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La encuesta muestra una elevada movilización del bloque de derechas y la coalición busca que ningún votante progresista 'se quede en casa'
VALÈNCIA. A mes y medio de que los valencianos acudan a las urnas el próximo 28 de mayo, las formaciones políticas se encuentran volcadas ya en sus campañas electorales: lanzan compromisos que incorporarán en sus programas, desvelan los eslóganes que les acompañarán en las próximas semanas y los candidatos tratan de acercarse al electorado a través de sus redes sociales para inclinar el voto en un sentido u otro.
Toda una serie de acciones en las que tienen un peso fundamental los datos demoscópicos que previamente los partidos vienen recabando estos días para comprobar cómo acuden sus siglas a los comicios. En el caso de València ciudad, Compromís encargó recientemente una encuesta a la empresa GfK que revela algunas conclusiones novedosas respecto a otros sondeos publicados.
Así, este estudio basado en 900 encuestas telefónicas realizadas en la segunda quincena de febrero y la estimación de concejales diseñada por Compromís reflejan cómo el bloque de izquierdas podría revalidar el gobierno municipal, a pesar de la debacle de Unides Podem, que no obtendría representación en el Ayuntamiento de València como ya ocurrió en 2019. La encuesta muestra que Joan Ribó volvería a ser alcalde en un ejecutivo de izquierdas conformado por Compromís y PSPV, donde el primero sería la fuerza más votada de los dos.
De esta manera, en el bloque conservador el PP se dispararía hasta el 32% y obtendría entre 12 y 13 concejales, mientras que Vox crecería hasta un 10,4% y alcanzaría los 3-4 ediles (actualmente tiene dos). La sorpresa la daría Ciudadanos, que lograría superar la barrera electoral y sumaría un 5,6% de los votos, lo que le permitiría obtener una horquilla de 0-2 concejales.
En la otra orilla, Compromís sumaría un 26,1% de los apoyos del electorado y obtendría entre 9-10 concejales, según las estimaciones realizadas. Sus socios en el ejecutivo local, el PSPV, lograrían un 21,4% de los apoyos y 7 u 8 concejales. Una representación que permitiría al alcalde repetir al frente del consistorio, si bien lo haría por la mínima. Según esta encuesta, Podem-EUPV obtendría tan sólo un 1,4%.
Los datos, según señalan desde Compromís, muestran una fuerte movilización del bloque de derechas, por lo que la continuidad del bloque de izquierdas al frente del Cap i Casal dependería especialmente de que el votante progresista haga lo propio. De hecho, así lo explica el coordinador de estrategia y secretario del grupo municipal Compromís en el Ayuntamiento, Amadeu Mezquida: "Necesitamos que todas las personas progresistas y que no quieren la vuelta a los tiempos del PP, esta vez de la mano de la extrema derecha, salgan a votar en masa". "Ningún voto puede quedarse en casa el 28M", añade.
"La sensación es buena pero no nos podemos confiar, necesitamos una movilización masiva y esperamos conseguirla con una campaña de propuestas, que mire al futuro y en positivo. La prioridad es València y los valencianos. Somos partidarios de movilizar a través de la ilusión y no del miedo a la derecha", expone Mezquida.
Así, Ciudadanos, por ejemplo, se convertiría en un partido 'palanca', dado que el hecho de que acabe superando la barrera electoral y pudiera obtener dos concejales, le permitiría tener en su mano que el gobierno acabe siendo de un color u otro. "Evidentemente el PP ha absorbido buena parte de su electorado pero el hecho de darlo por muerto, como hemos visto en alguna encuesta, responde más a una estrategia del PP que a la realidad, según nuestro estudio", reconoce Mezquida, tras advertir que en todas las encuestas encargadas por Compromís en los últimos meses, la formación que lidera Fernando Giner superaría el listón electoral y resistiría en las próximas elecciones.
En caso de cumplirse los pronósticos, la historia que vivieron Podem y Esquerra Unida hace cuatro años volvería a repetirse a pesar de acudir juntos a las urnas. La tendencia de intención de voto a esta coalición es a la baja respecto a 2019 y, aunque desde Compromís aseguran que han intentado incorporar a personas de ambos partidos en la lista de Ribó para evitar que miles de votos se pierdan por el camino, el acuerdo no ha sido viable. "En los últimos meses se han producido conversaciones con sectores de Unidas Podemos para tratar de llegar a un acuerdo de incorporación y evitar que esos votos acaben apuntalando la mayoría de la derecha al quedarse fuera, pero no ha sido posible".
En concreto, Compromís reservó el puesto número 11 de la lista, para el que habían mantenido conversaciones con el candidato de Esquerra Unida, Pau Díaz. Sin embargo, las reuniones no fructificaron: finalmente Podem y EU decidieron esta misma semana acudir conjuntamente con sus propias siglas y no diluirse dentro de la candidatura de los valencianistas. En caso de haber prosperado, ni Podem ni EU se hubieran presentado a las elecciones con su marca, sino que integrantes de ambos partidos habrían formado parte de la lista de Compromís.
Una estrategia para evitar que los votos depositados en estas fuerzas no se "pierdan" en caso de no superar la barrera electoral. En 2019, de hecho, la coalición morada y EU obtuvieron un total de 16.158 votos y un 4,17% de los apoyos, lo que no solo le impidió entrar en el Ayuntamiento, sino que dejó miles de papeletas por el camino. "Por cómo funciona nuestro sistema electoral (método d’Hondt), los dos primeros partidos son los que salen beneficiados del reparto de escaños. Esto significa que concentrar el voto en Ribó es la mejor garantía y el voto más útil para que el gobierno progresista continue en València", opina Mezquida. "El alcalde Joan Ribó es el preferido entre los votantes progresistas para ocupar la alcaldía a mucha distancia del resto de candidatos/as de la izquierda. La concentración de voto en Compromís será clave el 28M para revalidar el gobierno progresista", añade.
La formación ha realizado ya más de 20 actos en los barrios para explicar sus propuestas para el próximo mandato, principalmente en el ámbito de la vivienda, ya que consideran que será el reto al que se enfrentarán en los próximos cuatro años.
Por otra parte, con el pacto de Podem y Esquerra Unida para acudir de la mano a las próximas elecciones, el puesto 11 que Compromís dejó vacante para incorporar independientes de alguna de estas formaciones en su proyecto, queda libre. La coalición advirtió que esta semana haría público quién ocupará finalmente este lugar y todas las miradas apuntan al arquitecto valenciano David Estal, actual asesor del alcalde en materia de urbanismo y responsable del proyecto del Parque de Desembocadura de Natzaret.
Estal, arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPV València, ha encabezado proyectos de recuperación del espacio público como la Vía Verde de València o el Desayuno con Viandantes y ha sido premiado en varias ocasiones por sus trabajos, como por ejemplo la ampliación del CTA de Alicante.