Relaciones de pareja hay de todo tipo y para todos los gustos. Relaciones de pareja más o menos absorbentes, más o menos liberales, más o menos proteccionistas, más o menos conservadoras… Relaciones que arrastran y que te arrastran, relaciones que te exprimen y a las que exprimes, relaciones que te dan la vida y que te la quitan…
En lo que llevamos de año 6 mujeres han fallecido en la Comuniat Valenciana a manos de sus parejas o ex parejas. El año pasado se presentaron 9.614 denuncias por violencia machista, de las que únicamente 254 fueron formalizadas por el entorno familiar de la víctima. Estos son datos que ha comunicado la vicepresidenta del gobierno valenciano, Mónica Oltra, y que salen a la luz esta semana con la campaña institucional (#unhomedeveritata) de la Generalitat Valenciana contra la violencia machista con motivo del día mundial para combatir esta lacra (25N) y que pone en valor al hombre "de verdad" que "da la cara" contra los casos de maltrato.
Una campaña que intenta involucrar a los hombres y que anima a denunciar. Y es que las denuncias son imprescindibles para poder combatir esta lacra una vez el problema está en la calle. Trabajar en concienciar a la sociedad para que denuncie es importante, pero sin olvidar el trabajo que hemos de hacer desde antes, desde las generaciones jóvenes, desde el origen. Y para ello es importante poner el punto de mira en el tipo de relaciones que estamos construyendo. ¿Se podrían evitar algunos casos de violencia si se trabajaran las relaciones de pareja?¿Qué tipo de relaciones estamos construyendo?¿Relaciones dependientes? ¿Relaciones insanas? ¿Relaciones destructivas?
Aprender a elegir la vida y la pareja que queremos es vital para aprender a sentar las bases de la sociedad en la que queremos vivir. Y construir relaciones sanas, es construir una sociedad sana donde el maltrato y la violencia machista no tienen cabida.
Hoy día, cada vez más, existen muchas parejas que se terminan, que acaban y que empiezan de nuevo sus vidas por separado. Parejas que un día lo fueron y que luego ya no lo son. Parejas que viven juntas durante un tiempo y luego deciden no hacerlo. Parejas para toda una vida y parejas que no llegan a fin de mes. Parejas de siempre y parejas que se conocieron ayer y que romperán mañana. Y todas son parejas aunque sea por un tiempo limitado.. Cada una de ellas se ajustan a una forma, a un tiempo, a una condición.
La vida cambia. La sociedad cambia y, con ella, las relaciones de pareja. Estos cambios sociales crean nuevas relaciones de pareja. Las parejas de antes, las de toda la vida, hoy son un milagro. Y no porque los sentimientos cambien. No. Los sentimientos del ser humano son básicos, son los de siempre, son los mismos. Cambian sus circunstancias, sus contextos y sus entornos. Y las parejas se adaptan y evolucionan como la vida misma.
En todo este escenario algo tiene que ver el sistema en el que vivimos que no facilita las separaciones y nos induce a tener que vivir y depender de una pareja. Un sistema que no está hecho para los solteros, divorciados y separados. Un sistema que “beneficia” a las parejas. Un sistema que sale muy caro para quienes deciden vivir solos. Y un sistema que nos estanca en relaciones insanas y destructivas con tal de evitar los terribles procesos de separación y divorcio donde todos salen perdiendo.
Las relaciones de pareja no son fáciles. Las parejas , una vez pasan el momento de enamoramiento han de convivir con rutinas y con monotonías que debemos gestionar bien pues, de lo contrario, acaban con cualquiera. Rutinas que apagan la llama. Rutinas que nos hacen caer en un letargo difícil de combatir.
Y no seré yo quién se atreva a adoctrinar en el tema de las relaciones, pero considero que es importante prestar atención al tipo y al modelo de relaciones de pareja que estamos creando porque en ocasiones son el germen de relaciones no sanas, el germen de problemas y el germen de conflictos que pueden acabar en maltrato. ¿Cómo se trabaja en conseguir relaciones sanas, de personas independientes que deciden libremente estar o dejar a su pareja?
Esta frase de “quien bien te quiere, te hará sufrir” es justo el lema que NO nos ayuda. Las parejas deberían formarse para crecer, para apoyarse, para caminar juntos, uno al lado del otro, cogidos de la mano y por el mismo sendero. Sin demasiado esfuerzo, sin sacrificio… porque al final del camino si una persona vive en un sacrificio permanente, se cansa.
Es difícil aceptar una separación, una ruptura, un fracaso… pero más difícil es vivir con ella a cuestas. Como difícil es cambiar los roles establecidos en una pareja. Las relaciones se terminan por diferentes motivos, existen infinidad de razones y todas son válidas. Las relaciones empiezan y las relaciones terminan. Es como un duelo. Se llora la pérdida de un ser querido y luego se abren nuevos caminos. No sirve de nada aguantar, seguir y seguir… ¿para qué?
Las relaciones de pareja deberían ser relaciones sanas, alegres, positivas, relaciones de igual a igual, en que ambos estén al mismo nivel, relaciones independientes y entre personas que eligen libremente. Esas son las relaciones que funcionan. El modelo de relación que deberíamos trabajar entre todos y que deberíamos inculcar a las generaciones que vienen por detrás. Porque las relaciones humanas en general, sean de pareja o no, son las que crean el modelo de sociedad en que vivimos y yo quiero una sociedad, y un modelo de pareja, libre e independiente. El otro modelo de parejas y de sociedad dependiente, temerosa, aterrada y sin libertad es la sociedad contra la que quiero luchar porque antes o después se convierten en un problema que puede terminar en drama.
Y en este proceso todos tenemos que aprender. Aprender a respetar la decisión del otro, aprender a dialogar, aprender a caminar solo y sola por la vida, aprender a no depender de una pareja no es fácil, pero es vital. Es necesario aprender a elegir, aprender a enfrentarnos solos a esta vida, aprender a ser autónomos, a gestionar solos nuestras vidas y nuestras emociones. Y nadie nos enseña a esto. Nadie nos dice cómo hacerlo. Aprendemos a base de golpes. Aprendemos con la vida. Y nadie dijo que fuera fácil.
La semana que viene… ¡más!
* El teléfono contra la violencia machista es el 016