vino Y MUJERES 

Una bodega propia

Se acerca el 8M y la ola de feminismo, que avanza imparable en todos y cada uno de los ámbitos que configuran nuestra sociedad, no es ajena al mundo del vino.

| 03/03/2023 | 5 min, 58 seg

En aquella lejana segunda ola del feminismo, desde la que escribía Virginia Woolf reclamando una habitación propia, las mujeres vivían reducidas, encajonadas y encerradas dentro del ámbito del hogar, recluidas en las cocinas bajo el techo “protector” del hombre. Las cocinas domésticas, han sido durante siglos el único espacio de semi-libertad en el que podían ser ellas mismas. Un lugar desde el que quejarse, confesarse secretos, relatarse, educarse o recriminar injusticias. Lamentablemente, esa vieja historia de la mujer casada, en casa y con la pata quebrada que hace años deberíamos haber desterrado de nuestra cultura popular, sigue siendo actual.

Ya hablé tras la gala Michelin del año pasado, del papel de la mujer en la gastronomía y de la relevancia que empezaba a tener en nuestra Comunidad. Un papel que parece ser usado más como efecto blanqueador por parte de organismos públicos o privados, instituciones y medios de comunicación, que como elemento disruptivo y transformador. El último caso lo vivimos en la gala Repsol. La cena, compuesta por un menú creado íntegramente por 11 mujeres de nuestra Comunitat, que muchos han tildado de reivindicativo, fue paradigmática de esta situación. La presencia femenina fue testimonial, ya que estas salieron de las cocinas para hacerse la foto de rigor en el auditorio y una vez capturada la instantánea y consolidado el titular, regresaron al interior de las mismas otra vez. Ni rastro de ellas durante el cocktail.

Si bien es cierto que, aunque el ejercicio no fue completo, la intención, que también cuenta, fue digna de aplauso. Como también lo fue el no tan titulado, porque no tuvo eco, hecho de que la bodega de la cena también supusiera una representación integra de la mujer en el mundo del vino de nuestra Comunitat. Y es que, no basta con llenarse el pecho hablando de feminismo en los relatos de marca, sino que hay que demostrarlo. Y como las cosas no se dicen, se hacen, porque al hacerlas se dicen solas, sobre las copas se sirvieron vinos en los que el papel de la mujer ha sido fundamental para su elaboración, bien a través de la enología, bien a través de la dirección de la bodega o incluso de ambas. Bravo.

Les Freses de Mara Bañó, Fuego Lento de Nerea Tomás y Juani Madrigal, Algueña de Maria Luisa Piñeiro, Heretat de Cesilia de Susana Arias, Finca Lagunilla de Laura Ramos, Vins del Comtat de Gemma Giménez, Pinoso de Ana Amat, Virtudes de Araceli Martínez, Mendoza de Sonia Lorente, Casa Balaguer de Marta Ribera, Francisco Gómez de Verónica Morro, Volver de Sofia Cañizares y La Zafra de Mar Cabanes fueron las representantes femeninas que llenaron las copas de alicantinidad demostrando que el vino y las mujeres hace tiempo que salieron de los pasodobles de Manolo Escobar o de las melodías de ese señor y truhán a partes iguales que es Julio Iglesias dejando de ser objetos de deseo, frágiles y vulnerables. Los nuevos tiempos traen nuevos escenarios y las mujeres ya no lloran. Las mujeres facturan.

Como comentaba al inicio del artículo, se acerca el 8M y a pesar de los sarpullidos que pueda generar entre los acólitos de ciertos tiempos pasados, que no siempre fueron mejores (lo siento Ana Iris, tu revisionismo está hueco) y los voceros de esa España que mendruga (porque no nos engañemos, en España madrugamos todos, pero mendrugar, afortunadamente solo unos pocos), el papel de la mujer a la hora de construir, vertebrar y dinamizar territorios, discursos e industrias es fundamental. Fundamental por varios motivos. En primer lugar por su liderazgo asertivo. En segundo lugar por su visión interseccional. Y en tercer lugar por su voz. No se trata de visibilizar ni de dar voz a estas mujeres. Ni son invisibles ni mudas. Tampoco de rendir homenajes. No son heroínas. Solo son seres humanos que luchan contra la adversidad del privilegio por unos espacios que les pertenecen.

Y entre esos espacios está el vino, claro. No lo digo yo. Lo dicen los datos. Las mujeres consumen casi el 50% del vino en España. El 30% de los enólogos de la Federación Española de Enología (FEAE), son mujeres. Ya son más las mujeres que ingresan en cursos y licenciaturas de enología que hombres. Tenemos excelentes divulgadoras, investigadoras y periodistas del mundo del vino como Paz Ívison, Mar Romero, Cristina Alcalá, Emilia Díaz Losada o María Isabel Mijares. Contamos con una española, Almudena Alberca, entre los cuatro únicos Masters of Wine nacidos en España. Con seis premios nacionales de sumillería: María José Huertas, Ruth Cotroneo, Esther Rico, Gemma Vela, Cristina Díaz o nuestra queridísima Manuela Romeralo, pionera en casi todo lo relativo al vino en nuestra Comunidad. Y con líderes en el mundo de las bodegas como Helena Rivero, al mando de Bodegas Tradición, Marisol Bueno de Pazo Señorans, María José López de Heredia de Bodegas López de Heredia Viña Tondonia, Meritxell Juvé de J&C Prime Brands, las hermanas Carolina y Yolanda García Viadero de bodegas Valduero o Marta Álvarez de Vega Sicilia por citar solo algunas de las bodegas más emblemáticas del país.

Pero no solo hablamos a nivel nacional, aquí en nuestra Comunidad tenemos grandes referentes profesionales en el sector. A la ya citada Manuela Romeralo, podemos sumar la labor de Yvonne Arcidiacono en Apicius, Eva Carrizo en Fierro, Sara López en Tavella, Paquita Pozo del Riff, Laura Jurado de Forastera, Cristina Lozano de Momiji, Julia Martínez de Q’Tomas o Clara Puig de Tula en el ámbito de la sumillería. En el mundo de la bodega, también encontramos referentes como Pilar Esteve al mando de Filoxera & Cía, Violeta Gutierrez de la Vega con su Curii uvas y vinos, María José Velázquez de Bodegas Los Frailes, María Sancho de Aranleón, Verónica Romero de Verónica Romero Viticultora, Noemi Arroyo con Noemi Wines, Rosalía Molina de Alto Landón, Silvia Pedrón de Dussart-Pedron, o Noema Ortí de Carmeleta, por citar solo algunas de las más reconocidas.

Como dice Gemma Lienas, una vez te pones las gafas violeta, ves el mundo desde otra óptica. Y en un mundo como el del vino, en el que los matices cromáticos van desde el rojo picota, pasando por el rubí hasta el teja, el violeta es fundamental. En definitiva: la revolución será feminista o no será. Y el mundo del vino, no se va a quedar atrás.


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