VALÈNCIA. Pasado el período navideño, continúa la investigación judicial por el fraude de cuatro millones de euros perpetrado contra la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de València el pasado mes de septiembre. Este miércoles acudieron a declarar nuevos testigos relacionados de alguna manera con el caso, entre ellos una de las trabajadoras de la empresa municipal, la encargada de llevar a cabo las comprobaciones bancarias, cuyo testimonio, pese a encontrarse ella de vacaciones cuando se produjo la estafa, no es de menor importancia dado que puede ofrecer luz sobre el funcionamiento de la empresa.
Esta empleada, pues, declaró en el juzgado que la conciliación bancaria -el cruce de los apuntes contables de la EMT con el extracto del banco- no se hacía de manera diaria y semanal, algo que, según la empresa, dirigida por el edil Giuseppe Grezzi, y gerenciada por Josep Enric García, se realizaba cada día. Así, esta trabajadora aseguró que nunca había tenido la obligación de llevar a cabo esta tarea ni diaria ni semanalmente y que lo hacía a mes vencido.
No obstante, ella estaba inoperativa durante los días en que se produjo el desfalco. En este sentido, dijo que no había ninguna persona directamente encomendada para sustituirla en sus funciones, por lo que se deduce que nadie realizó estas comprobaciones durante aquellos días. Unas consideraciones que, de ser ciertas, desvelan deficiencias en la organización interna de la empresa que podrían haber facilitado la consumación del fraude. Y es que, de haberse realizado las comprobaciones entre el 3 y el 23 de septiembre, se podría haber advertido de la salida de dinero irregular y haber paralizado la sangría económica.
Huelga recordar que fueron unos defraudadores todavía por identificar quienes engañaron por teléfono y correo electrónico a la jefa de Administración de la EMT, Celia Zafra, para que realizara hasta ocho pagos desde una cuenta de la empresa alojada en Caixabank a dos cuentas bancarias situadas en Bank of China con el falso propósito de comprar una empresa en el país asiático. Zafra cayó en el engaño y fue despedida tras conocerse los hechos dado que, sostiene la dirección de la EMT, se saltó los protocolos internos de pago al facilitar las firmas de sus superiores escaneadas a los defraudadores y al dar curso a las transferencias.
Por encima de Zafra en el organigrama se encuentra la jefa de Finanzas, Esmeralda Aparisi, la jefa de Gestión, María Rayón, y el gerente. Desde la cúpula de la empresa se ha descargado la práctica totalidad de la responsabilidad en la empleada cesada y en el banco, que dio curso a los pagos pese a no realizarse por el procedimiento de firma digital, como estaba establecido.
La empleada que acudió a declarar este jueves al juzgado formaba parte del equipo del departamento de Zafra, y tras escuchar las declaraciones realizadas por una de sus superiores, Rayón, dijo que eran mentira: la conciliación era mensual y no diaria. Es más, según fuentes conocedoras de la declaración, Rayón únicamente le preguntó si era posible hacer esta tarea a diario una vez pasada la estafa, a lo que esta administrativa respondió que era "imposible" hacerlo todos los días.
Estas consideraciones son similares a las que realizó en la comisión de investigación creada en el seno de la empresa. Allí, además, subrayó que, de hecho, cuando volvió de las vacaciones, tuvo que retomar el trabajo de la conciliación bancaria por donde lo había dejado en verano. Aseveraciones que demostrarían que nadie se hizo cargo de esta tarea, y que chocan frontalmente contra algunos pilares fundamentales de la posición defendida por la dirección de la EMT, desde donde se ha sostenido en reiteradas ocasiones que el funcionamiento interno de la empresa era el adecuado y que no falló ningún protocolo cuando se produjo el fraude.
También estaba citada como testigo en este caso una de las trabajadoras de Caixabank, la que tramitó los dos primeros pagos ordenados por la directiva de la EMT Celia Zafra. Según la empleada del banco, advirtió a Zafra de si tenía seguriadd sobre todos los datos ya que, en ocasiones, se producían fraudes con este tipo de operaciones. Así, hizo constar en su declaración que comentó a Zafra que no parecía una operativa habitual dado que era una transferencia internacional a China, y que la EMT no había hecho anteriormente.
En las dos primeras transferencias, precisó que llamó al número que tenía como de la responsable de Gestión, María Rayón -de baja en esas fechas- y le cogió el teléfono Zafra. La trabajadora de la entidad bancaria explicó que no comentó nada de estas operaciones al gerente de la EMT -en los primeros días del fraude se encontraba de vacaciones-, porque no estaba obligada a ello y dijo que verificó todos los datos y que Zafra los confirmó.
En la segunda operación recibió un aviso del sistema de verificación de firmas alertando que la de María Rayón no era correcta, unos avisos que, dijo, son frecuentes en clientes de instituciones porque pueden obedecer a algún defecto. Esto se lo comentó a Zafra para que Rayón se pasara por alguna oficina para solventarlo, pero se desconoce si lo hizo. E igualmente, la trabajadora bancaria rechazó el extremo de haber incumplido la normativa, tal y como aseguran en la EMT.
La directiva situada justo por encima de la protagonista de la historia tampoco se percató de la salida de dinero. Se trata de Esmeralda Aparisi, jefa de Finanzas pero que, según su declaración y la versión de la empresa, no tenía ningún tipo de función en el control de la tesorería ni en la realización de pagos. En este sentido, Aparisi dijo que ella revisa la contabilidad "a mes vencido" y realiza un informe de seguimiento de las áreas para el Consejo de Administración de carácter mensual.