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el billete / OPINIÓN

Un error colectivo... de Climent y Costa

El Consell ha asumido un error "colectivo" en la regulación de horarios que podría haber sido mayor si en lugar de rectificar hubiese seguido adelante

15/05/2016 - 

Todos hemos visto, más en la ficción que en la vida real, esa escena en la que la autoridad –el profesor, el jefe, el coronel– pregunta: "¿quién ha sido?", y nadie señala al culpable, bien porque piensan –pensamos– que el acto no merece castigo, bien porque el castigo va a ser desproporcionado. Unas veces todos levantan la mano para corresponsabilizarse –Fuenteovejuna–; otras, todos guardan silencio, como en la memorable escena de La lista de Schindler, cuando nadie confiesa haber robado una gallina en el campo de exterminio hasta que los militares asesinan a un judío al azar para obligarlos a hablar, momento en el que un niño da un paso al frente para señalar al muerto.

"Ha sido un error colectivo", dijo Mónica Oltra el viernes para no señalar al culpable del nuevo empastre de los horarios comerciales, quien, no obstante, quedó identificado –si no lo estaba antes– gracias a la insistencia de los periodistas para arrancarle un nombre. La vicepresidenta (de Compromís) levantó la mano en nombre de todo el Consell bipartito para asumir el error "colectivamente". Todos a una, en solidaridad con el conseller Climent (de Compromís), el más cuestionado del Ejecutivo valenciano, al que le dijeron te la vas a envainar pero te vamos a proteger. Y así fue. Ni un reproche salió de la parte del PSPV, excepto del alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri –verso suelto–, quien se enredó en Twitter con sus socios de Compromís.

Se equivocaron Climent y Costa, que convirtieron el "error técnico" en político al acusar a maría José Mira de haber roto el 'Acuerdo del Botánico'

No dio nombres Oltra, pero de sus respuestas quedó claro el respaldo del Consell a la secretaria autonómica de Economía, María José Mira (independiente en las listas del PSPV), y la desautorización a Rafa Climent y el director general de Comercio, Natxo Costa (de Compromís) quienes se equivocaron al pretender en público y en privado que la número dos de la Conselleria desoyera un informe de la Abogacía de la Generalitat. Un informe no vinculante, es cierto, pero un informe de esos que esgrime el bipartito para darle su merecido a aquellos gobernantes del PP que ignoraban ese filtro o pagaban contrainformes de Garrigues o Broseta –léase Valmor– para cubrirse las espaldas.

Se equivocaron Climent y Costa, que convirtieron el "error técnico" en político al acusar a Mira de haber roto el Acuerdo del Botánico. Un ataque inaudito a su compañera de gabinete apoyado vía Twitter por quienes quisieron retratarse, incluida la favorita en la pugna por la Secretaría General del Bloc, Àgueda Micó (su contrincante, Rafa Carbonell, que es jefe de Gabinete de Climent, guardó silencio).

Acertó Mira al cumplir la ley –¡que todavía tengamos que escribir esto!–, acertó el Consell al respaldar a la secretaria autonómica y acertó Oltra al pedir perdón a quienes se hayan visto afectados, que son los trabajadores del comercio, como dijo ella, pero también los empresarios, muchos de ellos autónomos, y los consumidores. Más de tres años, porque esto viene de lejos, llevan las administraciones estatal, autonómica y local de uno y otro signo mareando a todos con este asunto.

No es habitual ver a un Gobierno pedir perdón, cuando lo cierto es que disculparse cuando no hay más remedio es la mejor manera de evitar el ensañamiento y pasar página. Haber desoído a la Abogacía habría significado un segundo error sobre el primero, y haber desautorizado a Mira, también.

Así que uno da por buenas las explicaciones, acepta las disculpas por la parte que le toca –la de consumidor–, pero se pregunta hasta cuándo va a poder sostenerse el Acuerdo del Botánico dentro de la Conselleria de Economía Sostenible, donde las desavenencias entre unos y otra son ya vox populi.

Un acierto individual

El lío de los horarios comerciales ha empañado el éxito de la semana de la Generalitat, el acuerdo, ¡por fin!, para rescatar Feria Valencia. Un acuerdo al que han dado su visto bueno todos los partidos del arco parlamentario sin que los tradicionales enemigos de la gestión privada de los asuntos públicos –porque esto es una privatización en toda regla– hayan dicho esta boca es mía, y eso que algunos están en la conselleria responsable de la institución ferial, que no es otra que la de Climent.

El mérito recae casi por entero en el director del Instituto Valenciano de Finanzas, Manuel Illueca, quien ha conseguido la cuadratura del círculo: un plan de futuro creíble que la derecha no encontró, con un modelo privatizador que pondrá en marcha un gobierno de izquierdas y una conselleria más de izquierdas. Hasta los del PP le felicitaban el otro día en el 25 aniversario del Ivie.

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