Una mirada a la València en la que Turia no era un jardín 

VALÈNCIA. El recientemente galardonado con el premio EMYA (European Museum of the Year Award) al mejor museo europeo del año, el L’ETNO, Museo Valenciano de Etnología, inaugura este jueves 11 de mayo Antes del jardín, una aproximación etnográfica a las relaciones entre la ciudad de València y el Turia. «Los Jardines del Turia son un espacio de indiscutible valor urbanístico, social y patrimonial que ha evolucionado con la ciudad desde su misma fundación. A pesar de todo, la conciencia que nos permite percibirlo así, está todavía en gran medida por construir. Los relatos a menudo centrados en las catastróficas avenidas han dejado de lado otro tipo de relaciones económicas, sociales y emocionales de la ciudad con su río», explican desde L’ETNO. 

Como es propio de la sociología y la etnografía, la narrativa está en la relación de un grupo —los habitantes de la ciudad de València— con un espacio, en este caso, el río Turia antes de su reconversión en jardín. Fotografías, material documental, reflexiones y la colaboración del Ayuntamiento de València a través de la Concejalía de Ecología Urbana y OAM de Parques y jardines con la institución museística se suman en Antes del jardín, una muestra para celebrar el 35 aniversario del jardín del Turia. 

Pau Monteagudo, técnico del Archivo Fotográfico de L’ETNO comisiona esta muestra diseñada por Manel Flor, que analiza, resume y ordena los usos que ha tenido el río y el posterior cauce ajardinado. Para Monteagudo, la exposición está motivada por «la sospecha de que a una gran parte de los usuario del río, tanto locales como visitantes, les es totalmente ajena la gran riqueza de historias que se encuentran en este importante elemento de la ciudad. Restos arqueológicos, anécdotas, momentos clave para la historia…». 

No es la primera experiencia museística alrededor del Turia: hace dos años, por estas fechas, el equipo de Idensitat, relacionado con el CCCC (Centre del Carme Cultura Contemporània) o el Menador Espai Cultural de Castelló, se encontraba en el punto álgido del programa Estéticas Transversales - Ecosistemas de ficción. En él, los cauces se planteaban como metodología o punto de partida para hablar de nuestras relaciones con los ríos. En esta iniciativa se encontraba Turia, el loco, el proyecto de Claudia Campos y Claudio Burguez que antropomorfizaba el río y le otorgaba una narrativa de enajenación mental. 

Como si fuera el fluir del río que ya no es, la muestra se ha elaborado a base de diálogos con otras instituciones y especialistas en hidrografía. El trabajo de Iván Portugués, geógrafo especialista en la historia del cauce, ha servido para tender puentes —nunca mejor dicho— con la Confederación Hidrográfica del Júcar. Esta experiencia pone en relevancia la necesidad del intercambio informativo y reflexivo con distintos órganos de la ciudad que trasciendan de la esfera museística. «En la CHJ se mostraron colaboradores desde el principio. Su archivo ha sido poco explotado para fines culturales a pesar de la gran cantidad de información que contiene relacionada con la planificación urbana y de infraestructuras. Estas colaboraciones siempre enriquecen cualquier tipo de proyecto, y más tratándose de administraciones públicas. Deberían darse con mayor frecuencia para mejor administración de los recursos y los productos culturales»

En Antes del jardín nos encontramos con imágenes de fotógrafos locales esenciales: Luis Vidal, José Penalba o el poco conocido, de momento, Luis B. Lluch Garín. El fondo gráfico Olaechea de la Catedral de València y el propio archivo de L’ETNO incrementan el surtido de instantáneas también participado por el  Archivo Histórico Municipal y el Archivo General y fotográfico de la Diputación de València (AGFDV).

La muestra es contenido y continente. La ubicación escogida para la exposición, el espacio Natúria en el cauce del río, tiene un simbolismo especial ya que según L’ETNO «vincula el relato donde estas memorias arraigan. Además, hay una voluntad de que sea un espacio popular y didáctico, rompiendo los muros de las instituciones clásicas, saliendo fuera, al lugar donde la vida fluye». Podríamos pensar que esta “deslocalización” de L’ETNO guarda similitudes con el Plan Sud, el nuevo lecho del Turia que buscaba solucionar las sucesivas riadas que sufrió la ciudad. 

Vivir en el río, Vivir del río y Vivir el río son los tres pilares que articulan la muestra. En la primera sección, el foco es el cauce como espacio habitable y de vivienda. En Vivir del río, se pretende mostrar las formas de aprovechar los recursos hídricos y las opciones de uso del accidente fluvial. Por último, en Vivir el río, encontramos la transformación del río hacia un uso social y popular que se asemeja al actual. 

«València no nació en balde de espaldas al mar, como acostumbra a decirse, sino deliberadamente de cara a su río», concluyen. Más de tres décadas después de la creación del Jardín del Turia, es necesario preguntarnos por su pasado y poner en valor lo que su evolución ha supuesto para la ciudad.  

La muestra podrá visitarse en el espacio NATÚRIA (Tramo II del Jardín del Turia, entre la avenida Manuel de Falla y el Paseo de la Pechina), bajo el puente de Campanar, hasta el 31 de agosto.