MADRID (EP). Uno de los 7.000 idiomas del mundo desaparece cada dos semanas, y la mitad podría no sobrevivir al siglo XXI, dicen los expertos. Para preservar la mayor diversidad lingüística posible frente a esta amenaza, investigadores de la Universidad McGill, en Montreal, Canadá, están proponiendo tomar prestada una hoja de la biología de la conservación.
Al establecer objetivos de conservación, los ecologistas usan árboles evolutivos (diagramas que muestran cómo las especies biológicas están relacionadas entre sí) para identificar especies que tienen pocos parientes cercanos; se dice que estas especies son evolutivamente distintas. Del mismo modo, los avances recientes en la construcción de árboles del lenguaje permiten medir cuán único es un idioma.
"Árboles de especies grandes y bien muestreadas han transformado nuestra comprensión de cómo la vida ha evolucionado y ayudado a dar forma a las prioridades de conservación de la biodiversidad", subraya el científico principal de este trabajo, Jonathan Davies, profesor asociado de Biología en McGill. "La construcción de árboles del lenguaje más completos brinda una oportunidad equivalente para la preservación del lenguaje, además de beneficiar a lingüistas, antropólogos e historiadores", añade.
"La rápida tasa de pérdida de lenguaje, junto con los recursos limitados para la preservación, significa que debemos elegir cuidadosamente dónde centrar nuestros esfuerzos -agrega el coautor del nuevo documento Max Farrell, estudiante de doctorado en el laboratorio de Davies-. Cuanto más aislado está un idioma en su árbol genealógico, más información única contiene y, en última instancia, contribuye a la diversidad lingüística".
Como un estudio de caso, Farrell y el coautor Nicolas Perrault, ahora estudiante graduado en la Universidad de Oxford, Inglaterra, utilizaron este enfoque tomado de la biología de la conservación para generar clasificaciones de 350 lenguas austronesias, habladas en islas diseminadas por el sudeste asiático y el Océano Pacífico.
Pérdida para la Humanidad y la Ciencia
Los científicos extrajeron los datos de un árbol de idiomas de varios cientos de lenguas austronesias publicado por investigadores de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, en 2009, y de Ethnologue, una base de datos digital de más de 7.000 idiomas vivos. En total, hay más de 1.200 lenguas austronesias actuales, por lo que es una de las familias lingüísticas más grandes del mundo.
Para cada uno de los 350 idiomas en el nuevo estudio, los científicos combinaron medidas de diferenciación evolutiva (ED, por sus siglas en inglés) y peligro global (GE, por sus siglas en inglés) para producir una calificación 'EDGE', similar a una métrica utilizada en la biología de la conservación.
El idioma con mayor puntuación fue Kavalan, un idioma excepcionalmente distinto, pero casi extinto, autóctono de Taiwán, donde se cree que las lenguas austronesias se originaron hace entre unos 4.000 o 6.000 años. Las siguientes notas más elevadas fueron para Tanibili, un idioma casi extinto en las Islas Salomón, y los idiomas Waropen y Sengseng, de Nueva Guinea.
Al construir árboles para otros grupos de idiomas y aplicar métricas similares, los especialistas del lenguaje podrían diseñar los esfuerzos de preservación y ayudar a minimizar la pérdida de la diversidad lingüística en el futuro, según los investigadores de este trabajo, que se detalla en un artículo publicado en la revista Royal Society Open Science.
Solo en Canadá, por ejemplo, hay más de 70 lenguas aborígenes, la mayoría de las cuales se consideran en peligro. "Los idiomas son la chispa de un pueblo, el soporte de culturas, y con su extinción perdemos conocimientos únicos sobre la historia humana y la evolución del lenguaje en sí mismo -advierte Perrault-. Su desaparición es una pérdida para la humanidad, la erudición y la ciencia".