VALÈNCIA. Este fin de semana una utopía queer invade el museo. El claustro del Centre del Carme se convierte, el viernes y el sábado, en el escenario de una fiesta en la que la diversidad se convierte en un pilar clave: Utopía Queer. El proyecto, creado dentro de las residencias de Graners de Creaciò, aglutina a tres colectivos valencianos que convertirán el Centre del Carme en un espacio de diálogo sobre lo disidente. Ellos son: Eyas Dance Project, Prototipo Mad y el bailarín Mauri Pérez. Todos juntos crean un espacio de debate en el que, a través de las artes valencianas, se habla de un movimiento que busca ser visto y ser celebrado. Por parte del colectivo valenciano Eyas Dance Project el bailarín y creador Carlos González explica a Culturplaza las claves del evento, y sus puntos fuertes para conquistar el museo.
La filosofía de todos los proyectos de Graners de Creació es generar un evento en el que se vea a los colectivos de València y se comprenda su importancia y parte de su historia. Para ello montan una pasarela abierta al públic y programan actuaciones de danza que “rompen con todo”. González considera que es un evento de “resistencia” a través del que se busca mostrar que las personalidades LGBTI están presentes y que se celebran día a día: “Hemos generado un espacio con muches artistes LGBTI para celebrar que existimos y que no nos van a borrar de ningún sitio. Es un acto reivindicativo, muy visual y de gran alcance político”. Dentro del claustro lo que se puede ver, por parte de Eyas Dance Project, es una danza en la que todo tipo de cuerpos diversos e identidades practican una danza sensorial “llena de placer y de color”, que conecta con todo tipo de cuerpos.
“Trabajamos con un imaginario muy abstracto y muy sensorial, lleno de color y de placer. Es una manera de conectar con nuestros cuerpos e identidad. Lo importante es demostrar que todo el mundo puede bailar, y nosotros queremos celebrar que además conecta mucho con la libertad de expresión individual de cada persona”. Tras varios años de trabajo observan que el público les recibe con una reacción muy reveladora y agradecida, algo que creen que en el museo se magnifica gracias al espacio: “Al final es llevar este arte a espacios que están apartados de la escena nocturna. Cambiar de lugar permite que se haga un viaje más sensorial y que permite a la gente que esté más conectada con su propio cuerpo en según qué momentos”.
También se suben al escenario, de la mano de Prototipo mag, drag queens y gente “muy queer y necesaria”, que dentro del panorama valenciano pretende contar algo que conecta con un arte político. El claustro se convierte en un espacio libre de expresión artística, donde un Dj comienza recibiendo a la gente que se quiere unir a la utopía. González explica que también se lleva a cabo la lectura de un manifiesto, seguido de una dinámica de improvisación sensorial para que todo el mundo esté en “la misma vibración”.
A esta actividad le sigue un viaje sensorial en el que performances, pasarelas y demás actuaciones guiarán al público a todo tipo de lugares. Esto a su vez se nutre de un listado de participantes abierto: “Tenemos una pasarela abierta para todo el mundo, quien quiera puede subirse, desfilar y ser celebrade por el colectivo. Hay desde actuaciones de drags hasta una actuación en la que una señora quiere cantar canciones de Disney”, explica González, y concluye: “aquí hay espacio para todes”.