Parecemos vivir en un claro atasco bursátil en el que independientemente de los catalizadores que se vayan dando y la naturaleza de los mismos, estos no proporcionan la claridad suficiente para que el mercado determine una clara dirección
MADRID. En las últimas sesiones bursátiles estamos observando como el mercado se está moviendo en un rango lateral al que nos viene teniendo acostumbrados desde que viviéramos los mínimos anuales de finales de septiembre. Parecemos vivir en un claro atasco bursátil en el que independientemente de los catalizadores que se vayan dando y la naturaleza de los mismos, estos no proporcionan la claridad suficiente para que el mercado determine una clara dirección.
Esta lateralidad es particularmente incómoda para todo tipo de inversores, ya que después de las caídas tan pronunciadas que hemos tenido desde zona de máximos estar en tierra de nadie provoca más un desánimo generalizado que un optimismo en los mercados en la actualidad.
Los únicos índices que parecen comportarse de una mejor manera en un análisis técnico puro son los americanos, celebrando el plácido letargo que está sufriendo la subida de tipos de interés en su economía. Sin embargo, debemos prestar atención a cada caso en particular de los tres grandes (S&P 500, Dow Jones, Nasdaq) donde solo este último índice tecnológico acumula una rentabilidad positiva en el año. Además, si añadiéramos el Russell 2000, que integra a compañías de pequeña y mediana capitalización bursátil, veríamos un panorama mucho más negativo.
El comportamiento de este índice se asemeja o refleja de una manera más veraz el comportamiento de la economía real y viendo su proyección -o mejor dicho declive- podemos estimar que la economía norteamericana, la base de la misma con las pequeñas y mediana empresa que suponen el tanto porcentual más elevado de la economía norteamericana, no termina de carburar.
En el caso de Europa la situación es todavía peor tomemos el índice de referencia que tomemos, dado que nos encontramos con un claro dique de contención prácticamente infranqueable para todos. Nuestro Ibex 35 sigue moviéndose en un rango de 1.000 puntos y sin conseguir cerrar por encima de los 10.400 desde el pasado verano; mientras que el Dax Xetra alemán ampliando su rango de lateralidad hasta los 1.200 puntos pero cuya barrera se sitúa en la cota de los 10.500 y, por el momento, bastante lejos de ella no hace ver al inversor atisbos de una clara remontada de aquí a finales de año.
Pero hay que ver el lado positivo de la situación técnica actual, particularmente en el Ibex 35, Cac francés, Mib italiano, Ftse inglés e incluso el Dax alemán, debemos saber que de llegar cualquier tipo de noticia que proporcione algo de oxígeno al mercado será positivo aunque todo hace pensar que las noticias negativas no han acabado pero debemos saber que tal circunstancia siempre van a estar ahí.
Con esta premisa clara, seguimos estimando que romper niveles de resistencia con los que se topan una y otra vez el Ibex 35 -y sus homólogos europeos-, hará que tengamos un buen final de año para la renta variable en general.
El inversor siempre espera algo más para tomar una decisión final con la mayor claridad posible, pero con la cantidad de frentes abiertos que tenemos en la actualidad lo más sensato es ver si estos están disminuyendo en lo que a importancia se refiere o podrían causar una incertidumbre aún mayor. Los focos parecen haberse apaciguado y lo único preocupante es la diversidad de los mismos desde Estados Unidos a China, pasando por Brasil, con la apreciación del dólar y el petróleo....
Todo ello, al contrario de lo que podemos llegar a pensar, puede ocasionar una clara oportunidad de compra en renta variable. Cuando el inversor siga esperando que las aguas vuelvan a su cauce -y que lluevan las noticias positivas- pudiera ser que el mercado ya haya tomado una dirección.
Viendo la gran volatilidad que hay en el mismo lo habitual es que cuando se quisieran sumar al tren de la rentabilidad, ya se habrán perdido gran parte de la fiesta y un buen rendimiento, que por el camino se habrán llevado los de siempre. En este punto al inversor se le plateara una nueva incertidumbre: saber si es tarde o no para la toma de nuevas posiciones una vez ya se ha dado el rebote técnico.
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