesura José Manuel Felisi deja claro que esta herramienta se trataría de un peaje por uso del vehículo privado y no una tasa como la tasa turística: "Cuanto más usas, más pagas", expone a modo de síntesis. Así, la idea del 'ecopeaje' es delimitar un área de la ciudad donde los vehículos deben pagar por entrar. Así, el dinero recaudado por el sistema de peaje urbano, habitualmente, se suele gastar en mejorar el transporte público "dentro y alrededor de la ciudad", explica Mesura.
"Generalmente se hace para reducir la congestión del tráfico o los atascos en la ciudad, pero también puede ser el objetivo la mejora de otros problemas de la ciudad, como la calidad del aire, el ruido, etc.", incide la asociación, que destaca casos como Londres, Milán, Estocolmo o Gothenburg, donde han implantado el peaje urbano en combinación con otros sistemas de regulación del tráfico -como la ZBE- y se han registrado notables reducciones tanto del tráfico como de las emisiones, así como un aumento del uso del transporte público.
Hay que recordar, en este sentido, que la justicia catalana anuló la Zona de Bajas Emisiones de Barcelona porque entre otras cosas prohibía el acceso a los coches más contaminantes, que en muchos casos son más antiguos, de manera que de facto era una medida discriminatoria para las personas con menor capacidad económica para renovar su vehículo. Consideración, entre otras, que el Ayuntamiento de València habría de tener en cuenta para diseñar la ordenanza de su ZBE.
De ahí que en Mesura consideren, tras haber recibido un informe jurídico-técnico favorable al 'ecopeaje', que el camino es "condicionar y no prohibir" como hace la ZBE, que podría ser tumbada en los tribunales al igual que la de Barcelona. El proyecto piloto que se hará, no obstante, elaborará "escenarios alternativos a la situación actual" con los dos sistemas de regulación de tráfico. Así, se evaluará "el impacto potencial" de las medidas tanto en la mejora de la calidad del aire y en la mitigación del cambio climático.
El peaje urbano, en realidad, se aplicaría con un "modelo inclusivo" en el que la tarifa a pagar tendría en cuenta diferentes criterios como la diversidad funcional, la familia numerosa, autónomos, vehículos eléctricos y a los residentes. Pero también se podrían aprobar tarifas especiales para trabajadores que asiduamente tengan que entrar en la zona decretada. Pero la idea, a la postre, es que sería una tarifa que sólo pagaría quien usara el acceso a dicho espacio.
En cuanto a la amplitud del estudio que se va a realizar, tras las diferentes opciones planteadas inicialmente se ha optado por "una selección intermedia" que comprendería los límites de término municipal y las rondas norte y sur. No abarcaría los distritos de Poblats del Sud, Poblats del Nord y Poblats de l’Oest y tampoco la V-21. Un ámbito de actuación muy grande por lo que Mesura lo considera un proyecto piloto "ambicioso y global de ciudad".