VALÈNCIA (EFE). La Unión Europea y Nueva Zelanda firmaron este domingo un acuerdo de libre comercio con el que aspiran a aumentar en un 30 % sus intercambios comerciales gracias a la eliminación de aranceles a las exportaciones y la mayor apertura de sus mercados de servicios.
"Es un acuerdo de libre comercio muy ambicioso y muy equilibrado. Creo que proporciona muchas oportunidades para nuestras respectivas empresas", dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una rueda de prensa junto al primer ministro neozelandés, Chris Hipkins, antes de la firma en Bruselas.
El acuerdo, concluido en 2022 tras cuatro años de negociaciones, eliminará todos los aranceles a las exportaciones desde la UE hacia Nueva Zelanda, que consisten principalmente en productos manufacturados, mientras que el bloque comunitario los suprimirá para la gran mayoría de las exportaciones del país Pacífico, que envía a los Veintisiete sobre todo productos agrícolas.
El comercio bilateral de bienes entre ambos ascendió a 9.100 millones de euros en 2022 y el de servicios a 3.500 millones en 2021, en tanto que las inversiones de la UE en Nueva Zelanda alcanzaron los 9.300 millones y las de este país en los Veintisiete los 4.300 millones, según las últimas cifras publicadas por el Ejecutivo comunitario.
Bruselas espera que con este acuerdo las exportaciones de la UE a Nueva Zelanda puedan aumentar en hasta 4.500 millones de euros al año, las inversiones europeas crezcan un 80 %, y las empresas del bloque ahorren 140 millones de euros al año, según explicó el vicepresidente de la Comisión responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis.
Una vez sea ratificado por ambas partes y entre en vigor, el pacto conllevará también la apertura del mercado de servicios neozelandés para las firmas europeas en sectores como los servicios financieros, las telecomunicaciones o el transporte marítimo, y una mejora de su acceso al mercado de licitaciones públicas del país, valorado en unos 60.000 millones de euros al año.
Por su parte, Nueva Zelanda estima que el acuerdo con el que hoy es su tercer socio comercial le permitirá aumentar sus exportaciones a la UE en 1.800 millones de dólares al año (1.640 millones de euros), según explicó el ministro de Comercio neozelandés, Damien O'Connor, en rueda de prensa.
En el capítulo agroalimentario, sensible para la UE dada la fortaleza de Nueva Zelanda, además de la eliminación de todos los aranceles a las exportaciones europeas, el acuerdo protege todos los vinos y bebidas espirituosas europeas y otros productos con denominación de origen, como el vino de Rioja o el queso manchego.
Asimismo, para algunos productos que preocupaban a los europeos, como lácteos, carne bovina y ovina, etanol o maíz, se limitará el volumen de importaciones neozelandesas que pueden beneficiarse de la rebaja de aranceles.
Por otro lado, el acuerdo incluye por primera vez compromisos en materia de sostenibilidad y exige cumplir el Acuerdo de París por el Clima, previendo incluso sanciones si no se respeta, en línea con el nuevo enfoque adoptado por la UE para promover la sostenibilidad también a través de sus relaciones comerciales.
"Hay resultados pioneros en cambio climático y Acuerdo de París e importantes compromisos en otras áreas, incluyendo derechos laborales, igualdad de género o subsidios perjudiciales para el medio ambiente", destacó el primer ministro neozelandés, haciendo hincapié en el "compromiso compartido" de ambas partes con los derechos humanos, la seguridad global o el sistema internacional basado en reglas.
Dentro de esta cooperación se enmarca también el acuerdo, firmado igualmente este domingo, para que Nueva Zelanda participe en el programa de investigación e innovación comunitario Horizonte Europa, que movilizará unos 100.000 millones de euros en siete años, así como el pacto para que el país coopere con Europol, en vigor desde hoy.
"Estos acuerdos acercan a la UE y Nueva Zelanda aún más. A pesar de estar a un mundo de distancia tenemos mucho en común", dijo Von der Leyen, quien agradeció a Nueva Zelanda haberse alineado con las sanciones europeas a Rusia y su apoyo a Ucrania a pesar de estar en las antípodas.
"De la guerra rusa en Ucrania al aumento de las tensiones en la región Indo-Pacífica, el entorno geopolítico es cada vez más cambiante e incierto. Razón de más para que socios que piensan de forma similar como nosotros reforcemos nuestros lazos para navegar los diferentes riesgos", añadió.