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CARTAS DESDE BOLONIA

Un mapa de lenguas. Los retos del español en la próxima década

Entre el 15 y el 18 de marzo se celebrará en San Juan de Puerto Rico el VII Congreso Internacional de la Lengua Española. Estos son los retos que se plantearán en el cónclave más importante del español

14/03/2016 - 

BOLONIA. Entre el 15 y el 18 de marzo se celebrará en San Juan de Puerto Rico el VII Congreso Internacional de la Lengua Española. Tras los congresos de Zacatecas (1997), Valladolid (2001), Rosario (2004), Cartagena de Indias (2007), Valparaíso (2010) y Ciudad de Panamá (2013), la convocatoria de este cónclave en San Juan de Puerto Rico es un guiño a la presencia del español en los Estados Unidos, una de las grandes potencias del idioma en la actualidad y país clave para su posicionamiento mundial.

Convocado por la Real Academia Española, la Asociación de Academias de la Lengua Española y el Instituto Cervantes, este encuentro sirve tanto para proyectar la potencialidad del idioma a nivel internacional y reivindicar sus figuras más notables, como para debatir sobre aquellos aspectos que marcarán el devenir de la lengua: sus problemas en un entorno cambiante, los proyectos filológicos in progress o su penetración en realidades no hispanófonas. Aunque estas circunstancias exijan una mirada a largo plazo, el VII Congreso, dedicado a la creatividad y al desarrollo de la lengua en la era digital, abordará estas cuestiones estructurales, para revisarlas en los sucesivos congresos.

Posicionamiento como lengua internacional

Hablar de posicionamiento de lenguas a nivel internacional significa debatir sobre la capacidad de influencia de los distintos países en todo el mundo. La apuesta de las economías orientales ha hecho que se implanten con fuerza institutos como el Confucio y que, a través de ellos, se remarque la potencia del chino como lengua comercial y de comunicación, y se refuerce la presencia de su cultura y economía en Europa. Solo en España se han radicado hasta cinco sedes de este instituto, y en toda Europa se han abierto programas conjuntos entre lenguas y economía, como el grado en Lenguas, Mercados y Culturas Asiáticas en la decana Universidad de Bolonia. 

Un instituto de lenguas y culturas nace con una clara vocación política (exterior) y con una marcada agenda expansionista. Esto ha llevado a graves problemas en el caso del Instituto Confucio, que ha visto cómo algunas de sus sedes se cerraban en Estados Unidos (Chicago o Pensilvania), Canadá, Suecia o Japón, por presunta injerencia de Beijing en contenidos y programas en los países de destino.


Para los departamentos de exteriores, invertir en estos institutos es invertir en influencia internacional. Según datos del Instituto Cervantes, amparados en el informe de la Fundación Independiente, el idioma español representa el 16% del PIB en nuestro país. Con una red extensa de institutos Cervantes, así como la implantación de los Diplomas de Español como Lengua Extranjera (DELE) en todo el mundo llegando a la cifra estrella de 69.300 candidatos en el curso 2014/2015, España ha sabido diseminar todo ese potencial por el orbe y rentabilizar como Estado un patrimonio de más de veinte países. Las estructuras con que se tejen estas redes del hispanismo, fuertemente precarizadas en el caso de ELE, han llevado a que el español compita por cuotas de hegemonía con el inglés y el chino, las grandes potencias, y con cierta ventaja, con el hindi, el árabe o el portugués, que disponen de una gran masa demográfica, pero menos presencia institucional, y a distancia con las lenguas diplomáticas tradicionales: el francés, el alemán o el italiano. 

En este VII congreso, las academias aprovecharán para presentar en sociedad el Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE), el nuevo certificado de español sustituto del DELE, promovido por el Instituto Cervantes, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Salamanca. Este nuevo diploma manifiesta un cambio sustancial en cuanto a la patrimonialización del idioma: por primera vez el certificado “oficial” será gestionado por instituciones de diferentes países hispanohablantes y recogerá en grado de igualdad diferentes variedades lingüísticas cultas. 

Aumento de los estándares educativos

El primer país de habla hispana es México con 117 millones de habitantes. El segundo es Colombia, con 47,6 millones. El tercero y cuarto, España y Argentina con 42,9 y 42,3 respectivamente. El quinto lugar lo ocupan los Estados Unidos con 41,3 millones. 

El crecimiento demográfico, que se prevé continuado en los países americanos, no es sin embargo la única fuente que alimenta la pujanza del español. Este crecimiento favorece un mercado interno sólido donde poder comunicarse en español o donde poder intercambiar bienes culturales con menor dependencia de las exportaciones. No obstante, el aumento de los estándares educativos es fundamental para el fomento de la creación artística y para el consumo y circulación de tales bienes culturales en todas sus formas: cine, literatura, periodismo, música, etc. 

México tiene los peores índices educativos de los países de la OCDE, organismo en base al cual se realiza el informe PISA. Perú, Colombia, Argentina o Chile se sitúan por detrás de Kazajistán, Rumanía o Emiratos Árabes. Entre las causas de esta situación, la OCDE no duda en señalar la pobreza y la desigualdad de estos países como focos principales del fracaso educativo. En estos casos, junto al crecimiento poblacional, la consolidación de una generación ilustrada incorporaría a buena parte de ese porcentaje excluido al mercado cultural y, con ello, a la actividad económica derivada de este sector. 

El material humano no basta si no va acompañado de una base educativa sólida. Lo mismo ocurriría en el caso de la enseñanza del español como lengua extranjera: la apertura de planes de estudio alrededor del mundo garantiza un mercado lingüístico creciente y fortalece relaciones comerciales, turísticas y culturales

El caso del proyecto TEMPUS-IDELE es paradigmático: más allá del Cervantes, la implantación de estudios de español en la Universidad de El Cairo así como en otras cinco universidades egipcias, propiciada por Salamanca, Bolonia y Coimbra, ha abierto el hispanismo a una noventa millones de habitantes en un momento en que la principal actividad económica, el turismo, ha caído cerca del 90%

Ámbitos formales: ciencia, economía y creación

Si bien los cálculos vaticinan que para el año 2050 Estados Unidos se habrá convertido en el primer país hispanohablante con más de 132 millones de hispanos, cabe tomar esta cifra con mucha precaución. El gran reto del español en este país será ocupar las esferas de poder que, de momento, están reservadas casi en exclusiva al inglés. 

Es cierto que se ha producido en los últimos años un aumento exponencial de canales de televisión, prensa y radios en español. No obstante, para un país acostumbrado a pensar en cuotas de minorías, el español no puede convertirse en el idioma del apartheid y quedar relegado únicamente a esferas populares o minoritarias. 

Ámbitos como la justicia, la administración, la ciencia o la economía en los Estados Unidos son reacios a incorporar el español como lengua vehicular. Del mismo modo, en el terreno académico tanto en Europa como en América se ha extendido el uso del inglés como koiné para la producción científica, desplazando otras lenguas como el francés o chino. Otro de los grandes retos del español será penetrar en esas esferas de poder y situar el idioma como lengua vehicular en el ámbito de la ciencia. 

Presencia en la red: información y comunicación

De la mano de estas esferas predominantes ha de ir la reflexión en torno a la comunicación en la era digital. En 2015 el español se situaba como tercera lengua hablada en la red, tras el inglés y el chino. En Facebook es la segunda lengua porque China dispone de redes sociales propias, más controladas y con un mayor implante entre la población; de hecho el gobierno de Beijing tiene restringido el acceso a Facebook, Twitter o Youtube. 

Eso sitúa al español como una de las lenguas de comunicación más potentes en la red, tanto en redes sociales, espacios personales o publicaciones periódicas. No obstante, el panorama digital cambiará radicalmente a medida que se vayan incorporando nuevos usuarios que, de momento, engordan las cifras de analfabetismo digital. 

Según cifras de 2012, España y México formaban parte de los 20 países con mayor número de internautas, que se expresaban principalmente en español. México contaba con 52 millones de usuarios para una población de más de 120, mientras que España tenía 35 millones de usuarios para una población de más de 47. Los porcentajes de implantación en ambos casos subían hasta el 53,5% y 74,8% respectivamente, proporcionando una significativa potencialidad de crecimiento de la presencia del español en la red

Ahora bien, aquellas lenguas potentes demográficamente como el chino o el hindi son las que tienen un mayor margen de crecimiento. Aunque en China hay casi 621 millones de internautas, solo el 45,8% de la población tiene acceso regular a internet. El caso de la India es aún más llamativo: con 195 millones de usuarios (casi cuatro veces más que México y cinco más que España) solo un 15,8% de la población total participa de la comunicación en red. La monstruosa cifra de 1.300 millones de personas en el caso indio y de 1.360 en el caso chino, junto a la alta tasa de analfabetismo digital, hace que el posicionamiento de lenguas en red sea uno de los ámbitos más cambiantes en los próximos años, conforme se incorpore al entorno digital esta gran bolsa de población.

Cultura: menos eurocéntrica y menos hispanófona

Cabe plantearse las razones por las que el español puede tener implantación en el mundo. Junto al ámbito económico e informativo,o académico en menor medida, los países hispanohablantes deben cuidar una de las mejores cartas de presentación: la cultura. 

A principios de año llamaba la atención la gran cantidad de homenajes y actividades en torno al centenario de la muerte de Shakespeare en todo el mundo, frente a la escasa atención del hispanismo hacia Cervantes. En el caso de España, al calor de la todopoderosa RAE (y sus cuentas) habían salido algunas adaptaciones como las de Andrés Trapiello o Arturo Pérez Reverte, polémicas y en cierto modo innecesarias, pero muy rentables para ambas partes. 

A medida que avanza el año parece que el hispanismo ha reaccionado y que ha considerado este acontecimiento como una oportunidad de proyección hacia el mundo. Ahora bien, esta cultura hispánica debería abrirse a una mirada mucho más amplia y considerar no solo la descentralización de España como núcleo central del hispanismo, sino también la cohabitación del español con otras lenguas en su entorno lingüístico: desde el catalán, euskera o gallego en España, a las lenguas indígenas de México, al quechua, al guaraní o al aimara, o también al particular fenómeno del spanglish en los Estados Unidos, símbolo del contagio de la globalización e híbrido que está generando su propia literatura. 

Este año se celebran los centenarios de Miguel de Cervantes, el Inca Garcilaso de la Vega y Rubén Darío. De Lope de Vega a Sor Juana Inés de la Cruz, la celebración del hispanismo debería ser una celebración menos eurocéntrica y paradójicamente menos hispanófona. Entiéndase la paradoja. De este modo, los grandes circuitos comerciales alrededor del libro encontrarían un ecosistema riquísimo y variadísimo, alejado de una imagen conservadora que aunque no esté agotada, debe enfrentarse a un mundo cada vez menos tradicional. Editoriales, ferias, festivales y proyectos de traducción y publicación atenderán cada vez más la variedad de un público creciente. Y el hispanismo no puede quedar restringido a lo de siempre. 

Veremos cuáles son las conclusiones del congreso.

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