VALÈNCIA. "La ordenación se hará desde detrás hacia delante; es decir, se iniciará en el lugar de mayor preeminencia, la alcaldía, hasta los concejales que no tienen responsabilidad de gobierno. Solo la alcaldía ocupará el lugar central. Los concejales que no tengan previsto asistir a algún acto tendrán que hacérselo saber a Protocolo para una adecuada distribución de la corporación".
Esta redacción sustenta una decisión del equipo de gobierno de Tavernes de la Valldigna, dirigido por el PSPV, para organizar procesiones religiosas como la del Santo Entierro o del Cristo de la Sangre, que comenzarán a celebrarse esta semana. La portavoz del PP, Eva Palomares, ha criticado duramente esta medida, que contrasta con una moción del propio Partido Socialista de verano de 2015 en la que proponía que los concejales no acudieran como representantes públicos a actos religiosos y que solo lo hicieran a título particular. Fue aprobada por el pleno dirigido por Compromís entonces.
"Han pasado de no querer que los concejales acudan a actos religiosos a, ahora que tienen la alcaldía, imponer un orden y controlar quién asiste y quién no lo hace", señala Palomares, cuyo partido tiene ocho concejales sobre el total de 17 del pleno. Un pacto entre PSPV, Compromís y EU le relegó, horas antes del pleno de investidura de junio, a la oposición.
"Se trata de un acto religioso en el que el Ayuntamiento no debería de tener nada que decir porque no es quien lo organiza. Tendría que permitir que los grupos políticos se distribuyeran por consenso", insiste la candidata a la alcaldía del PP, que pide la retirada del citado protocolo.